Andaluc¨ªa en la atm¨®sfera plural
No puedo ocultar la doble emoci¨®n que sent¨ª hace escasos d¨ªas cuando, a las doce de la ma?ana del 6 de diciembre, escuchaba el himno nacional desde uno de los esca?os del Congreso de los Diputados y, ocho horas m¨¢s tarde, desde un palco del Teatro Real, volv¨ªa a escucharlo, esta vez interpretado antol¨®gicamen-te por la Orquesta Sinf¨®nica de Madrid, en ambos casos con la presencia de S.M. el Rey Juan Carlos y la familia real.
La emoci¨®n, entiendo, de un andaluz que teniendo su cord¨®n umbilical fuertemente unido a la riqueza placentaria de Andaluc¨ªa, ha aprendido a crecer y desarrollarse en ese amplio universo que representa Espa?a, valorando con ello la atm¨®sfera plural que la envuelve, la cual termina conjug¨¢ndose, como el aire que respiramos, en una mezcla tan equilibrada como vital para nuestros tejidos.
"Los andaluces tenemos mucho que aportar en este conflicto abierto"
"Andaluc¨ªa no ha mostrado nunca pujos ni petulancias de particularismo"
Respeto -no podr¨ªa pensar de otra forma quien se siente dem¨®crata- a aquellos que dicen asfixiarse en el clima constitucional que entre todos creamos hace veinticinco a?os, por mucho que no comparta con ellos la evoluci¨®n del s¨ªndrome que padecen, m¨¢xime cuando, parad¨®jicamente, en estos cinco lustros ha habido momentos en los que han respirado a pleno pulm¨®n, demostrando con ello el escaso fundamento etiopatog¨¦nico de su mal.
Un respeto que me permite, al contrario de lo que a ellos les ocurre, intentar comprender qu¨¦ motivos existen para, desde la diversidad nunca excluyente, entender como incompatible la coexistencia pac¨ªfica y complementaria del Pa¨ªs Vasco o Catalu?a con Andaluc¨ªa, en un entorno social, econ¨®mico, pol¨ªtico y geogr¨¢fico como el que a lo largo de la historia ha ido evolucionando hasta el que en la actualidad hemos alcanzado.
Recuerdo aquellas palabras de Ortega y Gasset, que descubr¨ª hace a?os, cuando escribiendo de nuestra Comunidad afirmaba que "Andaluc¨ªa, que no ha mostrado nunca pujos ni petulancias de particularismo, que no ha pretendido nunca ser un Estado aparte, es, de todas las regiones espa?olas, la que posee una cultura m¨¢s radicalmente suya".
?Y porqu¨¦ quien posee, como Andaluc¨ªa, el rasgo m¨¢s diferenciador de toda sociedad, la cultura, como valor m¨¢s singular, se siente mucho m¨¢s integradora que algunas otras Comunidades que exhiben la lengua, uno de los muchos rasgos de la cultura, como su m¨¢s significado elemento diferencial?
Ser¨ªa infantil reducir la respuesta a una sola frase o al esquem¨¢tico an¨¢lisis que pudiera comprimirse en un art¨ªculo de opini¨®n, pero lo cierto es que, en los momentos actuales, nos estamos moviendo en un escenario ficticio, nada real, en el que no debemos entrar a escenificar ning¨²n tipo de obra si queremos no caer en el m¨¢s absoluto de los esperpentos.
Somos un Estado, lo hemos sido durante siglos, que ha venido encontrando sus elementos de cohesi¨®n en la interdependencia social, cultural y econ¨®mica de quienes en unas latitudes y otras lo hemos conformado a trav¨¦s de la historia.
Una interdependencia que se mantiene viva por mucho que haya quienes, desde su ego¨ªsmo pol¨ªtico, ¨ªntimamente ligado a su propia marginalidad, declaren una suficiencia te¨®rica, sin consistencia pr¨¢ctica alguna.
Por ello que la serenidad deba regir todos los movimientos de quienes asumen la hist¨®rica responsabilidad de construir para la sociedad vasca en estos momentos, puede que para la catalana pr¨®ximamente, un discurso pol¨ªtico y social que la traslade al verdadero escenario en el que tengan cabida todos los actores y en el que el gui¨®n no solo est¨¦ lleno de contenido sino hilvanado en una secuencia l¨®gica.
No son oportunas, al menos as¨ª lo entiendo, intempestivas bajadas del tel¨®n, buscando desmontar la trama, cuando existen recursos pol¨ªticos y hasta jur¨ªdicos suficientes para intentar convencer al espectador de la escasa calidad de aquella.
No podemos caer en el grave error de la autosuficiencia, de sentirnos en posesi¨®n del libreto m¨¢s completo, de los actores m¨¢s cualificados, negando a los dem¨¢s su participaci¨®n en las decisiones, cuando la pluralidad representa uno de los mejores recursos para englobar a toda una sociedad en un criterio com¨²n.
Andaluc¨ªa, los andaluces de la izquierda, socialista o comunista, del centro o la derecha, tenemos mucho que aportar en este conflicto abierto en nuestro Estado, reclamando de los partidos que representan a las distintas tendencias que apoyamos, que modulen sus posturas, de forma que, desde el di¨¢logo, la l¨®gica y la raz¨®n, desenmascaren a quienes pretenden que su anoxia existencial sea compartida por toda una sociedad que en los ¨²ltimos a?os no ha logrado encontrar otros referentes que aquellos que hoy demandan su independencia.
Enrique Bellido Mu?oz es senador por C¨®rdoba
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