Zidane repite el control de todos los controles
Cuando habla de f¨²tbol, Zidane se recrea describiendo y recordando "gestos". Como ¨¦l dice, les gestes. Cuando le preguntan por sus mejores goles, se apresura a evaluarlos seg¨²n la calidad de los "gestos" que contengan. Sean suyos o de otros, asegura que los "gestos" son como piezas que le gusta archivar y repasar, como copias de pinturas. Y hay un gol que aprecia especialmente. Lo marc¨® en el Stade de France con la selecci¨®n francesa en un partido contra la rusa. Fue un pase largo desde su campo, seguido de una carrera directa a la porter¨ªa. Se meti¨® ente los centrales al tiempo que levant¨® la pierna derecha, se suspendi¨® en el aire y fij¨® la pelota en su empeine, frenando la ca¨ªda. Luego, remat¨®. Al recordarlo, en un documental autobiogr¨¢fico que hizo con Canal +, dec¨ªa: "Me gusta ese control, ese gesto".
El control del Stade de France fue exactamente igual al que Zidane hizo ayer antes de dar el pase a Ronaldo para que marcara el primer gol. El control retrata a Zidane como jugador y demuestra sus exquisitos fundamentos. Sin ese movimiento, el env¨ªo de Beckham era inocuo y el gol de Ronaldo imposible.
En los palcos vip del Bernab¨¦u, donde reina un silencio subacu¨¢tico, las cosas que pasan en el campo parecen ocurrir en otra dimensi¨®n. Cunde la degustaci¨®n de jabugos y guijuelos y, al otro lado del cristal, las im¨¢genes se reproducen como una fantas¨ªa en un televisor sin sonido. Metidos ah¨ª dentro, los espectadores vip pudieron considerar que el control era tan normal como los mutantes en una pel¨ªcula de mutantes.
Pero aquella carrera de espaldas a la pelota y aquel gesto soberano con que el franc¨¦s la domin¨® cuando la puso sobre su empeine desde 40 metros fue un acontecimiento extraordinario. Una demostraci¨®n de poder que redobl¨® acto seguido: cuando baj¨® el bal¨®n a la hierba y se lo llev¨® siguiendo el mismo movimiento del control, con el lateral del tac¨®n... Fue el control de todos los controles. O el contracontrol. Del otro lado del cristal se oyeron miles de sonidos guturales. El p¨²blico llano se qued¨® perplejo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.