El elegido de Arzalluz, en busca de la unidad nacionalista
Joseba Egibar (Andoain, Guip¨²zcoa, 1959) es el heredero natural, el pol¨ªtico crecido a la sombra de Xabier Arzalluz, quien abiertamente lo ha nombrado sucesor a pesar de los recelos y la animadversi¨®n que su figura siempre ha despertado en sus compa?eros de la poderosa ejecutiva de Vizcaya, que aglutina el 80% de la militancia del partido. Su condici¨®n de portavoz oficial del PNV desde hace 17 a?os, y del grupo parlamentario desde hace cinco, le han aportado experiencia interna y relevancia p¨²blica, pero no han suavizado el escepticismo que produce su figura de nacionalista radicalizado, a pesar de que Arzalluz se haya erigido, sorprendentemente, en su protector.
Egibar tiene el apoyo del viejo aparato que ha gobernado junto a Arzalluz el PNV estos 20 a?os -Luis Mar¨ªa Retolaza y Gorka Agirre entre ellos- y que ahora trata de mimetizar al aspirante con la figura de Arzalluz como la garant¨ªa del mantenimiento de la esencia y la historia. Bregado en el partido, es cierto que Egibar presenta una densa trayectoria, pero circunscrita a la pol¨ªtica interna y sin proyecci¨®n fuera del Pa¨ªs Vasco, esencial diferencia con su mentor, que ha sido interlocutor privilegiado del PNV en las canciller¨ªas.
Impulsor del acuerdo entre nacionalistas desde que, a principios de los a?os noventa, lograra el primer pacto con HB sobre el trazado de la autov¨ªa del Leizar¨¢n, Joseba Egibar ha liderado la pol¨ªtica de unidad nacionalista que fructific¨®, en septiembre de 1998, en el Acuerdo de Lizarra, tras sellar el pacto con ETA que origin¨® la primera tregua en septiembre de 1998. El fracaso de esta iniciativa no le ha apartado, sin embargo, de su l¨ªnea independentista que ¨¦l alimenta con un perfil de nacionalista radicalizado que conecta bien con sectores de las nuevas generaciones del partido.
Egibar logr¨® un fuerte cr¨¦dito interno en 1986, tras la escisi¨®n que desangr¨® el PNV en Guip¨²zcoa a expensas de Eusko Alkartasuna, el partido de Carlos Garaikoetxea. Con apenas 25 a?os y la vivencia de la Transici¨®n como bagaje pol¨ªtico, dej¨® sus estudios de Derecho para hacerse cargo de una raqu¨ªtica organizaci¨®n en Guip¨²zcoa, casi extraparlamentaria, a la que en cinco a?os logr¨® dar la vuelta al expulsar a la escindida EA de puestos de poder como la alcald¨ªa de San Sebasti¨¢n o la presidencia de la Diputaci¨®n Foral, a costa de pactar con el PSOE y el PP. Su audacia, premiada con los resultados, le abri¨® entonces la puerta del poder en el partido.
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