Anfibio y multicolor

En la jornada inaugural de su cita de seis d¨ªas con Calle 54, Greg Osby demostr¨® el lunes ser un saxofonista de m¨²sculo largo, moldeado por el esfuerzo, pero tambi¨¦n por la experiencia y el talento. En su sonido se percibi¨® la rotunda plenitud de los antiguos maestros del saxo alto, aunque su fraseo de alto riesgo habl¨® de un m¨²sico bien asentado en la modernidad m¨¢s consolidada. Expon¨ªa la melod¨ªa y casi parec¨ªa un caballero de la mesa redonda; comenzaba a improvisar, y se enfundaba la malla de Batman. Un salto hist¨®rico de v¨¦rtigo que Osby supo dar con la elegancia de una gacela anfibia y multicolor.

El saxofonista anunci¨® que iba a tocar algunos standards contenidos en su espl¨¦ndido ¨²ltimo disco (St. Louis shoes); s¨®lo se salt¨® el gui¨®n para a?adir Indiana y Jitterbug waltz. Y muchos m¨¢s que hubiera podido incorporar con el apoyo de un cuarteto tan cuajado como el suyo: el contrabajista Matthew Brewer sorprendi¨® con solos t¨¦cnicamente irreprochables, y a¨²n m¨¢s llam¨® la atenci¨®n Megumi Yonezawa, pianista hier¨¢tica que puso todo el baile en unas manos diminutas que tambi¨¦n supieron manejar vastas dimensiones sonoras como kilom¨¦tricos lienzos abstractos. Eric McPherson record¨® por momentos a Vernell Fournier, aquel bater¨ªa apaciguador que tan bien le aguantaba los silencios a Ahmad Jamal en su etapa dorada.