Que no se enteran
A los cr¨ªticos de Nueva York no les ha debido de gustar que Elephant recuerde pasajes de la m¨¢s s¨®rdida realidad de su pa¨ªs, especialmente tras el corrosivo documental, Bowling for Columbine, que Michael Moore hizo sobre la misma matanza. A pesar de que esta pel¨ªcula de Gus van Sant obtuviera la Palma de Oro del ¨²ltimo Festival de Cannes, no ha sido considerada en la lista de las supuestas 10 mejores del a?o que los cr¨ªticos neoyorquinos acaban de dar a luz. Han preferido, entre todas, la ¨²ltima parte de El se?or de los anillos, que al d¨ªa siguiente se estrenaba oportunamente en todo el mundo. A los miembros del American Film Institute les ha pasado otro tanto al decidir que El ¨²ltimo samur¨¢i est¨¢ entre las grandes del a?o, poco antes de que nos la estrenen en Europa con la presencia en carne y hueso del mism¨ªsimo Tom Cruise. Sorprende la coincidencia de estos sabios del cine con el lanzamiento de los nuevos productos de su industria. Incluso hay quien dice que estos premios son s¨®lo intentos de las productoras para forzar a su favor los pr¨®ximos Oscar. Juegos, intereses, entre ellos.
Jos¨¦ Luis Borau es un cineasta que le ha abierto al cine espa?ol ventanas, puertas, puentes y acueductos...
Tom Cruise vendr¨¢, efectivamente, a Espa?a, rodeado de esas precauciones casi m¨ªsticas con las que dicen que algunas estrellas se suelen mover por el mundo. Se alojar¨¢ a lo largo y ancho de dos plantas enteras de un hotel madrile?o, rodeado de todas las protecciones, y dedicar¨¢ a los periodistas 45 minutos de su vida, que podr¨¢n aprovechar para entrevistarle mientras el actor vaya caminando por la alfombra roja la noche del estreno. Puede que hasta vuelva a estar en vigor la advertencia de que no se le mire directamente a los ojos, tan repetida en el estudio londinense donde Cruise rod¨® Misi¨®n imposible. Sin salir de su burbuja, es dif¨ªcil que estos chicos del cine americano se enteren de lo que pasa en el mundo. Mark Wahlberg, por ejemplo, se present¨® en San Sebasti¨¢n durante un par de d¨ªas para promocionar The Italian Job con m¨¢s palos de golf en la maleta de los que se puedan usar en un mes. Y jugar al golf es lo que hizo en sus ratos libres, sin enterarse de c¨®mo era la ciudad ni su llamado marco incomparable, ni saber, en fin, que hay otros lugares y otras gentes. Y no s¨®lo ¨¦l; la mayor¨ªa de los ejecutivos de multinacionales que visitan festivales tratan de no cambiar en nada lo que cada d¨ªa hacen en su aldea. ?C¨®mo se les va a ocurrir luego hacer pel¨ªculas interesantes? ?O fijarse, por ejemplo, en la de Gus van Sant?
Nosotros, en cambio, somos otra cosa. El rumor cinematogr¨¢fico de la semana ha consistido en que Jos¨¦ Manuel Parada puede dejar de presentar Cine de barrio, para ser reemplazado por la singular Carmen Sevilla. En los medios informativos han aparecido ambos contendientes con declaraciones enigm¨¢ticas. Que si la raz¨®n del cambio est¨¢ en los excesivos 14 millones de pesetas semanales de Parada para producir la cosa, que si conten¨ªa demasiada publicidad encubierta -fue espectacular aquella vez en que la Montiel tuvo que comerse una ensalada a las cinco de la tarde, rociada con abundante aceite Carbonell, "y no otro, ?verdad, Sara?"-, que si el presentador hab¨ªa aparecido toquete¨¢ndose p¨²blicamente con Marujita D¨ªaz y que ello no hab¨ªa gustado en las altas esferas... Nada se dice, en cambio, de las pel¨ªculas que puedan emitirse a partir de ahora. Probablemente el programa seguir¨¢ inmerso en su ombliguismo, como el de esas estrellas jugadoras de golf que no abren jam¨¢s una ventana para ver m¨¢s all¨¢ de sus narices.
Nada fundamental cambia. Ah¨ª tenemos, por ejemplo, a Jos¨¦ Luis Borau, concentr¨¢ndose en su nueva actividad de escritor mientras siguen aplazadas sus nuevas pel¨ªculas (deliciosos los cuentos de Navidad, horrible Navidad, que ha publicado Ocho y Medio). Borau es un cineasta que le ha abierto al cine espa?ol, por activa y por pasiva, ventanas, puertas, puentes y acueductos... Y ahora se le quiere recluir en un zulo. ?l no se conforma, y sigue en activo. Como puede, filmando o escribiendo, es decir, neg¨¢ndose a s¨®lo jugar al golf o a repetir f¨®rmulas caducas semana tras semana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.