Nuestros esperpentos de cada d¨ªa
Leer por primera vez a Jos¨¦ Donoso (Santiago de Chile, 1924-1996) implica abrir los ojos a un mundo espeluznante, caer de cabeza a un universo con sus reglas propias, regentado por una galer¨ªa de tiernos monstruos sin Dios ni ley. A lo largo de su obra, el c¨¦lebre escritor chileno ha establecido las coordenadas elementales para, primero, describir y comprender la subrepticia lucha social y criticar desde el interior las altas esferas ligadas a la aristocracia latinoamericana de mediados del siglo pasado, una clase con la cual el propio autor se encontraba social y familiarmente vinculado. Desde un punto de vista estrictamente literario, su prosa infalible desnuda con crueldad los intrincados laberintos de la degradaci¨®n, la muerte y el deterioro.
La primera vez que recorr¨ª las p¨¢ginas de El obsceno p¨¢jaro de la noche (1970) me enfrent¨¦ a un texto duro, una de esas novelas que se leen reposadamente bajo el humo de un cigarrillo mientras la angustia intr¨ªnseca del universo donosiano lo devora todo. Mucho antes, gracias a las lecturas de Coronaci¨®n y El lugar sin
l¨ªmites, y muy especialmente del volumen de nouvelles Cuatro para Delfina, hab¨ªa penetrado en ese infierno de tonalidades grises que componen la escenograf¨ªa habitual del escritor.
Donoso es impredecible: se mueve sin cautela entre lo rural y lo urbano, eligiendo a menudo el campo chileno, el pueblo sin piedad donde absolutamente nada es lo que parece o el balneario exclusivo donde la ¨¦lite devela sus vicios y virtudes. El mejor ejemplo de este ¨²ltima caracter¨ªstica podr¨ªa ser Jolie
Madame, novela breve donde el escritor sit¨²a dos grupos de personajes: los ca¨®ticos miembros de una familia de clase alta y sus empleadas dom¨¦sticas, las encargadas de cuidarlos mientras pasan los tres meses de verano en una casona de la playa de Cachagua. Este relato dividido entre la piedad y la violencia se emparenta directamente con su obra cumbre, El obsceno
p¨¢jaro..., una novela de largo aliento y fruto de ocho a?os de ardua escritura donde el tema fundamental es la identidad como clave para comprender los conflictos de uno (o m¨¢s) seres humanos.
A trav¨¦s de una est¨¦tica de salvaje violencia y a menudo desgarrada entre el dolor y la redenci¨®n, se elabora un verdadero mapa de la personalidad donosiana. El escenario es aterrador e incluso son reconocibles ciertos elementos g¨®ticos que recuerdan a Edgar Allan Poe y el mejor cine de la Hammer. De la mano del Mudito, inolvidable y camale¨®nico narrador en perpetua b¨²squeda de un punto de vista, se introduce al lector a las interminables dependencias de la Casa de Ejercicios Espirituales de Encarnaci¨®n de La Chimba, una residencia no muy distinta a la imaginada por Narciso Ib¨¢?ez Serrador en la pel¨ªcula hom¨®nima y cuyas instalaciones son compartidas por dos tipos de internas: las olvidadas ex sirvientas de familias adineradas y un peque?o grupo de vagabundas infantiles. As¨ª se construye el primer eslab¨®n de la novela, descrito por el mismo Donoso como "el n¨²cleo de las viejas". En segundo lugar se encuentra el clan Azcoit¨ªa, familia de apellido socorrido acostumbrada a "correr un tupido velo" sobre las atrocidades cometidas en nombre del poder, el dinero y el abolengo. M¨¢s all¨¢, latiendo en las zonas m¨¢s tremebundas de la estructura de esta obra, surge la dimensi¨®n desconocida de la brujer¨ªa, el imbunche, los ni?os-monstruos y los temibles p¨¢jaros nocturnos que presagian el terror.
A medida que el relato avanza, el orden establecido al interior de la Casa de Ejercicios Espirituales comienza a perder su rigor. Nacen el desorden, el caos, la entrop¨ªa y m¨¢s temprano que tarde esa nada se expande inevitablemente sobre los personajes, la narraci¨®n, la prosa y tambi¨¦n sobre el lector.
Donoso se regocija en presentar un mundo dual donde hasta los m¨¢s ¨ªnfimos detalles tienen dos caras. La llamada zona salvaje, ese subterr¨¢neo pavoroso que durante a?os ha sido fuente de inspiraci¨®n para el cine y la literatura, adquiere hacia el final de la novela caracter¨ªsticas ¨¦picas, ti?endo de dolor y repulsi¨®n las im¨¢genes que se desprenden del texto.
Donoso ha calificado esta obra cumbre como su gran family
romance, entendiendo as¨ª la novela como el compendio de las obsesiones m¨¢s desesperadas de su primera etapa -la que incluye, por cierto, Coronaci¨®n, El lugar sin l¨ªmites y Este domingo-. Con El obsceno p¨¢jaro de la
noche, estil¨ªsticamente quiz¨¢s la obra m¨¢s perfecta de su autor, Donoso aniquila todos los monstruos que lo vieron crecer en el Chile de su ni?ez, ese pa¨ªs de clases sociales inmutables, de chismes en voz baja que derriban reputaciones, de esperpentos de mil caras que pululan en la penumbra sin que nadie advierta su condici¨®n. Seg¨²n las palabras del autor, "con esta novela me desprend¨ª, creo yo, de ese terror, el m¨¢s intenso y permanente terror de mi vida".
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