De Paredes y Pedrosa, con voz propia
Ignacio Garc¨ªa Pedrosa (Madrid, 1958) tiene una teor¨ªa: frente a la cantera de escritores y pintores de calidad nacidos en Espa?a, aqu¨ª nunca ha habido ni grandes arquitectos ni grandes m¨²sicos. Lo atribuye a que estas dos profesiones son trabajos de equipo. Nada m¨¢s lejos del hacer individualista nacional. El trabajo en equipo, precisamente, es para ¨¦l y para su esposa y socia, ?ngela Garc¨ªa de Paredes (Madrid, 1957), la clave de la buena arquitectura. As¨ª comenzaron ellos, formando equipo con el padre de ?ngela, Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa de Paredes, considerado un experto en auditorios. Cuando ¨¦ste muri¨®, abrieron su propio estudio. Han pasado doce a?os y, en ese tiempo, la pareja no s¨®lo ha demostrado que ten¨ªa mucho que decir, tambi¨¦n ha sabido encontrar una voz propia con la que decirlo.
"Con la arquitectura ocurre lo mismo que con la escritura, uno es consciente de sus ideas, pero no de su caligraf¨ªa"
PREGUNTA. Inauguran estos d¨ªas tres edificios p¨²blicos. ?Hasta qu¨¦ punto marca esa condici¨®n la austeridad de su arquitectura?
IGNACIO GARC?A PEDROSA. Es posible que nuestra arquitectura sencilla y limpia propicie unas im¨¢genes adecuadas para los entornos urbanos consolidados en los que nos interesa trabajar.
P. ?Por qu¨¦ les interesa ese tipo de entornos?
IGP. La ciudad ha sido siempre lo m¨¢s atractivo para un arquitecto, y hoy los n¨²cleos consolidados representan un campo f¨¦rtil para la arquitectura moderna. La ciudad no queda hecha para siempre, hay un grado de permeabilidad. Y son las instituciones las que pueden intervenir en los centros.
?NGELA GARC?A DE PAREDES. Construir en el centro de Madrid es una oportunidad al alcance de pocos. Pero tambi¨¦n nos hemos apasionado con otros entornos, rurales incluso, como el del Ayuntamiento de Valdemaqueda. Un paisaje de pinares define tanto el entorno y condiciona tanto el proyecto como las medianeras en el centro. Los edificios en los centros urbanos tienen m¨¢s visibilidad, es como torear en Las Ventas o hacerlo en una placita de pueblo.
P. Construir en el centro tambi¨¦n tiene sus inconvenientes. Y m¨¢s en edificios tan geom¨¦tricos y lisos como los suyos: empezando por el rechazo y acabando por el graffiti.
IGP. Es una se?a m¨¢s de nuestra sociedad. Pero tambi¨¦n es cierto que hay cierta tendencia a respetar las cosas de calidad. En cualquier caso es responsabilidad del arquitecto que las pintadas no afecten a la arquitectura. Uno no puede depender tanto de la piel del edificio.
AGP. Adem¨¢s, llegado un punto, y como dice Ponti, el tiempo empieza a dejar su sello en los edificios y se convierte en un factor m¨¢s, como lo es al principio el presupuesto o el terreno, en la definici¨®n de las obras.
P. En Madrid est¨¢n terminando el teatro Olimpia, en Lavapi¨¦s. ?Sembrar de edificios culturales las zonas dif¨ªciles de la ciudad es una receta urban¨ªstica que sigue el modelo del Raval barcelon¨¦s?
IGP. Podr¨ªa ser. Es cierto que siendo el centro de Madrid, Lavapi¨¦s ha sido una zona olvidada y con problemas de vivienda e infraestructuras que ahora est¨¢n mejorando. Pero la sala Olimpia ya exist¨ªa. Procede, como es tradicional en los teatros, del renacer de otro espacio esc¨¦nico. Y ser¨¢ la sede del Centro Dram¨¢tico Nacional, es decir, que no se trata tanto de hacer una sala de barrio como de integrar el barrio en la ciudad.
P. ?C¨®mo est¨¢ creciendo Madrid?
AGP. Me da mucha pena. Deber¨ªa existir una visi¨®n global de la ciudad. Al final las huellas quedan siempre. Cuando sobrevuelas Madrid te das cuenta de que el trazado de los nuevos barrios va a quedar para siempre. Los puedes rellenar de magn¨ªficas obras pero la huella urbana quedar¨¢, y eso se ha descuidado, al contrario de lo ocurrido en otras ciudades que han sabido crecer con una visi¨®n de conjunto mayor, m¨¢s generosa y profesional.
IGP. Es un crecimiento a base de espasmos. A Madrid se la ha acusado de ser una ciudad sin car¨¢cter. Y es que excepto el crecimiento valiente que supuso intervenir en el centro y construir la Gran V¨ªa, todos los dem¨¢s carecen de car¨¢cter. Le falta vocaci¨®n. No sabe bien ad¨®nde tiene que ir. El gran paso que le queda, la prolongaci¨®n de la Castellana, es todav¨ªa incierto y Madrid se juega ah¨ª su futuro urbano. Con todo, la falta de car¨¢cter que se le atribuye tambi¨¦n es una ventaja.
P. ?Para qu¨¦?
IGP. Es una ciudad que est¨¢ creciendo mucho y r¨¢pido, cuando hace veinte a?os se pensaba que hab¨ªa llegado a su l¨ªmite de tama?o. Hoy d¨ªa es un territorio y es posible que la falta de atributos claros le d¨¦ m¨¢s libertad. No s¨¦ en cu¨¢ntas urbes espa?olas se podr¨ªa haber hecho una intervenci¨®n como la de nuestro propio teatro Olimpia, que ha sido adem¨¢s apoyada por la gente del barrio. Por eso pienso que Madrid es todav¨ªa una ciudad con futuro.
P. Sus diversos edificios, en contextos diferentes, con programas divergentes, tienen, sin embargo, un sello com¨²n: su rotundidad geom¨¦trica.
IGP. Hay un hilo conductor entre los proyectos. Todos se generan en un plazo de tiempo corto y se culminan mucho m¨¢s tarde. La formaci¨®n del arquitecto requiere mucho tiempo. Es lenta porque sus propias experiencias son lentas. A principios de 2004 acabaremos el teatro Olimpia, que comenzamos a dibujar en 1996. El Auditorio de Pe?¨ªscola, resuelto y construido en tres a?os y medio, es un caso extra?o. Por eso es l¨®gico que existan correspondencias entre los proyectos. Con la arquitectura ocurre lo mismo que con la escritura, uno es consciente de sus ideas, pero no de su caligraf¨ªa.
P. Ese sello tambi¨¦n se da en el tipo de materiales que eligen. La madera, el vidrio, la cer¨¢mica y el hormig¨®n frente a una opci¨®n industrial.
IGP. Los materiales son, con frecuencia, una cuesti¨®n econ¨®mica, pero casi todos nuestros edificios tienen una parte de hormig¨®n visto que se equilibra con otro tipo de materiales. Con todo, su presencia en la ciudad obedece a nuestra manera de entender lo que debe ser un edificio p¨²blico: es importante que sea reconocible, que genere ¨¢mbitos p¨²blicos para que la ciudad los haga suyos.
AGP. A partir del gusto por lo geom¨¦trico y lo compacto, tratamos de buscar algo propio de cada edificio y lugar, y eso se manifiesta tambi¨¦n con los materiales. Por ejemplo, la fachada del Museo arqueol¨®gico de Almer¨ªa es de m¨¢rmol blanco de las canteras que visitamos, pero est¨¢ cortado de una manera poco habitual, que te indica su propia naturaleza cuando visitas la fuente de procedencia del material. En Pe?¨ªscola hemos utilizado unas piezas de cer¨¢mica de 180 kilos que nos hicieron unos artesanos de Valencia.
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