La ense?anza de los ense?antes
Pocas se?ales hay tan reveladoras de lo que de veras son nuestros revueltos tiempos como la abundosa literatura que engendran para ense?arnos a ense?ar. Es ¨¦sta fruto de nuestro anhelo por mejorar la educaci¨®n -definida como la panacea de todos nuestros males- pero tambi¨¦n manifestaci¨®n de nuestra perplejidad moral. Las incertidumbres sobre nosotros mismos, que han sumido a tantos en la miasma psicoterap¨¦utica para gentes confusas, nos impelen tambi¨¦n a aferrarnos a la educaci¨®n como salida de la ci¨¦naga. A veces la tal salida no lo es, pues se apoya en la exhortaci¨®n a la expresividad espont¨¢nea del ni?o o del adulto, sin que se ofrezcan asideros de referencia moral. En casos como los que aqu¨ª rese?o, sin embargo, la educaci¨®n que se propone merece esperanzada atenci¨®n.
Hartmut von Hentig es un pedagogo alem¨¢n que ha roto con su inclinaci¨®n a componer tratados de sesudo porte sobre creatividad, ense?anza en la sociedad tecnificada, educaci¨®n moral y la naturaleza de la escuela para redactar un breve conjunto de cartas a su sobrino Tob¨ªas. ?ste le pregunt¨®, en el and¨¦n de la estaci¨®n en el que le desped¨ªa, que por qu¨¦ ten¨ªa ¨¦l que ir a la escuela. No s¨¦ si el rapaz, u otros como ¨¦l, ser¨¢n capaces de leerlas, pero no cabe duda que s¨ª podr¨ªan hacerlo sus padres, a quienes secretamente va dirigido el gracioso y breve libro. Hace muchos a?os Von Hentig se doctor¨® en la Universidad de Chicago, y tal vez por ello no sea casualidad que fundara en la de Bielefeld una Escuela Laboratorio, que no otro es el nombre de la que alberga aquella universidad norteamericana. Fundada por John Dewey, la c¨¦lebre escuela -en la que yo mismo ense?¨¦ todo un a?o por razones que no vienen al caso- imparte una educaci¨®n que pone en pr¨¢ctica las ideas pragmatistas de su filos¨®fico fundador. Pues bien, estas cartas lo reflejan fielmente, aunque reh¨²yan siempre toda referencia erudita. Lo m¨¢s notable es su reconocimiento abierto de la imperfecci¨®n de la escuela y de algunas miserias que la educaci¨®n conlleva: el pobre Tob¨ªas lleva raz¨®n en su rechazo instintivo, piensa su t¨ªo Von Hentig. Todo est¨¢ en razonarle al ni?o por qu¨¦ es menester sufrir un poco. Eso s¨ª, lo menos posible. Idea refrescante en un mundo en que el horror a la noci¨®n de que letra con sangre entra nos ha llevado al otro extremo, a la idea de que aprender debe ser una actividad s¨®lo l¨²dica, divertida y trivial. As¨ª nos va.
La aceptaci¨®n de las dificultades
de ense?ar y educar, as¨ª como las de aprender, preside las reflexiones de Susana P¨¦rez de Pablos sobre el peso y funci¨®n de los padres en el ¨¦xito escolar de los hijos. Su aportaci¨®n no pod¨ªa ser m¨¢s oportuna ahora que surge una preocupaci¨®n general en Espa?a precisamente sobre el fracaso escolar. Al socaire de cierta ret¨®rica de apariencia igualitaria, la pol¨ªtica educativa mantiene y sostiene privilegios de ra¨ªz, sin tomar el toro por los cuernos. Ello deber¨ªa haber provocado un debate nacional intenso, que est¨¢ ausente. La autora de El papel de los padres sit¨²a ¨¦sta y otras cuestiones igualmente cruciales en el marco general de desconcierto, ansiedad, crisis mundial y generaci¨®n tecnol¨®gica en que se hallan hoy educadores y padres. Con el estilo ¨¢gil que caracteriza a esta periodista educativa, desgrana la problem¨¢tica que es para tantos agobio y, por tanto, causa de malas pr¨¢cticas educativas para con sus propios hijos. Armada de todos los datos pertinentes, que sabe engarzar en una tradici¨®n cl¨¢sica -tanto Rousseau como Nietzsche tienen su lugar en la discusi¨®n-, Susana P¨¦rez de Pablos persigue con brillante tozudez la idea nuclear de su libro, que es la de la responsabilidad paterna en la educaci¨®n de los hijos. Ya sabemos que hay familias incompletas -desestructuradas, reza la pedante expresi¨®n-, padres incapaces y negligentes y escuelas malas, sencillamente malas. Mas eso no empece para defender la idea de que no debemos jam¨¢s justificar nuestra propia desidia educativa con el alib¨ª de que es la escuela la ¨²nica responsable de educar. Este libro estupendo podr¨ªa haberse llamado La responsabilidad de los padres. Porque de eso trata.
Miguel ?ngel Santos Guerra ha compilado un conjunto de intervenciones en el curso que dirigi¨® en la Universidad Internacional de Andaluc¨ªa sobre el espinoso asunto de la convivencia en las aulas. Profesores de instituto y universidad, todos con mucha experiencia directa, razonan con rigor sobre el asunto. Algunos, como Jos¨¦ Antonio Marina, gozan de justa fama, pero no es casualidad que sean quienes m¨¢s cerca est¨¦n del tajo quienes con mayor elocuencia se pronuncian. Confieso haber abierto el breve libro con alguna prevenci¨®n y temor a vaguedades y buenas intenciones. Me equivocaba. Se percibe en todas las aportaciones un entusiasmo, templado por el conocimiento pedag¨®gico m¨¢s exigente, por la consolidaci¨®n de la buena convivencia en la escuela. ?ste contrasta con algunas de la jeremiadas -alguna, ay, convertida en best seller- producidas por maestros desencantados. Si ¨¦stos son nuestros profesores de ense?anza media y ¨¦ste es su coraje, la situaci¨®n no puede ser tan mala como la que se pretende. Si a usted le preocupa la indisciplina, la insolencia y el desbarajuste en nuestras escuelas lea este libro, pero acto seguido recomi¨¦ndeselo sobre todo a las autoridades educativas (ministeriales o auton¨®micas) para que se lo tomen en serio.
El matem¨¢tico, psic¨®logo y
rector Felipe Segovia ha compilado un libro necesario sobre lo que ha venido en llamarse aula inteligente, es decir, el aula tecnol¨®gicamente equipada, y su dimensi¨®n en el proceso de aprendizaje y en el educativo. Acertadamente abre el volumen la reflexi¨®n ¨¦tica del profesor Fernando Velasco quien, en vez de subrayar lo innovador y supuestamente distinto de la educaci¨®n a trav¨¦s de la tecnolog¨ªa, hace hincapi¨¦ en su continuidad hist¨®rica. Su evocaci¨®n a don Francisco Giner de los R¨ªos y a Gurmesindo de Azc¨¢rate, entre otros, es un ant¨ªdoto contra el papanatismo neotecnol¨®gico. El volumen, con numerosos autores, ofrece una panor¨¢mica e introducci¨®n inteligente al aula inteligente que nos pone al d¨ªa en un terreno que ha sufrido mudanzas sustanciales. Y que las seguir¨¢ sufriendo.
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