"La escuela no puede ser escenario de la lucha religiosa"
El hecho de que miles de chicas vayan al colegio con el velo o el pa?uelo isl¨¢micos ha sido percibido en Francia como un peligro de desestabilizaci¨®n de la Rep¨²blica. La cuesti¨®n es muy pol¨¦mica en un pa¨ªs laico donde coexisten la minor¨ªa musulmana m¨¢s fuerte de Europa (formada por entre cuatro y cinco millones de personas) y la mayor comunidad jud¨ªa de la UE (unas 700.000), junto con millones de practicantes activos de la religi¨®n cat¨®lica y grupos m¨¢s reducidos de protestantes y budistas.
Chirac hab¨ªa decidido hacer un gesto fuerte en defensa del laicismo. Para rodear la decisi¨®n de autoridad moral, el presidente confi¨® la tarea de realizar un diagn¨®stico y proponer medidas a un grupo de expertos presidido por Bernard Stasi, el Mediador de la Rep¨²blica Francesa (equivalente al Defensor del Pueblo), que ha aconsejado la prohibici¨®n de signos religiosos en la escuela p¨²blica y el refuerzo del laicismo en el conjunto de los servicios p¨²blicos.
"Antes de expulsar a las chicas con velo hay que convencerlas de que se lo quiten"
"Hay un centenar de barrios donde los islamistas dictan las reglas del juego"
Antiguo camarada de Chirac en el Instituto de Ciencias Pol¨ªticas y en la Escuela Nacional de Administraci¨®n (ENA), Bernard Stasi habl¨® extensamente con este peri¨®dico, que, seg¨²n asegura, lee "al menos una vez por semana".
Pregunta. ?C¨®mo se encontr¨® usted al frente de la comisi¨®n sobre el laicismo?
Respuesta. El presidente de la Rep¨²blica decidi¨® confiarme la presidencia de la comisi¨®n. Nos conocemos desde que fuimos condisc¨ªpulos. Soy un hombre bastante consensual, y yo creo que escuchado, tanto a derecha como a izquierda. Estos temas me han interesado desde que defend¨ª la inmigraci¨®n, lo cual me enfrent¨® con la extrema derecha.
P. La inmigraci¨®n, una oportunidad para Francia, rezaba el t¨ªtulo del libro publicado por usted en 1984. Diecinueve a?os despu¨¦s, el informe del comit¨¦ sobre el laicismo destila una gran preocupaci¨®n por el impacto del activismo religioso, o pol¨ªtico-religioso, por parte de minor¨ªas vinculadas a las nuevas religiones llegadas con la inmigraci¨®n, principalmente el islam.
R. S¨ª, porque la inmigraci¨®n no se ha integrado bien en Francia. En el libro que cita y en otros art¨ªculos publicados, yo defend¨ªa la necesidad de acoger bien a los que llegaban, reconocerles como ciudadanos a parte entera y no como personas de segunda clase. Tambi¨¦n he dicho siempre que ellos deb¨ªan tener la voluntad de integrarse. No quiero repartir culpas, pero la situaci¨®n se ha degradado. La extrema derecha ha inducido a muchos de nuestros conciudadanos al convencimiento de que esas personas que han venido de fuera no est¨¢n aqu¨ª en su sitio. Ha llegado el momento de reaccionar.
P. Se ha denunciado un riesgo de desestabilizaci¨®n de la Rep¨²blica. ?Qu¨¦ ha encontrado en la investigaci¨®n que explique el porqu¨¦ de tanta inquietud? ?Qu¨¦ ha sido lo m¨¢s chocante?
R. Lo m¨¢s chocante es la informaci¨®n de lo que sucede en una serie de barrios donde hay numerosos grupos de personas sin trabajo, que viven del subsidio m¨ªnimo. El ministro de la Ciudad nos ha dicho que hay un centenar de barrios repartidos por el pa¨ªs donde los islamistas dictan las reglas del juego; las mujeres tienen que llevar el velo, los jud¨ªos son molestados o golpeados... Es decir, la ley republicana no rige en esas zonas de Francia.
P. ?Y esto va a arreglarse con la exclusi¨®n de signos religiosos de la escuela p¨²blica?
R. Nunca hemos pensado que una ley pueda arreglar todos los problemas, pero s¨ª creemos que la Rep¨²blica debe defender sus valores. Y la ley debe aplicarse con un esp¨ªritu de apertura. No se trata de expulsar a todas las chicas que lleguen al colegio con el velo en la cabeza: primero hay que pedirles que se lo quiten, hay que tratar de convencerlas y recurrir a la mediaci¨®n con sus padres. Y deber¨ªan poder reintegrarse a la escuela en cuanto tomen la decisi¨®n de retirarse el velo.
P. ?La comisi¨®n ha podido medir la amplitud del fen¨®meno del velo? ?Estamos hablando de 1.000, de 5.000 alumnas?
R. Las estad¨ªsticas son dif¨ªciles. Lo que me parece evidente es que las cifras de mujeres que llevan el velo al colegio van en aumento.
P. ?No cree que exigir la ense?anza obligatoria resulta m¨¢s integrador que la expulsi¨®n del colegio p¨²blico?
R. Excluir alumnos de los colegios no es bueno. Lo sabemos y por eso hemos dudado y reflexionado mucho. Pero hab¨ªa una demanda muy fuerte en el pa¨ªs, sobre todo de los que se enfrentan constantemente a ese problema sobre el terreno, en la Administraci¨®n, en los centros de ense?anza.
P. ?Quiere decir que la escuela no debe fomentar las diferencias religiosas?
R. La escuela no puede ser escenario de la lucha religiosa. El laicismo reconoce el hecho religioso, pero en la escuela tienen que encontrarse todas las personas y es el lugar donde deben desaparecer esas diferencias, porque ah¨ª se forja la ciudadan¨ªa. Sin renegar de los valores religiosos y pol¨ªticos, en la escuela hay que dejarlos de lado y fortificar la idea de pertenencia a una comunidad nacional con valores comunes, m¨¢s all¨¢ de las diferencias religiosas y pol¨ªticas, que nadie cuestiona. Cuando se suprimi¨® el servicio militar obligatorio, se pens¨® en la posibilidad de haber organizado un servicio civil, un periodo de algunos meses en que los j¨®venes est¨¦n al servicio de la colectividad, ayudando a las asociaciones o cooperando en tareas sociales en lugares que lo necesitan, por ejemplo en ?frica. Echo en falta la organizaci¨®n de esa formaci¨®n c¨ªvica nacional.
P. Despu¨¦s del laicismo, tiene usted otro trabajo: aconsejar sobre la integraci¨®n.
R. No exactamente: lo que estoy haciendo es un informe dedicado a la lucha contra todas las formas de discriminaci¨®n. Pretendo terminarlo en febrero y, si todo va bien, ser¨¢ la base para instalar una alta autoridad contra las discriminaciones que comenzar¨¢ a funcionar antes de que termine 2004. Podr¨¢ intervenir en todas las formas de discriminaci¨®n, ya sea entre hombres y mujeres, por el color de la piel, las relaciones sexuales o las minusval¨ªas. Mi propuesta va en el sentido de que esa autoridad desempe?e un papel en todos esos terrenos.
P. Dado el ambiente de crispaci¨®n que se vive en Espa?a, a prop¨®sito de otras pol¨¦micas, ser¨ªa ¨²til saber c¨®mo se ha organizado en Francia un debate sobre un tema duro, de los que levantan pasiones. ?Con qu¨¦ criterios se seleccion¨® a los miembros de la comisi¨®n sobre el laicismo?
R. En un primer momento pensamos incluir en la comisi¨®n a representantes de partidos pol¨ªticos, de religiones o sindicatos. Luego estimamos m¨¢s acertado llamar a personas independientes de esp¨ªritu, expertos verdaderamente competentes, soci¨®logos, profesores, alcaldes, el rector de la Academia de Par¨ªs, personas que hab¨ªan publicado libros sobre el problema del laicismo, sobre los barrios dif¨ªciles. Hemos trabajado cuatro meses juntos.
P. ?Y c¨®mo organizaron la investigaci¨®n?
R. Hemos escuchado a 140 personas, pertenecientes a partidos pol¨ªticos, religiones, sindicatos, pero tambi¨¦n a gente que est¨¢ sobre el terreno: profesores, directores de colegios, de prisiones; personas que se han visto enfrentadas a problemas graves en los barrios dif¨ªciles, chicas que no quieren llevar el velo, otras que antes no lo llevaban pero hab¨ªan cambiado de opini¨®n... Esta parte de las sesiones se hizo a puerta cerrada, pero otras fueron abiertas a la televisi¨®n, con lo cual todo el pa¨ªs ha podido seguir la marcha de los debates. Creo que esto ha sido bueno para encontrar un consenso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.