Un lanzamiento de 2.800 a?os
El antiguo estadio de Olimpia, la cuna de los Juegos, acoger¨¢ la prueba del peso en la cita de 2004 y las mujeres lo pisar¨¢n por primera vez
Hace unos 2.800 a?os, hacia el 776 antes de Cristo, junto a la colina de Cronion, en torno al estadio m¨¢s grande y majestuoso de la ¨¦poca y ante la imponente estatua de Hermes, se reunieron los primeros hombres cuyo esp¨ªritu atl¨¦tico superaba la mera afici¨®n. Se decret¨® una tregua sagrada, cesaron las luchas, se dictaron reglas, se establecieron disciplinas y... nacieron los Juegos Ol¨ªmpicos. Algo m¨¢s de 21 siglos despu¨¦s, cuando el pr¨®ximo agosto Atenas encienda de nuevo la antorcha para acoger sus segundos Juegos de la era moderna -los primeros, en su renacimiento, los alberg¨® en 1896-, un puente gigantesco se dibujar¨¢ en el tiempo para unir simb¨®licamente aquel origen y el presente de la competici¨®n. Los Juegos regresar¨¢n a Olimpia, la ciudad que los vio nacer, la misma que les dio el nombre que conservan, la cuna del olimpismo. El 18 de agosto de 2004, 32 hombres y otras tantas mujeres, 64 lanzadores de peso, competir¨¢n de nuevo sobre la arena del antiguo estadio Ol¨ªmpico, una de las m¨²ltiples joyas arqueol¨®gicas de Grecia.
Se respetar¨¢ tal cual la arena hist¨®rica y no habr¨¢ marcadores, ni luz artificial ni gradas...
Las lanzadoras, al margen de la bondad de las marcas que consigan, har¨¢n historia. Ser¨¢n las primeras mujeres que compitan sobre la arena del m¨ªtico rect¨¢ngulo. Porque el tiempo no pasa en balde y entre los Juegos que nacieron y los que hoy son media un mundo de diferencia. En su vuelta a Olimpia, las mujeres ya no formar¨¢n como en su origen parte del grupo de los repudiados, de los que por su condici¨®n de esclavo, b¨¢rbaro, malhechor o... mujer ten¨ªan prohibida la participaci¨®n; para las casadas, el veto se extend¨ªa a la entrada en el estadio. La violaci¨®n de la norma se pagaba con la vida y, seg¨²n las cr¨®nicas, s¨®lo la madre de un campe¨®n logr¨® evitar la muerte tras ser descubierta en el recinto camuflada bajo una t¨²nica.
"Ser¨¢n unos Juegos ¨²nicos", proclama, orgulloso, Spiros Kapralos, manager general del comit¨¦ organizador de Atenas 2004. Desde que conoci¨® su designaci¨®n en 1997, Atenas anhela celebrar unos Juegos que pasen a la historia por su especifidad. "Grandes estadios los tienen y los tendr¨¢n otras ciudades. Pero Olimpia", argumenta Kapralos, "s¨®lo la tenemos nosotros". La de Olimpia, es una carta que la organizaci¨®n griega se ha guardado en la manga hasta el ¨²ltimo momento -el lanzamiento de peso estaba previsto para los d¨ªas 20 y 24 de agosto en el estadio de Atenas- y que s¨®lo ha jugado una vez salvados todos los escollos. El comit¨¦ se asegur¨® primero de que su propuesta contar¨ªa con la aprobaci¨®n de los atletas, los protagonistas del espect¨¢culo. Reuni¨® a un nutrido grupo, entre los que se contaba el ex plusmarquista mundial de p¨¦rtiga Sergei Bubka, ucraniano, y les mostr¨® in situ el proyecto. Con el s¨ª de los deportistas, entusiasmados con la posibilidad de competir por una vez en su vida en la cuna del olimpismo, el comit¨¦ someti¨® la propuesta a los ¨®rganos competentes de la Federaci¨®n Internacional de Atletismo y del COI. El pasado 4 de diciembre, en Lausana, ambos organismos daban el visto bueno a la propuesta. "Rebautizar los Juegos en el mismo lugar en el que nacieron era uno de nuestros objetivos", cuenta Kapralos; "celebrar unos Juegos en Atenas sin la participaci¨®n de Olimpia era inconcebible".
Pero, pese a que el comit¨¦ vende el regreso a Olimpia como un hecho ya consumado, falta, sin embargo, una opini¨®n que ser¨¢ definitiva: la de los arque¨®logos. Ellos tienen la ¨²ltima palabra, como en muchas de las empresas que se quieren acometer en Grecia, tan numerosas son las joyas que atesora este pa¨ªs. En este caso, no obstante, no parece que Atenas 2004 vaya a toparse con tantos problemas como cuando decidi¨® llevar el pirag¨¹ismo y el kayak a las aguas cercanas a Marat¨®n y remover parte de los tesoros que alberga la zona. Los arque¨®logos pusieron el grito en el cielo y s¨®lo tras duras y largas negociaciones el comit¨¦ logr¨® llevar a cabo su proyecto.
En Olimpia, Atenas 2004 ha presentado un proyecto mucho m¨¢s respetuoso con el entorno. No se realizar¨¢ ning¨²n tipo de intervenci¨®n sobre la arena ol¨ªmpica; no habr¨¢ marcadores electr¨®nicos ni iluminaci¨®n artificial; tampoco se colocar¨¢n gradas suplementarias para los espectadores. Los atletas, que se desplazar¨¢n a Olimpia tan s¨®lo dos d¨ªas antes de la competici¨®n, se alojar¨¢n en la Academia Ol¨ªmpica Internacional, en cuyas instalaciones realizar¨¢n tambi¨¦n los entrenamientos y el calentamiento previo a la competici¨®n. Como cada cuatro a?os, cuando Olimpia acoge la ceremonia de encendido de la antorcha ol¨ªmpica, los 15.000 espectadores que tendr¨¢n acceso al recinto se acomodar¨¢n en las laderas de c¨¦sped que rodean el terreno de competici¨®n. Las siete c¨¢maras con las que el Canal Ol¨ªmpico retransmitir¨¢ la competici¨®n ser¨¢n en su mayor¨ªa m¨®viles. Y el acceso de los periodistas estar¨¢ restringido -se han previsto 300 acreditaciones para prensa, radio y televisi¨®n-, as¨ª como el de los miembros de la familia ol¨ªmpica y las autoridades.
Nada parece haber escapado a las previsiones del comit¨¦ -ha dise?ado tambi¨¦n un plan espec¨ªfico de seguridad- en su intento de mostrar m¨¢ximo respeto hacia la joya de Olimpia y no sublevar a los arque¨®logos. Algunos de ellos, consultados por este diario, se han mostrado favorables al proyecto y convencidos de que saldr¨¢ adelante. "Tal y como lo han presentado, si no se interviene en el recinto hist¨®rico, me parece una buena idea", apunta Lefteris Platon. Atenas 2004 ya lo da por hecho y se vanagloria: "Ser¨¢n unos Juegos ¨²nicos porque volver¨¢n a Olimpia".
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