La renuncia libia
El sorprendente gesto libio de renunciar a sus arsenales y programas prohibidos de armas qu¨ªmicas, biol¨®gicas y nucleares y de someterse a irrestrictas inspecciones de la ONU, que ya se negocian en Viena, cierra el c¨ªrculo de la evoluci¨®n del coronel Gaddafi hacia la respetabilidad internacional. Una parte crucial de ese viaje se materializ¨® a comienzos de este a?o, cuando Tr¨ªpoli acept¨® ante el Consejo de Seguridad la responsabilidad por la voladura del avi¨®n de Pan Am sobre Escocia -hace ahora 15 a?os-, accedi¨® a compensar a las familias de las 270 v¨ªctimas y abjur¨® de sus pasadas actividades terroristas.
La decisi¨®n libia de liquidar incondicionalmente su avanzado programa nuclear -Sur¨¢frica es el ¨²nico precedente- es doblemente bienvenida porque se produce 48 horas despu¨¦s de que el r¨¦gimen iran¨ª aceptase por escrito, tras un interminable tira y afloja, que los expertos de la ONU puedan fiscalizar sus instalaciones at¨®micas con un preaviso simb¨®lico. Ambos compromisos representan pasos significativos para reducir la inseguridad de una de las zonas m¨¢s cruciales del planeta. Aunque en el caso de Teher¨¢n las intenciones de los ayatol¨¢s han de ser puestas en cuarentena habida cuenta de que durante casi 20 a?os el r¨¦gimen teocr¨¢tico ha mantenido ocultos sus trabajos de enriquecimiento de uranio y separaci¨®n de plutonio, tecnolog¨ªas encaminadas a la fabricaci¨®n de la bomba nuclear.
Los virajes tanto de Libia -un Estado marginado durante d¨¦cadas- como de Ir¨¢n han sido conducidos mediante una mezcla de presiones y diplomacia que evidencia que las aproximaciones dialogantes en terrenos tan delicados suelen obtener mejores resultados que la amenaza directa de guerra, erigida en doctrina por Bush. El golpe de efecto de Gaddafi, al que sin duda no es ajena la guerra de Irak ni su convencimiento de que ese camino le proporcionar¨¢ mayores r¨¦ditos que su hist¨®rico patrocinio del terrorismo, ha sido fruto de casi un a?o de conversaciones secretas iniciadas por el dictador libio con el Reino Unido y EE UU. Tambi¨¦n Londres ha jugado un papel clave, apoyado por Par¨ªs y Berl¨ªn, para persuadir a Washington de que el r¨¦gimen iran¨ª era m¨¢s receptivo a argumentos distintos de la mera amenaza militar.
A estas alturas, Libia ha dejado patente que quiere regresar a una legalidad internacional ya anticipada en septiembre, cuando el Consejo de Seguridad levant¨® sus sanciones a Tr¨ªpoli. El paso de ahora deja presumiblemente expedita la v¨ªa para que la Casa Blanca anule las suyas propias y borre al Estado africano de la lista negra de los pro-terroristas. El resultado m¨¢s significativo ser¨ªa el regreso de las compa?¨ªas petroleras estadounidenses.
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