El viaje interminable
El viaje del PP al centro ya se sab¨ªa que era largo. "?De d¨®nde vendr¨¢ que dura tanto?", se pregunt¨® un d¨ªa Alfonso Guerra, el ¨²nico pol¨ªtico con ingenio que nos ha quedado. Pero, adem¨¢s de largo, el tr¨¢nsito del PP est¨¢ resultando bastante tortuoso. Sobre todo, desde que se empe?¨® en llevar consigo a elementos no demasiado deseables, como los antiguos concejales gilistas (la tercera parte de ellos se ha redimido adquiriendo el carn¨¦ del Partido Popular) o los independientes que acompa?aban al antiguo alcalde de Tarifa, un tr¨¢nsfuga de IU que, miren ustedes por d¨®nde, tambi¨¦n se apellida Gil: a eso se le llama predestinaci¨®n.
Ya no existe el GIL, pero sus modos y su ideolog¨ªa quedan: el alcalde popular de La L¨ªnea, el antes gilista Juan Carlos Ju¨¢rez, que ha tenido que suspender la prometedora carrera que le hab¨ªa llevado a la presidencia del PP del Campo de Gibraltar despu¨¦s de que un juez le imputara en una querella por malversaci¨®n impulsada por la oposici¨®n socialista, decidi¨® usar sus poderes para castigar a quienes le hab¨ªan llevado a los tribunales.
Primero, redujo la asignaci¨®n a los concejales socialistas: los 569 euros que recib¨ªan mensualmente por asistir a los plenos quedaron en 192. Por si eso no fuera suficiente, hace unos d¨ªas quit¨® tambi¨¦n a la oposici¨®n socialista el local del Ayuntamiento en el que manten¨ªa su sede y le retir¨® el funcionario municipal que ten¨ªa asignado como auxiliar. Esto no es sino una manifestaci¨®n m¨¢s de que un carn¨¦ de partido no mejora a las personas ni las convierte en dem¨®cratas. Ju¨¢rez sigue aplicando los mecanismos que puso en marcha el que fue su ide¨®logo: Jes¨²s Gil, un individuo al que, aunque permanezca en libertad, diversas condenas permiten calificar, sin m¨¢s eufemismos, de delincuente.
Adem¨¢s de poner en evidencia la pol¨ªtica del PP de manos tendidas hacia los sectores menos deseables de la pol¨ªtica, las dictatoriales decisiones de Ju¨¢rez sirven como motivo de reflexi¨®n sobre el papel que en los ayuntamientos se le da a la oposici¨®n. Bas¨¢ndose en la autonom¨ªa que la Constituci¨®n da a los municipios, los alcaldes pueden hacer y deshacer retribuciones, lo que da lugar a situaciones realmente pintorescas: hay alcaldes de peque?as ciudades que ganan m¨¢s que el presidente del Gobierno y concejales que no ingresan ni el salario m¨ªnimo.
Pero lo m¨¢s grave es que, con frecuencia, se despoja a los concejales de la oposici¨®n de los medios adecuados para que puedan cumplir con su trabajo, que no es otro que controlar al poder municipal y proponer alternativas. Es cierto que, en ocasiones, el nombramiento de cargos de confianza sirve para dar empleo y cobijo a compa?eros de partido sin oficio ni beneficio, pero existen f¨®rmulas que har¨ªan posible que estos medios se aplicaran exclusivamente a la labor de hacer oposici¨®n. Por ejemplo, asignar a la oposici¨®n un razonable y cualificado n¨²mero de funcionarios.
Lo sucedido en La L¨ªnea da mucho que pensar. Tengo curiosidad por saber qu¨¦ opina la presidenta del PP andaluz, Te¨®fila Mart¨ªnez. Ser¨ªa bueno que, al menos, diga en qu¨¦ fecha tiene previsto, por fin, llegar al centro. El viaje promete durar m¨¢s que las obras de la Jerez-Los Barrios.
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