Visiones celestiales

Coproducida por su protagonista omnipresente, Samuel L. Jackson, y por su colega Danny DeVito, Muerte de un ¨¢ngel es una historia de esas que apasionan a los americanos, un relato de triunfo personal (casi el monotema del cine USA en toda su historia) tras el pertinente calvario, el que experimenta ese peculiar cavern¨ªcola en que se convierte, nos dicen, un otrora brillante alumno de Juillard (Jackson, of course). Un ser peculiar, padre de una hija polic¨ªa y luchador, a brazo partido, contra los ¨¢ngeles que pueblan su mente y le dictan, es un decir, la m¨²sica que siente nacer en su interior... pero que no se ha atrevido a soltar al mundo.

Vagabundo, desahuciado para la vida en comunidad, mis¨¢ntropo en lucha contra una conspiraci¨®n c¨®smica que imagina contra ¨¦l, el bueno del cavern¨ªcola encontrar¨¢ un motivo para regresar provisionalmente al mundo: la aparici¨®n de un cad¨¢ver frente a su cueva le permitir¨¢ demostrar a su amada hija que est¨¢ un poquito loco, pero no tanto.

Con estos elementos, una novela de ¨¦xito y ninguna voluntad de discurso personal, Kasi Lemmons se limita a seguir con su c¨¢mara las evoluciones de Jackson, en uno de esos papeles de enajenado que todo actor americano consagrado se ve impelido a interpretar alguna vez. Es larga, aburrida, previsible y un pel¨ªn inveros¨ªmil, pero gustar¨¢ a los amantes de la ficci¨®n criminal te?ida de elementos fant¨¢sticos. Y a los seguidores de Jackson, claro est¨¢: ¨¦l es la raz¨®n de ser del filme, con lo que sus fans tienen asegurada una raci¨®n para empacharse.