?Menos lobos!

Con toda seguridad, los dirigentes del PP aprendieron en su m¨¢s tierna infancia una versi¨®n censurada del cuento que narra las andanzas de un pastorcillo que alarmaba a los aldeanos diciendo "?que viene el lobo!, ?que viene el lobo!". Versi¨®n limitada, porque el mensaje de esta historia contada en su integridad es el de una severa advertencia a aquellos p¨ªcaros que, confiados en la buena fe de las personas, falsean la realidad creando alarmas del todo punto inexistentes e injustificadas.

La financiaci¨®n auton¨®mica es una de ellas. Todav¨ªa resuenan en el Parlamento andaluz las manifestaciones del se?or Arenas, en agosto de 1994, sobre el desastre que supondr¨ªa la cesi¨®n del 15% del IRPF. La misma persona que dos a?os m¨¢s tarde defendi¨® sin rubor alguno una cesi¨®n del 30% del mismo impuesto, dentro de un sistema que ignoraba la existencia de m¨¢s de un mill¨®n y medio de espa?oles (1.625.130). Como tambi¨¦n todav¨ªa resuena en mis o¨ªdos la pretendida inviabilidad t¨¦cnica -esgrimida por el PP (se?ores Rajoy y Rato)- de basar parte de la financiaci¨®n en un conjunto de figuras tributarias (cesta de impuestos). Inviabilidad que, s¨²bitamente, desapareci¨® tras una inspiraci¨®n -no sabemos si divina o mariana- que tuvo el ministro Zaplana sobre la conveniencia de crearla y que, como gran novedad, fue incluida por sus antiguos detractores en el sistema de financiaci¨®n de 2001.

Hoy, m¨¢s de lo mismo. Los responsables del PP vuelven a las andadas con un discurso extremadamente agresivo dirigido a sembrar la inquietud en la ciudadan¨ªa de una posible desintegraci¨®n del pa¨ªs, especialmente desde el pacto de gobierno alcanzado entre las fuerzas progresistas de Catalu?a. El ¨²ltimo bot¨®n de muestra de este desprop¨®sito lo tiene la aberrante afirmaci¨®n del se?or Aznar, con ocasi¨®n de la reciente Pascua Militar, de que los socialistas buscan "romper" el Estado.

La sola lectura de los aspectos m¨¢s sustanciales de la propuesta socialista sobre el sistema de financiaci¨®n disipa estos temores y deja en evidencia al PP. No, se?or Aznar, no vamos a romper el Estado por querer revisar el sistema de financiaci¨®n, como tampoco lo hizo el PP en las dos ¨²ltimas revisiones del mismo. A este respecto, el sistema actualmente vigente supuso indudablemente un paso positivo, pero ello no determina que tenga que ser el ¨²ltimo. Quienes apuestan por esa insostenible idea de permanencia confunden el concepto de estabilidad con el de inmovilismo -probablemente porque este ¨²ltimo concepto responde a la quintaesencia de la forma de pensar del PP-. El sistema de financiaci¨®n debe ser estable, pero ello en modo alguno significa que deba quedar cerrado a la posibilidad de ser revisado. Debe ser la propia posibilidad de revisi¨®n la que ofrezca estabilidad.

En este sentido, el sistema de financiaci¨®n no puede estar anclado en un Estado centralista, sino que debe estar en consonancia con la estructura pol¨ªtica y administrativa del Estado que existe en la actualidad, y que se caracteriza por estar fuertemente descentralizado, con comunidades aut¨®nomas (CC AA)plenamente consolidadas que disponen de un ¨¢mbito competencial propio en el que se incluye algunos de los servicios p¨²blicos fundamentales.

Las CC AA, para desarrollar la autonom¨ªa pol¨ªtica que la Constituci¨®n les atribuye, deben disponer en el ¨¢mbito financiero de una autonom¨ªa que les permita tener una pol¨ªtica presupuestaria propia, tambi¨¦n desde la vertiente del ingreso. Es decir, las CC AA deben poder unir a la autonom¨ªa del gasto una autonom¨ªa del ingreso. Para hacer esto posible, se puede deslindar un espacio fiscal propio para las CC AA constituido por un conjunto de figuras tributarias definidas por consenso, sobre las que deben disponer de las m¨¢s amplias competencias normativas, as¨ª como las relativas a la gesti¨®n de las mismas, en el sentido general del t¨¦rmino.

El ejercicio de estas competencias podr¨¢ llevarse a cabo, entre otras alternativas, por agencias tributarias propias de las CC AA, bajo el m¨¢s absoluto respeto a los principios de armonizaci¨®n fiscal y coordinaci¨®n con la Hacienda estatal, especialmente en lo que se refiere al intercambio de informaci¨®n y la lucha contra el fraude fiscal.

Adem¨¢s de este espacio fiscal propio, debe existir uno compartido por el Estado y las CC AA que comprender¨¢ otras figuras tributarias, definidas igualmente por consenso.

No, se?or Aznar, no estamos proponiendo 17 guardias civiles, ni 17 agencias tributarias m¨¢s. Proponemos para las CC AA la misma forma de gesti¨®n que ya tiene el gobierno central, de modo que las CC AA puedan llevar a cabo una gesti¨®n m¨¢s eficaz en sus respectivos espacios fiscales propios y, al mismo tiempo, act¨²en, junto con la Hacienda estatal, de manera m¨¢s coordinada en el espacio fiscal compartido -bien a trav¨¦s de un consorcio, bien mediante cualquier otra figura que permita esta coordinaci¨®n-. Eficacia en la gesti¨®n, se?or Aznar, que, lejos de quebrar la columna vertebral del Estado, se traducir¨¢ en un mejor servicio p¨²blico al ciudadano.

Estos espacios fiscales deben complementarse con un Fondo de Garant¨ªa que asegure el principio de igualdad consagrado por la Constituci¨®n, de forma que los servicios traspasados se puedan prestar en todos los territorios a un mismo nivel. Su cuant¨ªa vendr¨¢ determinada por la diferencia entre las necesidades de financiaci¨®n y el rendimiento normativo del espacio fiscal de cada comunidad aut¨®noma, y debe incluir la correcci¨®n autom¨¢tica -no considerada en la actualidad- de los ingresos del sistema como consecuencia de la modificaci¨®n de las normas estatales que incidan en los recursos de las CC AA, ya sea fijando un mayor nivel de gasto, ya sea minorando sus ingresos.

Tampoco rompemos el Estado, se?or Aznar, sino todo lo contrario, cuando proponemos, de acuerdo con los apartados 1 y 2 del art¨ªculo 138 de la Constituci¨®n, reforzar el FCI y nivelar la financiaci¨®n de las CC AA de r¨¦gimen com¨²n respecto a las de r¨¦gimen foral.

El sistema se actualizar¨¢ anualmente y se revisar¨¢ cada cinco a?os. En este sentido, habr¨¢ que seguir con una especial atenci¨®n la evoluci¨®n de aquellas funciones de gasto que por razones demogr¨¢ficas y socioecon¨®micas tienen objetivamente un comportamiento estructural m¨¢s expansivo.

Despu¨¦s de esta exposici¨®n, queda claro que sobran los alarmismos. S¨®lo aquellos que, como el se?or Aznar, consideran que todo es inconstitucional pueden pretender que esta propuesta quiebre el Estado. S¨®lo desde la m¨¢s absoluta irresponsabilidad se puede alegar que esta propuesta acabe con la idea de Espa?a.

La verdad y el sentido com¨²n acaban por prevalecer, y esta propuesta tarde o temprano fructificar¨¢. Las CC AA podr¨¢n disponer de un espacio fiscal propio y participar en uno compartido que les permitir¨¢ desarrollar de forma a¨²n m¨¢s satisfactoria las competencias asumidas, y que har¨¢ que Espa?a sea un Estado en el que se combinen adecuadamente igualdad y diversidad.

Magdalena ?lvarez Arza es consejera de Econom¨ªa y Hacienda de la Junta de Andaluc¨ªa.