Aprensi¨®n
Dos im¨¢genes se superponen. En la primera, el presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®n, Carlos Fabra, rodeado de medio centenar de cargos p¨²blicos del PP, lee ante los periodistas un comunicado de respuesta a las denuncias de tr¨¢fico de influencias formuladas contra ¨¦l por un empresario que se habr¨ªa beneficiado de ello. En la segunda, el presidente del Cabildo de Lanzarote, Dimas Mart¨ªn, entra en la c¨¢rcel, rodeado por medio millar de simpatizantes del Partido Independiente de Lanzarote, para cumplir su condena por haber comprado el voto de un concejal del PP en 1995. En ambos casos, la apelaci¨®n a la inocencia y un mensaje similar: "Yo no dimito". Sin embargo, ?cu¨¢ntos de quienes se hicieron la foto a la espalda de Fabra estar¨ªan dispuestos a arroparle, si llegase el momento, ante la cancela de la prisi¨®n? Hay, desde luego, una diferencia notable. El pol¨ªtico canario se ha resistido a renunciar, con la complicidad de los populares, hasta el l¨ªmite de lo posible, pese a que se trata de un convicto por corrupci¨®n con varias condenas en su curr¨ªculo. Fabra, en cambio, es inocente mientras los tribunales no digan lo contrario. ?Pero es de recibo que no abandone? Tiempo habr¨¢ de ver si, efectivamente, el pol¨ªtico castellonense cobr¨® por interceder ante la Administraci¨®n con la finalidad de favorecer la tramitaci¨®n de licencias para los productos fitosanitarios de Vicente Vilar, el empresario que lo ha denunciado. Para eso est¨¢ el asunto en un juzgado. Pero todo el esc¨¢ndalo ha hecho emerger el perfil de un pol¨ªtico cuyos negocios (tan el¨¢sticos como la consultor¨ªa de sociedades, por ejemplo) y los de su mujer (que vale lo mismo para el consejo de una empresa constructora que para ser socia de una firma dedicada precisamente a gestionar licencias fitosanitarias del Ministerio de Agricultura) causan una profunda aprensi¨®n. Aunque el PP sea en el poder la ant¨ªtesis de aquel partido que clamaba por ceses y destituciones desde la oposici¨®n, si Fabra quiere ser m¨¢s rico (su patrimonio y el de la familia han crecido visiblemente estos ¨²ltimos a?os), est¨¢ en su derecho de persistir en tan lucrativa actividad, tras abandonar su cargo, para que quede libre de sospecha la pol¨ªtica institucional.
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