Los cr¨ªmenes suben un 13%

Madrid

Madrid capital y las conurbaciones perif¨¦ricas, vigiladas por el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, vieron morir en sus calles durante 2003 a 76 personas asesinadas. La cifra, facilitada ayer por el ministro del Interior, ?ngel Acebes, revela que se cometieron nueve cr¨ªmenes m¨¢s que en 2002, lo que supone un aumento de los homicidios del 13% frente al 2,8% de incremento medio nacional. De hecho, Madrid fue la provincia con m¨¢s asesinatos de Espa?a.

El jefe superior de Polic¨ªa, Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ranca?o, expuso a Acebes, durante una reuni¨®n de la c¨²pula policial, el balance del a?o criminal madrile?o. Su exposici¨®n fue ponderada por el ministro. El comisario explic¨®, seg¨²n algunos de sus compa?eros, que de los 76 muertos por actos violentos, 24 cayeron v¨ªctimas de ajustes de cuentas entre bandas rivales (frente a 21 del a?o antepasado), mientras otras 23 murieron en el transcurso de peleas (20 en 2002) en las que salieron a relucir armas, sobre todo blancas.

Ranca?o agreg¨® que nueve personas perecieron a manos de otras durante la comisi¨®n de alg¨²n robo (cuatro en 2002), sobre todo en establecimientos p¨²blicos; que otras nueve fueron mujeres asesinadas por sus parejas, mientras 11 m¨¢s murieron por cr¨ªmenes calificados como "varios": los asesinatos de la baraja o el naipe, la matanza de la cl¨ªnica de la Concepci¨®n, la persona a la que una bala perdida mat¨® cuando se asom¨® a su balc¨®n, o el caso de Sandra Palo.

El jefe superior describi¨® la evoluci¨®n de los asesinatos en Madrid con el t¨¦rmino "dientes de sierra", por sus bajadas y subidas (hubo 87 en 2001) y subray¨® que la mayor¨ªa de las muertes ocurren durante los fines de semana, entre las 22.00 y las 8.00. Dijo tambi¨¦n que el n¨²mero de implicados (v¨ªctimas o verdugos) en ajustes de cuentas era especialmente elevado en el caso de los ciudadanos colombianos, como lo era el de ecuatorianos en el caso de las peleas callejeras. Eso s¨ª, destac¨® que el 70% de los casos est¨¢ resuelto y abund¨® en la necesidad de controles para requisar armas en la calle y evitar que se usen en peleas.