Josep Maria Ra?¨¦ y Samsung
Todas las voces m¨¢s liberales de este pa¨ªs, entre cuyos nombres hay algunos muy respetables, han puesto el grito en el cielo. ?C¨®mo se le ocurre a la Generalitat, la nueva, ir en contra de las reglas de juego del capital, aunque sean reglas voraces? He o¨ªdo en Can Bassas y en Can Barril argumentos inteligentes que, en lo abstracto, parecer¨ªan razonables. M¨¢s o menos en la l¨ªnea previsible: el movimiento del capital conforma la econom¨ªa de nuestro tiempo; la deslocalizaci¨®n garantiza el reequilibro mundial; es un desprop¨®sito intentar parar el flujo itinerante de las empresas; nos est¨¢ ocurriendo lo que nosotros hicimos a otros pa¨ªses en otro tiempo, etc¨¦tera. Absurdidad, imbecilidad, ingenuidad, populismo... han sido algunos de los conceptos al uso que ha recibido, en su santa cabeza, el santo var¨®n Ra?¨¦, estrenado para el cargo con mala noticia incluida. A diferencia de mis amigos m¨¢s ortodoxos de la izquierda, yo no creo en dos axiomas del catecismo: el capitalismo es malo por naturaleza y el mundo empresarial es el enemigo. Hace tiempo que algunos hicimos las paces con la empresa y, a la par, con nuestra ingenuidad adolescente, y lo que queda, o debiera quedar, es un sentido m¨¢s serio del papel que la econom¨ªa desempe?a en nuestras vidas.
Lo cual no significa que pueda jugar con nuestras vidas. Hablemos de Samsung como ejemplo de lo que Duran Farell llam¨® "el empresariado sin alma" y algunos, con m¨¢s humildad, pon¨ªamos como ejemplo de mala gesti¨®n p¨²blica convergente. Samsung no es s¨®lo un ¨ªndice m¨¢s de la huida de multinacionales hacia el Este que estamos padeciendo, especialmente en los cuatro sectores afectados: coches, elaboraci¨®n de componentes para autom¨®viles, siderurgia y electr¨®nica de consumo. Huida que, seg¨²n los sindicatos, ha costado en Catalu?a la p¨¦rdida de 6.500 empleos directos y 58.000 indirectos. No se trata s¨®lo de otro a?adido a la larga lista de titulares de la deslocalizaci¨®n, perfectamente asentados en las ventajas de legislaciones laborales inexistentes ("la normativa laboral de Vietnam cabe en una hoja", explicaba el responsable de Foment Joaqu¨ªn Trigo) y prebendas casi pornogr¨¢ficas. No hay que olvidar, adem¨¢s, que la mayor¨ªa del capital que huye de un pa¨ªs ni tan s¨®lo invierte las rentas en el propio o all¨ª donde las consigue, sino en los para¨ªsos fiscales nacidos y permitidos para la cosa. Pero Samsung a¨²n significa m¨¢s cosas, algunas vinculadas a la pol¨ªtica econ¨®mica de los ¨²ltimos a?os y a quienes han sido sus objetivos y sus beneficiarios. ?Por qu¨¦ Ra?¨¦ hace lo correcto cuando denuncia, presiona y hasta se indigna con lo ocurrido? ?S¨®lo porque quiere quedar bien con los 600 trabajadores -la mayor¨ªa mujeres- que se quedan sin empleo, 480 contratados y 120 provenientes de empresas subcontratadas? Si fuera eso, ya ser¨ªa un acto moral. Pero lo que me parece fuera de toda cr¨ªtica es el gesto de una consejer¨ªa que se encuentra con una empresa mimada con dinero p¨²blico, receptora de 3,4 millones de euros en ayudas directas, m¨¢s los cr¨¦ditos del Instituto Catal¨¢n de Finanzas y la rebaja del 60% en la compra de terrenos a trav¨¦s del Incasol. Para que nos hagamos una idea, nuestro amigo coreano Sang Heung Shin compr¨® los terrenos de la f¨¢brica por unos 800.000 euros y hoy los puede vender, a precio de suelo industrial en la comarca, por nueve millones de euros. Es decir, el querido y amado Antoni Subir¨¤ le ha regalado a Heung, entre otras cosas, una bonita operaci¨®n especulativa. ?Todo ello para que la empresa se quedara en casita? Si fuera el caso, ?d¨®nde est¨¢n las cl¨¢usulas de devoluci¨®n por reducci¨®n o cese de producci¨®n, que han buscado por todos los cajones los nuevos responsables de Trabajo? ?D¨®nde los informes que aconsejaban parar las ayudas dado que Samsung hab¨ªa empezado a desinvertir en 2001? ?D¨®nde las alarmas rojas ante los movimientos, clar¨ªsimos, que hac¨ªa la empresa, un a?o despu¨¦s de haber sido inaugurada a bombo y platillo, Rey incluido? Desde luego, Sang Heung Shin a¨²n debe de re¨ªrse de nuestra imbecilidad probada o a¨²n debe de agradecer a Subir¨¤ las alegr¨ªas recibidas... Yo lo har¨ªa, que es de bien nacido ser agradecido... Lo mejor de todo son las declaraciones de Rajoy de ayer mismo: "Estas cosas pasan, mis queridos"... Evidentemente. Es del todo normal que llegue capital extranjero a Catalu?a, le regalemos el suelo, le demos ayudas millonarias, le mimemos y, despu¨¦s de dos d¨ªas de estar por casa, nos haga pan y pipa a la coreana, y se lleve los beneficios millonarios, dinero p¨²blico incluido.
Normal¨ªsimo.
?C¨®mo no va a ser normal en un pa¨ªs que, durante dos d¨¦cadas, se ha preocupado mucho m¨¢s por el capital que por la gente? ?C¨®mo puede sorprender la actitud de un Subir¨¤ que no hace demasiado a¨²n aconsejaba al textil catal¨¢n que montara sus f¨¢bricas en Marruecos? ?Si era el primer defensor de la deslocalizaci¨®n! ?C¨®mo va a ser una sorpresa Samsung, despu¨¦s del bochornoso espect¨¢culo de Lear, el 60% de cuyos trabajadores a¨²n no han logrado recolocarse? Una, en su mala leche, llega a preguntarse si algun familiar notable de la m¨¢s notable nissaga ha hecho tambi¨¦n esta vez los informes de la huida... En fin. Tenemos lo que nos hemos trabajado durante d¨¦cadas. Puede que los problemas que ata?en a la mundializaci¨®n nos afecten como a todos, pero en Catalu?a hemos puesto la vaselina y el trasero a punto con m¨¢s ¨ªmpetu que el resto. Somos tan catalanistas que hasta lo somos regalando nuestro dinero. Subir¨¤ puede estar contento: ha salvado al capital, y ello siempre resulta m¨¢s relevante que salvar a 600 almas de Palau-solit¨¤. Al fin y al cabo, no hay lugar m¨¢s poblado de patriotas que la patria del capital.
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