Mito y leyenda de Mach¨ªn
La ¨²nica hermana viva del cantante lo recuerda en su centenario
Hace hoy 100 a?os justos que naci¨® en el pueblo cubano de Sagua la Grande el cantante Antonio Mach¨ªn. Y el magistral int¨¦rprete de temas como Angelitos negros, Dos gardenias o Madrecita es recordado a¨²n en Espa?a como el gran embajador de la m¨²sica cubana (estos d¨ªas sale a la venta el doble CD remasterizado digitalmente Antonio Mach¨ªn. Toda una vida, con 32 temas). Parad¨®jicamente, en su tierra natal es casi desconocido, si bien Chiquitica, la ¨²nica de los 16 hermanos Mach¨ªn que todav¨ªa vive, mantiene fresca su memoria; a sus 89 a?os, con una lucidez y una simpat¨ªa envidiables, recuerda que Antonio quiso ser "en realidad bar¨ªtono, pero no pudo por el racismo de la ¨¦poca".
"Pap¨¢ se opon¨ªa a que ¨¦l cantase. Por eso lo meti¨® a trabajar en la bodega de un amigo espa?ol en el central azucarero de Sagua. Pero all¨ª na'mas que hizo comer y engordar, y eso fue lo que aprendi¨®, ?ah?, y a hablar gallego. No aprendi¨® m¨¢s nada, je, je, je", dice con picard¨ªa Gloria Esther Lugo Mach¨ªn.
Sus padres, el gallego Jos¨¦ Lugo Padr¨®n y la negra cubana descendiente de esclavos Leoncia Mach¨ªn, tuvieron 16 hijos, y todos fueron criados bajo la m¨¢xima de "pobres pero honrados". "?l y yo ¨¦ramos de la ¨²ltima hornada, est¨¢bamos entre los cinco m¨¢s peque?os. Su nombre era Antonio Abad Lugo Mach¨ªn, pero ¨¦l opt¨® por el apellido Mach¨ªn porque era m¨¢s comercial. Eso a mi pap¨¢ siempre le molest¨®. Dec¨ªa: 'Si es mi hijo leg¨ªtimo, por qu¨¦ va a ser Mach¨ªn, si es Lugo".
Chiquitica habita en la calle Factor¨ªa, en el cogollo de La Habana Vieja, en un humilde apartamento de dos cuartos, dos camas y una cuna, donde viven ella, su hija y su nieta, con sus respectivos esposos, y su biznieta Patricia. La casa es un "cucuruchito", pero lleno de recuerdos de Mach¨ªn. Hay fotos color sepia maravillosas, recortes de peri¨®dicos y sobre todo est¨¢ la memoria fabulosa de su hermana: "?l iba los domingos a la iglesia y cantaba en el coro. Lo hac¨ªa tan bien que el cura quiso propiciar que fuera bar¨ªtono; es lo que ¨¦l quer¨ªa ser, pero en aquella ¨¦poca, por el color, no pudo realizar ese deseo".
Recuerda Chiquitica que, pese a la oposici¨®n de su padre, Antonio "siempre se la pasaba cantando". "A los 22 a?os march¨® solo a La Habana y aqu¨ª empez¨® a trabajar de media cuchara [ayudante de alba?il] en una obra", donde conoci¨® a Jos¨¦ Mart¨ªnez, un sevillano que fascinado por su voz le present¨® al trovador y guitarrista Miguel Zaballa. Con ¨¦l Mach¨ªn cre¨® su primer d¨²o y se present¨® en distintos centros nocturnos y en la radio. Modesto Azpiazu, director de la orquesta que amenizaba las noches del famoso cabaret del Casino Nacional, lo conoci¨® por aquel entonces y lo fich¨® para su agrupaci¨®n, convirti¨¦ndolo en el primer cantante negro de una orquesta de blancos. Con Azpiazu viaj¨® a Nueva York en 1930. Tras grabar El manisero, la famosa obra de Mois¨¦s Sim¨®n, Mach¨ªn salt¨® a la fama y ¨¦sta ya no lo abandon¨® jam¨¢s.
Chiquitica afirma saber el secreto de las famosas maracas de su hermano. "Cuando ¨¦l empez¨® tocaba las claves. Tambi¨¦n se sab¨ªa acompa?ar a la guitarra pero su fuerte eran las maracas. Las primeras que tuvo las llamaba las abuelas; ¨¦l las guardaba en una vitrina con todos sus trofeos, y aunque ten¨ªa otras, ¨¦l siempre prefiri¨® las abuelas".
Despu¨¦s de tener varios grupos en Estados Unidos, Mach¨ªn viaja a Europa. Inglaterra, Alemania, Suecia, Italia, Holanda... En Par¨ªs forma su propia orquesta y se presenta en La Coupole, pero al estallar la Segunda Guerra Mundial se marcha a Espa?a. Pese a la dura posguerra, Mach¨ªn sale adelante y triunfa con boleros antol¨®gicos.
Inmortaliza Mira que eres linda (Julio Brito), Aquellos ojos verdes (Nilo M¨¦ndez), Madrecita y Toda una vida (ambas de Osvaldo Farr¨¦s), entre otros ¨¦xitos. Pero es con Dos gardenias, de la cubana Isolina Carrillo, y sobre todo con Angelitos negros, compuesta por el mexicano Manuel ?lvarez Maciste sobre unos versos del poeta venezolano Andr¨¦s Eloy Blanco, con las que Mach¨ªn alcanza el cenit de su fama.
En Cuba, s¨®lo algunos programas de radio han recordado los 100 a?os del nacimiento de Mach¨ªn (que viaj¨® por ¨²ltima vez a su pa¨ªs en 1957), pero de conciertos y homenajes, nada. "Ingratitud", dice Chiquitica, "en Sevilla hasta tiene una calle con su nombre, y aqu¨ª, nada". Chiquitica es de armas tomar. Estudi¨® m¨²sica, aprendi¨® ingles y franc¨¦s, trabaj¨® en el Ministerio de Comercio -"con otros gobiernos"- y hace tres a?os, con 86, se mont¨® a un avi¨®n y se march¨® a Espa?a invitada a un acto en memoria de su hermano. "Y si me invitan otra vez me vuelvo a ir". El ¨¦xito de Antonio Mach¨ªn en Espa?a dur¨® hasta el d¨ªa de su muerte, en 1977, en Madrid. Y hasta entonces ¨¦l se ocupo de Gloria y de su familia. "En navidades aqu¨ª nunca faltaban los turrones, pero despu¨¦s de ese d¨ªa, nada". No quiere hacer reproches oficiales, pero, dice, "ya ser¨ªa hora de que me dieran una casa en condiciones. As¨ª podr¨ªa guardar mejor los recuerdos de Antonio".
Babelia
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