Seis hombres para Irak
Annan abordar¨¢ con los l¨ªderes de las distintas fuerzas pol¨ªticas iraqu¨ªes el papel de la ONU en el futuro del pa¨ªs
Cuando el secretario general de la ONU, Kofi Annan, reciba ma?ana a una delegaci¨®n del Consejo de Gobierno iraqu¨ª para tratar del inminente traspaso de poder, que debe estar terminado en apenas cinco meses, y del papel de Naciones Unidas en el nuevo Irak, se encontrar¨¢ ante los representantes de un pa¨ªs donde apenas media docena de hombres, muy diferentes entre s¨ª, deben ponerse de acuerdo sobre la estructura final de este Estado ¨¢rabe. Pol¨ªticos, guerrilleros, hombres de negocios y religiosos, estos son los seis nombres de las principales figuras de Irak.
Adnan Pachachi. Desde la ca¨ªda de Sadam Husein en abril de 2003, este octogenario es el candidato de consenso para asumir la presidencia del pa¨ªs una vez que se traspasen los poderes al Gobierno iraqu¨ª. Sun¨ª, pero partidario de un Irak laico; con una brillante carrera pol¨ªtica y diplom¨¢tica en defensa de los intereses de su pa¨ªs y represaliado por el partido Baaz, Pachachi goza de gran prestigio entre chi¨ªes y kurdos. De educaci¨®n brit¨¢nica, pas¨® parte de su exilio en Abu Dabi y trabaj¨® como consejero del Gobierno de Emiratos ?rabes Unidos, lo que le permiti¨® establecer unas privilegiadas relaciones con las monarqu¨ªas del Golfo. En la casa que ahora vive, situada frente a una gigantesca mezquita a medio construir iniciada por Sadam en pleno embargo econ¨®mico, trabajan numerosos colaboradores del l¨ªder de los Dem¨®cratas Independientes Iraqu¨ªes, quien se ha convertido en el favorito de EE UU para liderar la pol¨ªtica iraqu¨ª en los pr¨®ximos a?os. En su contra tiene que es un desconocido para los j¨®venes chi¨ªes que recelan de los sun¨ªes.
Aunque no figura en el Consejo de Gobierno, el gran ayatol¨¢ Sistani es el poder real en Irak
Barzani cree en la unidad de Irak, aunque con un estatus especial para el norte kurdo
Abdel Aziz al Hakim. Siempre eclipsado por la figura de su hermano, el carism¨¢tico ayatol¨¢ Mohamed Baqer al Hakim, Abdel Aziz se encontr¨® a la cabeza del Consejo Supremo para la Revoluci¨®n Isl¨¢mica en Irak (CSRII) cuando Mohamed fue asesinado en agosto de 2003 en un sangriento atentado perpetrado en el mismo coraz¨®n del chi¨ªsmo, el mausoleo de Al¨ª en Nayaf, que caus¨® casi un centenar de muertos. Adem¨¢s de encabezar el partido pol¨ªtico m¨¢s importante por n¨²mero e influencia de Irak, dirige las Brigadas Bader, un ej¨¦rcito armado y entrenado en Ir¨¢n que le sirve de guardia pretoriana y protege los lugares sagrados del chi¨ªsmo. Mantiene estrechas relaciones con el r¨¦gimen de Teher¨¢n y reivindica la proximidad hist¨®rica entre ambos pa¨ªses. Sus detractores le tachan de esp¨ªa. Sus relaciones con la autoridad estadounidense en Irak son fluidas y quienes le tratan se?alan que es un negociador y no un dogm¨¢tico. En Bagdad ocupa la vivienda, a orillas del Tigres, que perteneci¨® al vicepresidente Tarek Aziz. Desde all¨ª trata de contrarrestar los movimientos de sus mayores adversarios, los radicales isl¨¢micos chi¨ªes, encabezados por Moqtada al Sader, partidario del enfrentamiento abierto con EE UU.
Masud Barzani. Hijo de Mul¨¢ Mustaf¨¢, un prestigioso l¨ªder kurdo apadrinado por Stalin, Barzani gobierna en la mitad occidental del Kurdist¨¢n iraqu¨ª desde Erbil, una peque?a ciudad que arrebat¨® en los a?os noventa a su archienemigo, el tambi¨¦n kurdo Jalal Talabani, con la ayuda del Ej¨¦rcito de Sadam Husein. Le pag¨® el favor con la entrega de numerosos enemigos que se hab¨ªan refugiado en Kurdist¨¢n. Barzani cree en la unidad de Irak, aunque reclama un estatus especial para el norte del pa¨ªs, que ha vivido en la independencia pr¨¢ctica desde 1991. Manda sobre unos 30.000 hombres armados y su inter¨¦s m¨¢s importante es hacerse con Mosul, tercera ciudad de Irak cuya provincia est¨¢ plagada de yacimientos petrol¨ªferos y desde donde parte un estrat¨¦gico oleoducto. Barzani la reclama como capital kurda a la vez que libra una pugna soterrada con Talabani por el control de la segunda ciudad: Kirkuk.
Jalal Talabani. Educado, tranquilo y prooccidental, Talabani es visto por muchos iraqu¨ªes no kurdos como el verdadero peligro para la integridad territorial de Irak. Sus 30.000 peshmergas de la Uni¨®n Patri¨®tica del Kurdist¨¢n controlan la mitad de la regi¨®n. En su capital, Suleymaniya, las j¨®venes pasean en pantal¨®n vaquero y en numerosos establecimientos se vende alcohol. Al contrario que Barzani, quien cuando acude a la capital iraqu¨ª se aloja en un hotel, Talabani posee una vivienda en un lujoso barrio de Bagdad desde la que su hijo, educado en Washington, hace de interlocutor con los representantes occidentales. "No parece iraqu¨ª", repiten en Bagdad. Talabani aboga por un federalismo que reconozca el statu quo de independencia kurda. Fiel a su estrategia, en vez de hacer reclamaciones p¨²blicas, env¨ªa de vuelta a Kirkuk -para hacerse con el control de esta ciudad clave- a miles de refugiados kurdos que fueron expulsados por Sadam.
Ahmad Chalabi. Seg¨²n una encuesta realizada por la Administraci¨®n estadounidense para Irak, es el miembro del Consejo m¨¢s conocido (un 33%) y m¨¢s odiado (30%). Perteneciente a una conocida y multimillonaria familia chi¨ª de Bagdad que perdi¨® todo cuando Sadam nacionaliz¨® sus f¨¢bricas de harina, llevaba fuera del pa¨ªs desde 1958 cuando march¨® al Reino Unido para estudiar. A su regreso, tras la ca¨ªda del r¨¦gimen de Sadam, su rostro era desconocido para los iraqu¨ªes, pero su mala fama no. Acusado y perseguido en Jordania por quiebra fraudulenta de la Banca Petra, Chalabi es considerado un ladr¨®n por el iraqu¨ª de la calle. En un error de c¨¢lculo pol¨ªtico, en los meses anteriores a la guerra, Washington vio en ¨¦l un candidato s¨®lido para acceder a la presidencia iraqu¨ª como hombre fuerte siguiendo el modelo de Hamid Karzai en Afganist¨¢n. La OTAN entren¨® en Hungr¨ªa a una milicia que constituir¨ªa el embri¨®n del nuevo Ej¨¦rcito iraqu¨ª y Chalabi fue puesto al frente de un partido, el Congreso Nacional Iraqu¨ª, pero el desprestigio del personaje es tal que la operaci¨®n se mostr¨® inviable. Ninguno de sus compa?eros en el Consejo de Gobierno conf¨ªa en ¨¦l. Pese a ello, mantiene sus apoyos en EE UU, no en vano es un laico de educaci¨®n occidental.
Al¨ª al Sistani. Aunque no forma parte del Consejo de Gobierno, el gran ayatol¨¢ Sistani es el aut¨¦ntico l¨ªder con poder en Irak. Su palabra es ley para pr¨¢cticamente el 60% de la poblaci¨®n y las autoridades estadounidenses son conscientes de que cualquier objeci¨®n por su parte al proceso de transici¨®n supone un obst¨¢culo muy dif¨ªcil de salvar. Se trata del religioso m¨¢s respetado y con mayores conocimientos sobre el islam de Al Hawza, el centro religioso situado en las cercan¨ªas de Nayaf, cuya influencia se extiende desde Irak hasta Ir¨¢n. En su escuela cor¨¢nica se form¨®, por ejemplo, el ayatol¨¢ Jomeini. Es un hombre reservado y sus declaraciones p¨²blicas son contadas, lo que multiplica su efecto sobre los chi¨ªes. Desde la ca¨ªda de Sadam se ha caracterizado por su moderaci¨®n y por evitar la confrontaci¨®n directa con los estadounidenses, quienes, conscientes de su poder, han llegado con ¨¦l a acuerdos sobre varias zonas de Irak, especialmente las ciudades de Nayaf y Kerbala, en cuyos centros no penetran las tropas internacionales. Al terminar la guerra emiti¨® un decreto que prohib¨ªa tanto los saqueos como los ataques a las tropas extranjeras. Cuando sus seguidores le preguntaron por qu¨¦ no llamaba a la guerra santa contra los estadounidenses, contest¨®: "Si lo hiciera me convertir¨ªa en un traidor al islam".
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