Bienvenidos al siglo XX

Llegar a Toc¨®n de Qu¨¦ntar por carretera no es f¨¢cil. El pueblo, situado a unos 40 kil¨®metros de Granada, cerca del camino a Sierra Nevada, cuelga de un barranco sobre el pantano de su nombre. Y si a los coches les cuesta llegar, a la se?al de televisi¨®n le es imposible. El pueblo, blanco y empinado, se encuentra sepultado entre altas monta?as y sus 50 habitantes no reciben mas que nieve en sus pantallas.

Para paliar la falta de televisi¨®n, el alcalde de Qu¨¦ntar, Enrique Rodr¨ªguez, del PSOE, afirma que instalar¨¢ el repetidor necesario en el pico de la Cimbrilla antes del verano. Qu¨¦ntar es el pueblo al que administrativamente pertenece Toc¨®n. Qu¨¦ntar tiene 1.059 habitantes, y los 13 kil¨®metros que le separan de Toc¨®n le permiten recibir la se?al de televisi¨®n sin problemas.

Para instalar el repetidor, el Ayuntamiento dispone de 24.000 euros que el municipio ha ahorrado durante a?os. La instalaci¨®n cuesta 40.000 euros, la mayor¨ªa para llevar la electricidad necesaria al repetidor. Rodr¨ªguez afirma que un banco pondr¨¢ el resto. El alcalde cumplir¨¢ as¨ª la promesa estrella de su campa?a electoral.

Francisco S¨¢nchez, de 71 a?os, agricultor jubilado, paseante y vecino de Toc¨®n, no lo ve tan claro como su alcalde. "A ver si es verdad que lo ponen, estar¨ªa bien, pero ya veremos", afirma con la paciencia y la resignaci¨®n que dan los a?os. S¨¢nchez, acompa?ado de su peque?o perro y pertrechado con una buena pelliza, afirma mientras mira al cielo que ha o¨ªdo la cantinela otras veces. Ayer, en Toc¨®n, pese a lo espl¨¦ndido que luc¨ªa, la temperatura no superaba los cuatro grados, diez menos que en la capital granadina.

Mar¨ªa S¨¢nchez, de 59 a?os, es de las personas que puede ver algo de televisi¨®n. S¨¢nchez pasa el invierno en Granada y acude a Toc¨®n los fines de semana. Ella ha colocado una gran antena que le permite ver Tele 5 y Canal Sur 2 de forma medio decente. El resto es nieve, como la que varias veces cada invierno a¨ªsla al pueblo del resto del mundo.

Mar¨ªa invita a pasar al interior de su casa a la primera y ense?a la pantalla. Cambia los canales para demostrar que dice la verdad. La chimenea de la casa no descansa. Sobre ella Mar¨ªa prepara un arroz a la lumbre "con pocas cosas, pero muy bueno". Mar¨ªa asegura que, de llegar la televisi¨®n en buenas condiciones, una de las personas que m¨¢s lo agradecer¨ªa ser¨ªa su suegra, Piedad Alcarria, de 92 a?os. Piedad vive sola en el pueblo. "No consiente en abandonar el pueblo y pasa las tardes frente a la chimenea", explica Mar¨ªa. Y es que por Toc¨®n parece que, por no pasar, ni pas¨® la guerra.

En el bar del pueblo, El Pastor (plato de chuletas de cordero y patatas a lo pobre, cerveza, pan y postre, 14 euros) la conversaci¨®n salta r¨¢pidamente a la propuesta del alcalde. "Lo bueno del pueblo es que vienes y desconectas, est¨¢ bien as¨ª", comenta un parroquiano.

Otro, que no quiere quedarse atr¨¢s en su apuesta por el aislacionismo tipo aldea gala irreductible, apunta que lo peor est¨¢ a¨²n por llegar y no es la televisi¨®n. "El m¨®vil. [Pausa] El d¨ªa que llegue el m¨®vil s¨ª que estaremos perdidos", se?ala. Todo el mundo asiente silencioso y parece imaginar el terrible d¨ªa. El primero, que no quiere quedarse atr¨¢s, remata: "Lo que tendr¨ªan que hacer es cortar hasta la l¨ªnea de tel¨¦fono".