Los fotomontajes de Hannah H?ch rastrean el arte de las vanguardias
El Reina Sof¨ªa expone 189 obras de la artista alemana oscurecida por Heartfield y Grosz
Un ¨¢lbum de recortes, con im¨¢genes de revistas y peri¨®dicos, descubre los materiales utilizados por la artista alemana Hannah H?ch (Gotha, 1889-Berl¨ªn, 1978) en sus trabajos de collages. El Museo Nacional Reina Sof¨ªa, de Madrid (Santa Isabel, 52), present¨® ayer una exposici¨®n con 189 obras de la artista, entre ¨®leos, dibujos, fotomontajes y fotograf¨ªas, para conocer por primera vez una obra clave del siglo XX, vinculada a los movimientos de vanguardia como el dad¨¢ y el constructivismo, con una visi¨®n ir¨®nica y po¨¦tica que afecta a la creatividad y a la mujer.
El historiador y cr¨ªtico de arte Juan Vicente Aliaga, comisario de la exposici¨®n de Hannah H?ch, ha reconstruido "una obra y una vida fascinantes", seg¨²n declar¨® ayer el director del Museo Nacional Reina Sof¨ªa, Juan Manuel Bonet, al presentar una figura art¨ªstica cuyo reconocimiento ha sido tard¨ªo y oscurecido por otros artistas de entreguerras, como George Grosz, John Heartfield y Raoul Hausmann, con quien comparte el hallazgo de la t¨¦cnica del fotomontaje a partir de 1918.
La fortuna cr¨ªtica de Hannah H?ch (o HH, como firmaba sus obras) es reciente e intensa, seg¨²n Bonet. En Espa?a s¨®lo se ha podido ver obra suya en muestras con el contexto de Berl¨ªn o de Heartfield. El montaje presenta en paredes azules y cartelas dif¨ªciles de leer un recorrido cronol¨®gico desde las primeras obras expresionistas, los fotomontajes, Berl¨ªn y las pr¨¢cticas dada¨ªstas, donde refleja otras vertientes de las vanguardias hist¨®ricas, la imagen de la mujer, el arte primitivo, la entreguerra y el nazismo. "Hay una especial po¨¦tica en su obra y una gran melancol¨ªa, con la utilizaci¨®n de nuevos lenguajes visuales".
Para Juan Vicente Aliaga, ha sido "una aventura fascinante" preparar durante tres a?os y medio la exposici¨®n, con la coordinaci¨®n de Bel¨¦n D¨ªaz de R¨¢bago. En su opini¨®n, Hannah H?ch es un caleidoscopio de las preocupaciones est¨¦ticas del siglo XX, por el af¨¢n de experimentaci¨®n, el empleo de nuevas t¨¦cnicas, la incorporaci¨®n de la mujer en la sociedad occidental, la constataci¨®n del horror y violencia de las pol¨ªticas de exclusi¨®n racial, como el nazismo, y la potenciaci¨®n de la creatividad sin alejarse de las realidades humanas. "Desde una edad temprana, decide recomponer la imagen del cuerpo humano sin tapujos, con la idea de fotomontaje, que prefer¨ªa al de collage, a base de recortar fragmentos de im¨¢genes de revistas y peri¨®dicos que a?ade a otros fragmentos de cuerpos, que no fotograf¨ªa, como hac¨ªa Heartfield. En este redise?o del cuerpo humano, del cuerpo de la mujer y del var¨®n, mezcla las culturas africanas y asi¨¢ticas con las europeas, y es una pionera de la redefinici¨®n del cuerpo de la mujer".
El montaje de Aliaga presenta la obra de H?ch de una forma cronol¨®gica que rompe en ocasiones con agrupamientos de conceptos o temas, donde pueden aparecer dos mu?ecas dad¨¢s o una serie de perfiles recortados en papel. Tras las primeras obras, de car¨¢cter m¨¢s abstracto y que "fueron minusvaloradas en su momento", aparecen los "a?os de la convulsi¨®n" entre 1919 y 1921, pr¨®ximo al dada¨ªsmo, que la artista presenta con un componente burl¨®n e ir¨®nico sobre el machismo de los dad¨¢s.
El recorrido sigue con su relaci¨®n con el teatro y con Kurt Schwitters, con dise?os para escenograf¨ªas no realizadas, y otras piezas de su relaci¨®n "tormentosa y fruct¨ªfera" con Raoul Hausmann. Tras el pase de dos documentales de los a?os sesenta, donde la artista explica su forma de trabajar, se dispersan los fotomontajes de los a?os veinte y treinta, donde aparece "la nueva mujer", con una "distancia ir¨®nica" sobre el aspecto m¨¢s "cosm¨¦tico y superficial". Tambi¨¦n se interesa por la androginia y el amor l¨¦sbico, tras vivir nueve a?os con la escritora holandesa Til Brugman en La Haya y Berl¨ªn. No se escapa el "periodo sombr¨ªo y melanc¨®lico" del nazismo y el posterior color y fantas¨ªa. Una obra, expuesta hasta el 11 de abril, que se explica en el cat¨¢logo, con textos de Burmeister, Hille, Makholm, Luyken y Aliaga, y en conferencias (d¨ªas 18 y 25 de febrero), de Ralf Burmeister y Emmanuel Guigon.
75.525 menos
El Reina Sof¨ªa perdi¨® 75.525 visitantes en 2003 respecto al a?o anterior, pero su director, Juan Manuel Bonet, dice que el museo nacional no trabaja desde la perspectiva de r¨¦cords de asistencia, aunque son bienvenidos. "El museo tiene altibajos. En el 93 y 94 tuvo un descenso de un cuarto de mill¨®n de visitantes y luego se recuper¨®", declar¨® ayer Bonet, que no encuentra explicaciones art¨ªsticas o sociol¨®gicas por este abandono, que en alguna informaci¨®n se cifr¨® en una p¨¦rdida de 111.525 personas, y tampoco quiere entrar en los registros de otros museos. Las cifras oficiales de visitas fueron durante 2003, 1.428.884, y durante 2002, 1.504.409. La cifra m¨¢gica del mill¨®n de visitantes se super¨® en 1998. Hubo un descenso en 2001, con una cifra de 1.331.334, y aument¨® en 2000 con 1.436.967 personas. Bonet enumera las ¨²ltimas exposiciones que "tienen buena aceptaci¨®n", en especial la de Alberti, la m¨¢s visitada, para demostrar que debe ofrecer un programa contempor¨¢neo pero tambi¨¦n otras hist¨®ricas o m¨¢s literarias que "no son de masas". Conf¨ªa en el a?o 2004, el a?o de la ampliaci¨®n del museo con el proyecto del arquitecto Nouvel, que se abrir¨¢ con exposiciones "de tir¨®n" de Dal¨ª y de Linchestein. Bonet lleva casi cuatro a?os en el cargo, los mismos que se mantiene una alambrada de seguridad en la entrada del museo, por los vidrios de las torres de ascensores.
Babelia
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