Un hielo anunciado
La noticia de la Agencia Europea del Espacio (ESA) de que el espectr¨®metro de infrarrojos Omega, a bordo de la nave Mars Express, ha registrado una fuerte se?al de agua en el polo sur marciano, completa -junto con la recuperaci¨®n por las antenas de la NASA de las se?ales del veh¨ªculo Spirit- una buena jornada para la exploraci¨®n planetaria.
Varios aspectos del anuncio de la ESA merecen comentario. En primer lugar, llama la atenci¨®n que el an¨¢lisis se refiera exclusivamente al polo sur, cuando la extensi¨®n del casquete de hielo existente en el polo norte de Marte es unas cinco veces mayor; y cuando, dada la ¨®rbita polar de la sonda, los datos de ambas zonas deben obtenerse casi simult¨¢neamente. ?Quiz¨¢s la ESA ha decidido proporcionarnos las novedades con cuentagotas, para conseguir m¨¢s atenci¨®n?
La sonda tiene un vellocino cient¨ªfico que buscar: las antiguas aguas de Marte, hoy congeladas pero quiz¨¢ con capacidad para formar mares
La segunda consideraci¨®n no es de detalle sino de fondo, y se refiere a la novedad del dato. Hace meses que la NASA ha publicado mapas de abundancia de hidr¨®geno en el subsuelo de todo el planeta rojo, una cartograf¨ªa construida a partir de los datos de otro espectr¨®metro, el de emisi¨®n t¨¦rmica de la sonda Mars Odyssey. Hilando muy fino, se puede defender que el hidr¨®geno y el agua son cosas diferentes, y que en eso reside la novedad. Pero, aunque esto sea literalmente cierto, tambi¨¦n lo es que todos los estudiosos de Marte hab¨ªan interpretado los mapas de hidr¨®geno como mapas de hielo de agua, porque es el ¨²nico compuesto de aquel elemento que razonablemente puede existir en grandes cantidades en el subsuelo de Marte.
?Se trata de quitar m¨¦ritos a nuestra agencia espacial? En absoluto: creo que todos los cient¨ªficos europeos, planetarios o no, est¨¢n muy orgullosos de la haza?a que supone colocar un sat¨¦lite en ¨®rbita de Marte al primer intento. Lo que redondear¨ªa el logro ser¨ªa una pol¨ªtica realista y no triunfalista de difusi¨®n de los datos, una que no ignore que, si la ESA es nueva en Marte, el hombre no lo es.
?Puede obtener la Mars Express datos nuevos y espectaculares sobre el planeta, que merezcan realmente titulares en los medios de comunicaci¨®n? Sin duda: el radar MARSIS es el instrumento que nos puede dar esa alegr¨ªa. Con su capacidad de penetraci¨®n a varios kil¨®metros de profundidad y su independencia de eventuales tormentas de polvo, el radar puede realizar una cartograf¨ªa del subsuelo, comenzando a introducirnos en una regi¨®n de Marte que se mantiene absolutamente ignota tras casi medio siglo de exploraci¨®n rob¨®tica: la corteza profunda. Si los mares que muchos suponen que cubrieron el norte marciano en tiempos remotos no se han perdido por completo en el espacio, es all¨ª donde podremos encontrarlos.
Surge aqu¨ª de nuevo el tema recurrente en la exploraci¨®n reciente de Marte: la pista del agua. Y en este camino, un dato que ha concitado mucha atenci¨®n en los ¨²ltimos d¨ªas: la abundancia de olivino en la superficie del planeta rojo, anunciada tambi¨¦n hace meses por la Odyssey y confirmada anteayer por la Spirit. Este mineral verde, usado en joyer¨ªa y tan frecuente en las rocas volc¨¢nicas que cualquier turista puede comprar una buena pieza por un euro en el sur de Lanzarote, se altera f¨¢cilmente en un ambiente h¨²medo. Por ello, su presencia en grandes cantidades en la superficie de Marte indicar¨ªa que no hay agua l¨ªquida cerca de la superficie.
?Y esto es una novedad? No hace falta analizar minerales para saber que Marte es un desierto polvoriento. Sin embargo, la hip¨®tesis detr¨¢s de este hallazgo tiene vastas implicaciones: si Marte es un planeta muerto, sus rocas tendr¨¢n, como las lunares, miles de millones de a?os de antig¨¹edad. Por lo tanto, los olivinos excluir¨ªan la presencia de agua l¨ªquida en superficie durante miles de millones de a?os. Las aguas que excavaron los enormes cauces hoy secos ser¨ªan antiqu¨ªsimas y probablemente fugaces. Pero, ?y si Marte sigue fabricando rocas, como hace la Tierra cada vez que hay una erupci¨®n volc¨¢nica? Entonces la interpretaci¨®n anterior pierde todo su valor: el olivino s¨®lo nos confirmar¨ªa que no ha circulado agua por la mayor parte de la superficie de Marte en tiempos recientes. Es decir, el desierto actual, pero ninguna clave sobre la historia antigua del planeta. Surge as¨ª de nuevo la discusi¨®n entre los partidarios de un Marte con periodos h¨²medos repetidos e importantes, quiz¨¢ incluso recientes, y los defensores del desierto fr¨ªo casi perenne.
Es previsible que esta batalla cient¨ªfica tenga numerosas escaramuzas en los meses pr¨®ximos, y ser¨ªa estimulante que los datos de la Mars Express sirviesen de argumento en algunas de las emboscadas. Adem¨¢s de las espl¨¦ndidas fotos que comienza a ofrecernos para delicia de los exploradores virtuales del Sistema Solar, la sonda tiene un vellocino cient¨ªfico que buscar: las antiguas aguas de Marte, hoy congeladas, pero quiz¨¢ con capacidad para formar de nuevo mares en el futuro. Esperemos ver pronto primeras planas celebrando la localizaci¨®n de los oc¨¦anos perdidos que la poes¨ªa de Ray Bradbury adelant¨® en 1950.
Francisco Anguita es profesor de geolog¨ªa planetaria en la Universidad Complutense.
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