La gran marea blanca
La arriesgada aventura del capit¨¢n canario Ram¨®n Gil termin¨® en el oc¨¦ano Atl¨¢ntico, a 800 millas al oeste de Canarias. El m¨¢stil del Boston Ward, velero de 14 metros que patroneaba desde un lugar ignoto al sur del mar del Caribe y por una ruta poco transitada y vigilada, estaba roto y navegaba a un nudo por hora. El viaje con 800 kilos de coca¨ªna a bordo se prolong¨® 30 d¨ªas, y los tripulantes, un sueco y un italiano, estaban sin agua y exhaustos.
El pasado 31 de marzo, funcionarios de Vigilancia Aduanera abordaron la nave y detuvieron a la tripulaci¨®n. El Boston Ward, muy deteriorado, se hundi¨® cuando lo remolcaban en direcci¨®n a Canarias. "Casi les salvamos la vida. El barco y ellos estaban en condiciones penosas", relata un funcionario. Gil, de 80 a?os, llevaba navegando toda su vida. Es el capit¨¢n m¨¢s viejo, "el medalla de oro" de los detenidos por los funcionarios de la Agencia Tributaria que combaten el imparable tr¨¢fico de la coca¨ªna colombiana, boliviana y peruana en aguas del Atl¨¢ntico.
"No somos la punta del iceberg de la 'coca', como se sospechaba, somos el iceberg", asegura Santiago Astudillo, subdirector de log¨ªstica de la Agencia Tributaria
"Los 'narcos' colombianos lo controlan todo. S¨®lo necesitan al transportista que les meta la droga en las costas de Galicia. Despu¨¦s recuperan el control"
"Los carteles est¨¢n aqu¨ª. Tienen representantes de 60 o 70 organizaciones diferentes. Designan a un intermediario, que es quien coordina la operaci¨®n"
"Los traficantes gallegos lo tienen cada vez m¨¢s f¨¢cil porque se limitan a transportar la coca¨ªna y se llevan el 27% de la carga. Nosotros, mucho m¨¢s dif¨ªcil"
En la Audiencia Nacional se critica la "sorprendente" participaci¨®n de antiguas personalidades de la judicatura en la defensa de los traficantes de coca¨ªna
Desde que cayeron los grandes 'capos' gallegos, los grupos se han atomizado. La polic¨ªa maneja un libro de alias sospechosos con 850 nombres distintos
El pasado 2003, la coca¨ªna intervenida por los servicios espa?oles se elev¨® a 44.341 kilos, 37.400 en el mar y el resto en tierra, m¨¢s del 60% de la droga incautada en toda Europa. Espa?a disputa a M¨¦xico el tercer puesto en el ranking mundial de aprehensiones de coca¨ªna despu¨¦s de EE UU y Colombia. Un dato inquietante y una evidencia m¨¢s de la decidida apuesta de los clanes colombianos por colocar su droga a trav¨¦s de las costas espa?olas, convertidas en el gran almac¨¦n desde donde se distribuye a toda Europa, un continente donde aumenta su consumo. "No somos la punta del iceberg, como se sospechaba. Somos el iceberg", asegura Santiago Astudillo, 50 a?os, gallego y subdirector general de log¨ªstica de Vigilancia Aduanera.
En los hospitales espa?oles el 40% de urgencias hospitalarias por drogas son a causa de la coca¨ªna, que ya ha superado a la hero¨ªna, seg¨²n C¨¦sar Pascual, 46 a?os, delegado del Plan Nacional Contra la Droga. El 34% de las demandas nuevas de tratamiento las provoca esta droga, que causa el 51% de muertes por estupefacientes. Se estima que hay entre 400.000 y 600.000 consumidores.
Gil, el octogenario marino, transport¨® la droga por la denominada ruta de los veleros, que arranca desde las islas caribe?as de Santa Luc¨ªa y Santa Cruz. Les suministran la coca¨ªna con lanchas neum¨¢ticas o se la arrojan desde el aire. Las cargas no superan los 1.000 kilos y las compran organizaciones europeas. No hay rastro de los c¨¢rteles colombianos. Son traficantes cl¨¢sicos, desconfiados y solitarios, que parecen contagiados por la soledad de las aguas en las que navegan.
Pero los kamikazes como ¨¦ste presunto traficante est¨¢n en declive. Ahora, la gran marea de coca¨ªna que atraviesa el Atl¨¢ntico desde las costas de Colombia y Venezuela hasta las r¨ªas gallegas no est¨¢ en manos de las organizaciones criminales europeas que navegan por la novelesca y arriesgada ruta que tom¨® el Boston Ward, sino de m¨²ltiples, peque?os y atomizados clanes de colombianos. Han tomado el relevo de los Ochoa, Orejuela, Escobar, las viejas familias que sostuvieron los poderosos carteles de Medell¨ªn y Cali, desarticulados en los a?os noventa y reconvertidos hoy en decenas de oficinas clandestinas a las que llaman boutiques.
Jos¨¦ Garc¨ªa Losada, comisario general de Polic¨ªa Judicial, lo explica as¨ª: "Se han fragmentado los clanes y la oferta. Los colombianos lo controlan todo. S¨®lo necesitan al transportista que les meta la droga en las costas de Galicia y Portugal. Despu¨¦s recuperan el control de la carga para distribuirla".
Control desde el principio hasta el final. Esa es la m¨¢xima que rige entre estos peque?os grupos que a menudo se unen entre s¨ª para mover la droga y enviarla a los grandes centros de consumo: Estados Unidos y Europa. "Si el destino es EE UU trabajan con mexicanos. Si es Europa, con gallegos", asegura Astudillo, el responsable de un ej¨¦rcito capitaneado por el buque Petrel, que se ha convertido en la pesadilla de los narcos. El pasado a?o sus hombres intervinieron m¨¢s de 30.000 kilos de coca¨ªna en 15 abordajes en aguas internacionales.
Colombia tiene 102.071 hect¨¢reas dedicadas al cultivo de la planta de la coca y, con Per¨² y Bolivia es el mayor productor del planeta. Pero la alianza de los traficantes y la guerrilla complica la lucha contra los carteles. El 80% de las finanzas de las FARC proceden del narcotr¨¢fico, seg¨²n un informe reservado de la Polic¨ªa Nacional colombiana fechado el pasado mes de junio. Doce de sus frentes est¨¢n vinculados al negocio. Las guerrillas participan en la producci¨®n y comercializaci¨®n. Adem¨¢s, extorsionan a los traficantes con el gramaje, un impuesto similar al de ETA. A cambio les facilitan seguridad y protegen sus laboratorios y cultivos. El Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN) y las Autodefensas Unidas de Colombia tambi¨¦n est¨¢n ligados al narcotr¨¢fico.
El Gobierno de ?lvaro Uribe los combate con sat¨¦lites de detecci¨®n, reconocimientos a¨¦reos y aspersi¨®n de cultivos ilegales mediante cuatro aviones y seis helic¨®pteros desde Bucaramanga, San Jos¨¦ y Villa Garz¨®n, localidades situadas en tres puntos distintos del pa¨ªs, y un dispositivo antinarc¨®ticos formado por 18 compa?¨ªas con 3.410 hombres. Pero, pese a los 4.153 detenidos en el primer semestre del a?o pasado, la coca¨ªna colombiana sigue saliendo y abasteciendo el mercado estadounidense y europeo.
Viejos barcos
Los puertos colombianos de Barranquilla, Cartagena o Santa Marta, antiguos puntos de partida de la droga, est¨¢n muy vigilados, y ahora la coca¨ªna inicia su largo viaje desde aguas venezolanas, donde el control mar¨ªtimo, desde que gobierna Hugo Chaves, se ha relajado. Las go fast, nombre que la polic¨ªa colombiana da a las lanchas r¨¢pidas de los narcos, transportan la droga hasta los barcos nodriza encargados de atravesar el Atl¨¢ntico. Cinco de los capitanes de estos barcos atrapados el pasado a?o por los hombres de Astudillo eran venezolanos. Treinta y ocho de los 116 detenidos en los 15 abordajes contra la coca¨ªna en el mar eran de Venezuela.
"Colombia est¨¢ haciendo m¨¢s esfuerzo, por eso parten desde Venezuela. Muchos, desde la zona de isla Margarita. Los barcos salen de puerto limpios y los narcos les cargan la droga en el mar", asegura Eloy Quir¨®s, comisario jefe de la brigada de Estupefacientes, un polic¨ªa que lleva 20 a?os tras los alijos de coca¨ªna.
La ruta mar¨ªtima de la coca¨ªna comienza muchas veces en la bah¨ªa de Paramaribo. Los barcos nodriza son pesqueros denominados lanchas de r¨ªo, viejas embarcaciones de 30 metros de eslora, casco de madera y un gran toldo para que sus tripulantes se protejan del calor. Navegan seis d¨ªas a una velocidad media de ocho nudos y nunca pasan de las 1.500 millas. La tripulaci¨®n oscila entre cuatro y ocho personas y van "en condiciones penosas", seg¨²n relata un funcionario de aduanas que ha participado en varios abordajes. "Suele ir un colombiano a bordo para controlar la carga", asegura Jos¨¦ Antonio V¨¢zquez Ta¨ªn, 39 a?os, juez de Vilagarc¨ªa de Arousa (Pontevedra) que dirigi¨® en 2003 las mayores redadas en el Atl¨¢ntico.
As¨ª, navegaron el pasado a?o hacia las costas espa?olas el Poseid¨®n I (2.800 kilos de coca¨ªna), Caridace (3.640), Nonga (3.160) y Do?a Rosa (1.368). Menos el Irene, que patroneaba un griego y estaba en buen estado, estas embarcaciones eran viejas, destartaladas y capitaneadas por venezolanos. Aunque, a veces, los narcos colombianos exhiben su poder e irrumpen en el Atl¨¢ntico con mercantes de 55 metros de eslora como el South Sea I (6.460 kilos de coca), con un capit¨¢n armenio; o torpederos de la Segunda Guerra Mundial reconvertidos, como el Cork (3.271); o impecables pesqueros holandeses, como el Irene (1.887). Grandes barcos para grandes operaciones.
Las embarcaciones de los traficantes, siempre con banderas de conveniencia, se acercan hasta al oeste de Cabo Verde, una zona a la que denominan "la autopista", y all¨ª aguardan la llegada de los pesqueros gallegos que, conectados por radio y tel¨¦fonos sat¨¦lite, se acercan al barco nodriza y cargan el alijo. "Los colombianos de aqu¨ª reciben el mensaje: qu¨¦ barco gallego recoger¨¢ el alijo, las coordenadas donde se encontrar¨¢n, la frecuencia de radio y una clave. Y la comunican a la organizaci¨®n", explica el juez V¨¢zquez.
Los barcos espa?oles que acuden en busca del nodriza llevan cuatro o cinco tripulantes, salen de Canarias y simulan que se dirigen a pescar a Mauritania. Pertenecen a las organizaciones de traficantes gallegos que en los noventa dejaron el tabaco y se pasaron a la coca¨ªna. "Son viejos palangreros atracados en puertos gallegos o vascos. Llevan artes de pesca, pero cuando subes al barco ves que est¨¢n en desuso", describe Astudillo.
Los pesqueros conducen la droga hasta 200 millas de las costas gallegas. La descargan en aguas internacionales en las lanchas semirr¨ªgidas que salen a recibirlas. "Un buen lanchero no tiene precio", dice V¨¢zquez. ?stas llevan cuatro motores de 300 caballos e introducen la droga en las calas y playas. De ah¨ª, la droga va a decenas de almacenes ocultos en anexos de viviendas por toda la costa. Los traficantes colombianos trasladan la coca¨ªna en camiones a otros almacenes en el centro de Espa?a y la reparten por Europa.
Los recaderos
?Han perdido protagonismo los clanes gallegos? "Los colombianos lo hacen todo y los traficantes gallegos lo tienen cada vez m¨¢s f¨¢cil porque se limitan a transportar la coca¨ªna y se llevan el 27% del valor de la carga. Ya no necesitan viajar a Colombia para comprarla. Tampoco tienen que venderla. Nosotros, en cambio, lo tenemos cada vez m¨¢s dif¨ªcil", se?ala el juez V¨¢zquez, un orensano cuyas indagaciones lograron aprehender el a?o pasado 25.000 kilos.
Y a?ade un dato precupante: "Ahora, los carteles colombianos est¨¢n aqu¨ª, en Galicia y Madrid. Tienen representantes de 60 o 70 organizaciones. Designan a un intermediario, un mero recadero, que es el que coordina la operaci¨®n con las organizaciones gallegas y as¨ª se aseguran que si cae sabe poco de la banda. La semana que llega el barco, los responsables salen de Espa?a hacia Miami y los gallegos se van a Portugal. Luego vuelven".
Garc¨ªa Losada, gallego y antiguo jefe de la brigada de Estupefacientes, recuerda la detenci¨®n en Madrid, en 1999, del colombiano Carlos Ruiz Santamar¨ªa, El Negro, considerado el hombre fuerte del cartel de Bogot¨¢ en Europa. El Negro se fug¨® antes de ser juzgado por la Audiencia Nacional. Alfonso Le¨®n, 40 a?os, su estrecho colaborador, contable y contacto con las redes gallegas, es una muestra del perfil de los embajadores de los carteles en Espa?a. "Viv¨ªa en un barrio normal de Madrid y conduc¨ªa un Ford Escort. No hacia ostentaciones. Eso s¨ª, ten¨ªa 16 tel¨¦fonos", recuerda el comisario Quir¨®s. Le¨®n declar¨® contra El Negro. Es el primer traficante colombiano arrepentido.
La otra cara de la moneda son los hermanos Rodrigo y Alfonso Vargas, colombianos que viv¨ªan en la Moraleja, residencia madrile?a de lujo, daban fiestas para 300 personas y segu¨ªan por todo el planeta a Juan Pablo Montoya, piloto de f¨®rmula 1. Cayeron el pasado mes de septiembre acusados de blanquear 37 millones de euros en inmuebles y obras de arte.
?Por qu¨¦ han aumentado tanto las aprehensiones en el Atl¨¢ntico? ?Por qu¨¦ los barcos de la Agencia Tributaria navegan cada vez m¨¢s lejos? "Si la informaci¨®n es muy pobre y no sabemos qui¨¦n va a ir a por la droga, atacamos al nodriza. Salimos a buscarlo. Es la forma de atraparla toda. El mundo es cada vez m¨¢s peque?o. A veces, el Petrel aguarda dos meses en el Atl¨¢ntico, al pairo. Hay m¨¢s resultados porque la coordinaci¨®n funciona como un reloj", dice Astudillo.
Los geos a bordo del Petrel abordan los barcos entre las cuatro y las siete de la madrugada. Siempre con permiso del pa¨ªs de abanderamiento. "Entonces puedes encontrarte a uno o dos tripulantes en cubierta. El resto descansa en los camarotes. Lo deber¨ªa estudiar un psic¨®logo porque casi siempre detienen la m¨¢quina, el barco se para y se va la luz. Creen que as¨ª no los podremos llevar detenidos a tierra", relata el responsable de la Agencia Tributaria.
Cada vez ofrecen m¨¢s resistencia para defender la mercanc¨ªa, como lanzar caf¨¦ ardiendo a los polic¨ªas cuando suben por la escalerilla o quemar el barco y la carga como hicieron el a?o pasado los del Flash III. "Cuando llegamos a su altura prendieron fuego al barco, y los tripulantes, un espa?ol, cuatro colombianos y un venezolano, se tiraron al agua. Llevaban 2.000 kilos, pero s¨®lo recuperamos 19", relata el funcionario Ignacio Regueiro. Hace varios a?os Astudillo fue secuestrado a punta de pistola por un marinero, Vicente Serantes, cuando abord¨® el Arcangelos. "Se hab¨ªa hecho fuerte en la sala de m¨¢quinas y cuando fui con uno de los detenidos de Cambados para hablar con ¨¦l me puso la pistola en la cabeza. Le entr¨® el s¨ªndrome de Neptuno y quer¨ªa llevar el barco a Canarias. Lo hizo durante 72 horas, hasta que en un nuevo abordaje lo redujeron".
La efectividad es el argumento que se esgrime para atacar a los cargamentos de coca¨ªna en alta mar. Cada vez m¨¢s lejos. "En tierra tenemos la batalla perdida. Las dos o tres veces que lo hemos intentado hemos perdido. Adem¨¢s arriesgas la vida de la gente porque ellos son aut¨¦nticos suicidas. Se lanzan por las carreteras sin luces y a 90 kil¨®metros por hora. Por eso los abordamos en el mar. Los clanes gallegos tienen una gran especializaci¨®n. Avisan a su gente la noche que llega la coca¨ªna y vigilan las carreteras de acceso a los almacenes. En pocos minutos desaparece la mercanc¨ªa. Con el clima de Galicia, desde el aire no podemos hacer nada", se lamenta V¨¢zquez.
?Cu¨¢nta gente mueven los clanes gallegos? "Desde que en los noventa cayeron los grandes capos, como los Charlines, Oubi?a, Prado Bugallo o Cordero, la mayor¨ªa en prisi¨®n, los grupos se han diversificado. Hablamos de muchos grupos. Quiz¨¢ de unas 1.000 personas. Manejamos un libro de alias de unos 850 nombres", dice el juez. Se conocen a los Burro, Mulas, Peques, Panarros, Arga, pero son muchos m¨¢s los que act¨²an. A veces lo hacen unidos. "Los carteles colombianos se han atomizado tanto que s¨®lo necesitas un barco y varios tripulantes para entrar en una operaci¨®n", explica Javier Zaragoza, 48 a?os, responsable de la Fiscal¨ªa Antidroga.
Enrique Le¨®n, 59 a?os, comisario de polic¨ªa en Santiago de Compostela, recuerda que hace a?os los capos colombianos obligaban a sus socios gallegos a enviar a un familiar a su pa¨ªs como garant¨ªa. "Uno de Cambados volvi¨® lleno de piojos y lo tuvimos que desparasitar. Mataron a uno en Benavente por impago de una carga". Ahora los colombianos parecen m¨¢s confiados. "Les exigen propiedades como fianza", dice el polic¨ªa.
"Lleva usted una hora declarando y todav¨ªa no ha dicho la frase: 'van los caballos para Bonanza", le espet¨® el juez V¨¢zquez a un detenido en su despacho. El traficante citaba una y otra vez esa frase en las charlas con sus contactos sin saber que su tel¨¦fono estaba intervenido. "Quer¨ªa demostrarle que lo sab¨ªamos todo acerca de ¨¦l para que dejara de mentir", explica el magistrado. "Tenemos centenares de tel¨¦fonos intervenidos", reconoce el comisario Garc¨ªa Losada.
Estaci¨®n del crimen
Los expertos consultados coinciden en que el flujo de informaci¨®n que manejan es "enorme". La investigaci¨®n se centra en Galicia en la rama mar¨ªtima y apunta a los sospechosos que buscan un barco o un capit¨¢n para una operaci¨®n. Luego los enlaces en Suram¨¦rica y los sat¨¦lites norteamericanos apoyan la acci¨®n del Petrel en el mar. Al Abrente (4.000 kilos de coca¨ªna) le colocaron un baliza para su localizaci¨®n. "Si llevamos cuatro meses investigando y no tenemos el barco es que nos lo han colado. Pero todo es incierto. Al South Sea lo esper¨¢bamos en agosto y lleg¨® en octubre", reconoce el juez.
?A d¨®nde iban las 45 toneladas de coca¨ªna intervenidas el pasado a?o por las autoridades espa?olas? ?Por qu¨¦ este alud de coca¨ªna? "El consumo en Espa?a oscila entre las 16 y las 18 toneladas. Parece claro que el resto iba otros pa¨ªses de Europa. Somos una estaci¨®n intermedia del crimen organizado", reconoce Pascual, el delegado del Plan Nacional Contra la Droga. "Al atomizarse los clanes parece que aumentan el n¨²mero de operaciones", argumenta el fiscal Zaragoza para explicar esta marea de coca¨ªna.
La batalla contra esta droga no termina en aguas del Atl¨¢ntico. El ¨²ltimo asalto tiene lugar en la Audiencia Nacional, donde se juzga a los narcos y a la que acuden con prestigiosos abogados. La Rep¨²blica de Togo reclam¨® el a?o pasado una cesi¨®n de jurisdicci¨®n y pidi¨® que los detenidos en el Tatiana (5.000 kilos de coca¨ªna) fueran juzgados en su pa¨ªs porque abanderaba el barco. La reclamaci¨®n la present¨® sin ¨¦xito Rafael de Mendiz¨¢bal, 76 a?os, ex presidente de la propia Audiencia. "Represent¨¦ a Togo porque creo que jur¨ªdicamente es un tema bonito", explica.
Prado Bugallo, Sito Mi?anco, y su grupo ser¨¢n juzgados el pr¨®ximo 2 de febrero por un alijo de 3.700 kilos de coca¨ªna. Los defiende Luis Fernando Mart¨ªnez, abogado del despacho de Federico S¨¢inz de Robles, ex presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General de Poder Judicial. Jueces y fiscales consultados no ocultan sus cr¨ªticas a la "sorprendente" participaci¨®n de estos letrados.
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