Catalu?a y Andaluc¨ªa, una alianza necesaria
El Gobierno central ha dado una nueva muestra de lealtad institucional y respeto a lo que significa el Estado auton¨®mico: ha vinculado el pago de su deuda con Andaluc¨ªa a que cambie el Gobierno aut¨®nomo en las pr¨®ximas elecciones del 14 de marzo, tambi¨¦n regionales all¨ª. El asunto es el siguiente: entre los a?os 1997 y 2001 el Gobierno central calculaba el monto de financiaci¨®n auton¨®mica para Andaluc¨ªa teniendo en cuenta la poblaci¨®n del padr¨®n de 1988 en lugar del censo de 1996. Esto implicaba olvidar a 365.000 andaluces, con el consiguiente quebranto de la hacienda auton¨®mica, que el Gobierno aut¨®nomo fij¨® en 4.630 millones de euros para el periodo 1997-2001. Hace un a?o, tras algunas sentencias judiciales favorables a sus pretensiones, el Gobierno andaluz propuso al central que ¨¦ste pagara la mitad de lo reclamado por Andaluc¨ªa a cambio de liquidar el conflicto judicial. El Gobierno central se neg¨® al acuerdo propuesto. Pero ahora el ministro Montoro ha aceptado id¨¦ntico trato a propuesta de Te¨®fila Mart¨ªnez, candidata auton¨®mica del PP. Pero sostiene Montoro que la negociaci¨®n con la Junta de Andaluc¨ªa es "inviable", porque ahora est¨¢ "dedicada a definir un nuevo sistema de financiaci¨®n auton¨®mica siguiendo los criterios de ERC que ser¨ªa enormemente perjudicial para Andaluc¨ªa". Por ello, espera que haya "un cambio de gobierno" para lograr el acuerdo. Es decir, el Gobierno pagar¨¢ la deuda si gana el PP en Andaluc¨ªa.
Catalu?a y Andaluc¨ªa comparten problemas similares y pueden impulsar soluciones comunes
Por cierto, la obsesi¨®n contra Catalu?a del discurso del PP en Andaluc¨ªa es realmente impresionante. Pude seguir el ¨²ltimo debate de la legislatura en el Parlamento andaluz, el 30 de diciembre. Las palabras de Te¨®fila Mart¨ªnez conten¨ªan tanto impulso al enfrentamiento entre territorios que Chaves se vio obligado a recordarle que Catalu?a, como Andaluc¨ªa, es una comunidad aut¨®noma de Espa?a y su presidente ha sido elegido democr¨¢ticamente por los catalanes. Incre¨ªble pero literal. Bueno; al fin y al cabo, poco despu¨¦s del pacto de progreso en Catalu?a algunos ministros del Gobierno central ya hab¨ªan comenzado a abusar de argumentos como que las pretensiones catalanas de financiaci¨®n auton¨®mica las pagar¨ªan los pensionistas andaluces (sic). Esto dicho precisamente por miembros del mismo Gobierno que ha creado una deuda escalofriante con la hacienda andaluza. Aunque ¨²ltimamente se hayan moderado las expresiones, tambi¨¦n en esto las piedras ya fueron tiradas. Y los da?os en materia de recelos entre territorios causados por las zaplanadas han sido graves y van a tener efectos duraderos.
Creo que es hora de abandonar algunos t¨®picos sobre Andaluc¨ªa. Por ejemplo, el tomarla como ejemplo paradigm¨¢tico de regi¨®n subsidiada. Es cierto que, tal y como corresponde a su posici¨®n por debajo de la riqueza media de Espa?a, Andaluc¨ªa recibe flujos fiscales positivos (es decir, tiene super¨¢vit fiscal). Pero si, como se debe, se considera la poblaci¨®n, es de las regiones que reciben un subsidio relativo (por persona) m¨¢s reducido. El ¨²ltimo estudio de Funcas sobre flujos fiscales estima que el subsidio per c¨¢pita recibido por Andaluc¨ªa es bastante inferior al recibido por regiones con m¨¢s riqueza, como Castilla-La Mancha, Canarias, Galicia, Asturias y Castilla y Le¨®n. Esta ¨²ltima, por cierto, tiene un nivel de subsidio relativo igual al de Extremadura. Esto no sorprende a los conocedores de la financiaci¨®n auton¨®mica. Si bien las magnitudes absolutas andaluzas siempre son grandes, a causa de su dimensi¨®n y poblaci¨®n, los recursos recibidos por Andaluc¨ªa nunca han sido muy superiores a la media por persona del sistema com¨²n. Tanto es as¨ª que la hacienda andaluza no perd¨ªa recursos en las primeras simulaciones realizadas por el Ministerio de Hacienda sobre los efectos regionales de la propuesta de financiaci¨®n del acuerdo de gobierno de Catalu?a. Y esto a pesar de que se realizaron antes de conocerse los detalles de la propuesta catalana y se sesgaron contra las regiones menos desarrolladas, para acentuar su malestar y para impulsar el enfrentamiento entre territorios.
Andaluc¨ªa es una regi¨®n perif¨¦rica. Como tal, su visi¨®n de Espa?a no ha sido id¨¦ntica a la m¨¢s habitual en las zonas de la meseta. La comprensi¨®n de una Espa?a naturalmente plural ha tenido m¨¢s posibilidades en Andaluc¨ªa que en otros lugares de los antiguos reinos de la Corona de Castilla. As¨ª lo atestiguan testimonios, y sacrificios, hist¨®ricos como el de Blas Infante. Una Espa?a plural que los gobiernos centralistas, como el actual, llegan a menospreciar y agredir. La pol¨ªtica catalana va a poner ahora m¨¢s ¨¦nfasis en el di¨¢logo con los territorios lim¨ªtrofes, con los que compartimos historia, cultura, lengua, comercio, etc¨¦tera. Es una v¨ªa necesaria, aunque no exenta de obst¨¢culos, como la sempiterna pol¨¦mica valenciana sobre si hay que priorizar las relaciones con Europa o con Madrid. Y adem¨¢s, es necesario impulsar acuerdos con otros territorios perif¨¦ricos m¨¢s all¨¢ de nuestros vecinos inmediatos. En este sentido, Andaluc¨ªa puede ser un aliado magn¨ªfico. Porque, contra lo que puedan pensar quienes viven anclados en el t¨®pico, compartimos problemas similares y podemos impulsar soluciones comunes. Por tanto, har¨ªan bien en recordar todos los partidos que ahora gobiernan Catalu?a que la pol¨ªtica, adem¨¢s de hacerse, se dice. Sobre todo se dice. Por eso, lo que se diga (y c¨®mo se diga) desde Catalu?a es tan importante, al menos, como lo que se haga.
Germ¨¤ Bel es catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad de Barcelona.
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