Con el monopolio, todo sobre ruedas
Soy una estudiante universitaria y desde los diecis¨¦is a?os salgo fuera de mi pueblo para llevar a cabo mis estudios. Debido a esto no he tenido m¨¢s opci¨®n que convivir diariamente con los autobuses.
Vivo en un peque?o pueblo de Sevilla, Paradas, donde podemos encontrar una ¨²nica empresa de transporte llamada Linesur.
Esta empresa cubre, entre otras, la l¨ªnea Sevilla, Alcal¨¢ de Guada¨ªra, Paradas, Marchena y viceversa, en la que goza de monopolio. El hecho de ser nuestro ¨²nico medio de transporte p¨²blico tiene como consecuencia el que sea insufrible luchar contra los abusos y deficiencias procedentes del mismo, y que por desgracia no son pocos ni superfluos.
Pero comencemos por las ventajas: existe la posibilidad de solicitar una tarjeta cuyo fin es sustituir el pago en efectivo y gracias a la cual, cumpliendo con una condici¨®n, a saber, confirmar el d¨ªa anterior la hora de ida y de vuelta, podemos beneficiarnos de un descuento. No obstante, esto en la pr¨¢ctica da algunos problemas; en mi caso personal, nadie me avis¨® de que mientras no llega la tarjeta pedida podemos hacer uso de esta ventaja por medio de unos billetes especiales que reflejan nuestra condici¨®n de solicitantes; en conclusi¨®n, estuve casi un mes pagando la cuota normal, lo que supon¨ªa gastarme dos euros m¨¢s al d¨ªa y esto a causa de la falta de informaci¨®n. Me enter¨¦ gracias a un inspector que, por cierto, me culp¨® a mi del incidente por no haber preguntado. Pero esto no es todo: en la p¨¢gina web de Linesur se informa a los estudiantes de un descuento del cincuenta por ciento en los billetes de reserva lo cual es completamente falso ya que dicho descuento no excede de un veintitantos por ciento.
Puedo continuar citando las numerosas ocasiones en que el exceso de pasajeros ha provocado que varios de ellos tuvieran que realizar su viaje de pie exponi¨¦ndose a un grave accidente. Esto sin contar la ¨²ltima: a los billetes de reserva nos han subido la "m¨®dica" cantidad de cincuenta y un c¨¦ntimos diarios argumentando un error por el cual antes nos cobraban menos de lo debido.
Podr¨ªamos seguir sumando: el p¨¦simo estado de algunos autobuses, retrasos, aver¨ªas... Pero todo esto podr¨ªa catalogarse de fallo humano si no fuera por la gran cuesti¨®n: reclamaciones firmadas por autobuses enteros no han servido de nada, no conozco a nadie que haya tenido suerte con las quejas legales, parece que son intocables y esto s¨ª que es una grave ofensa al consumidor.
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