Renacido Blair
Tony Blair ha salido relativamente bien parado de la que se anticipaba como su semana tr¨¢gica, tras seis a?os al tim¨®n del Reino Unido. En menos de 24 horas el l¨ªder laborista ha pasado de la agon¨ªa de una seria rebeli¨®n parlamentaria en sus propias filas al j¨²bilo por las conclusiones judiciales sobre el caso Kelly.
El juez Hutton ha salvado la reputaci¨®n de Blair, a quien exonera de responsabilidades en el suicidio del cient¨ªfico experto en armamento y de quien asegura que no minti¨® al Parlamento para forzar la guerra de Irak. El alto magistrado afirma que el Gobierno no manipul¨® el informe del espionaje sobre los arsenales de Sadam o persigui¨® fines turbios al permitir que el nombre del doctor Kelly saliera a la luz como confidente del periodista de la BBC Andrew Gilligan.
Por el contrario, vapulea a la cadena p¨²blica brit¨¢nica, cuyo presidente dimiti¨® ayer mismo, al considerar infundadas sus acusaciones contra el primer ministro.
La BBC, con sus procedimientos informativos en la picota, es la perdedora de esta indagaci¨®n judicial, que pone de relieve el ejemplar funcionamiento del sistema brit¨¢nico de contrapesos. Aunque cabe se?alar que es m¨¢s exigente con la televisi¨®n p¨²blica que con la fiabilidad de los informes de sus servicios secretos a la hora de declarar una guerra. El perfil futuro de la cadena p¨²blica se ver¨¢ afectado por las conclusiones de Hutton en v¨ªsperas de la revisi¨®n parlamentaria de sus estatutos.
Presumiblemente, Blair, para quien el a?o pasado ha sido el m¨¢s duro de su carrera pol¨ªtica, valora mucho m¨¢s las conclusiones judiciales que la revuelta laborista que a prop¨®sito de la reforma financiera de las universidades inglesas ha puesto su autoridad en entredicho y ha desembocado en una victoria por los pelos en los Comunes. El aumento de las tasas, pese a su trascendencia, es un asunto susceptible de negociaci¨®n.
Las conclusiones de Hutton sobre el caso Kelly, sin embargo, caen dentro de otra categor¨ªa. No s¨®lo porque la tr¨¢gica muerte del reputado cient¨ªfico introdujera un rostro humano, el de una v¨ªctima, en el enfrentamiento de Blair con la mayor¨ªa de sus conciudadanos a prop¨®sito de Irak. Sino, sobre todo, porque esas conclusiones afectan a algo tan irrecuperable como el cr¨¦dito pol¨ªtico y la autoridad moral que el jefe laborista ha esgrimido desde el comienzo de su mandato como el patrimonio m¨¢s preciado de su liderazgo.
Gilligan y la BBC, por el contrario, s¨ª que sucumbieron a la tentaci¨®n de elevar los grados de su informaci¨®n sobre Irak. El periodista estrella ya se hab¨ªa desacreditado durante la investigaci¨®n al reconocer que algunas de las afirmaciones de su incendiario reportaje de finales de mayo eran err¨®neas, y otras, m¨¢s producto de su interpretaci¨®n que de las palabras de Kelly. Pero la venerada cadena, una de las se?as de identidad brit¨¢nicas, no estuvo a la altura de las circunstancias. La investigaci¨®n no s¨®lo revela deficientes mecanismos de control de contenidos. M¨¢s grave es que sus responsables no actuaron con la imparcialidad e independencia que se le exige en Gran Breta?a a un servicio p¨²blico pagado -casi 4.000 millones de euros anuales- con el canon de los televidentes.
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