La fatiga de la edad madura

Eduardo Jord¨¢ (Palma de Mallorca, 1956) es conocido sobre todo por sus libros de viajes. Si partimos de la idea de que todo viaje lo es, en buena medida, al interior de uno mismo, no es dif¨ªcil establecer vasos comunicantes entre esa experiencia y la de la creaci¨®n po¨¦tica. Su ¨²ltimo poemario es, sin embargo, algo m¨¢s que un complemento de ese tipo de literatura. Aunque se nutre, en parte, de la experiencia del poeta en distintas zonas del mundo, tiene mucho de recapitulaci¨®n sobre la presencia de la muerte acompa?ando a la madurez y sobre la perduraci¨®n de la huella de los antepasados an¨®nimos -memorable El poema que mi abuelo nunca escribi¨®-. Hay adem¨¢s otro sentimiento no desde?able: la desolaci¨®n frente a la crueldad extrema en que el ser humano ha incurrido en su relaci¨®n con otros seres humanos y la compasi¨®n ante el dolor ajeno. Los cabellos encontrados entre los huesos de un fusilado por la dictadura de Pinochet del poema Un manojo de pelos o la desolaci¨®n del padre que ha quedado hu¨¦rfano de hijo por un accidente de Se?or, ?tiene usted zumo de tomate? son dos muestras claras de la doble vertiente de ese sentimiento. Y de la emoci¨®n que recorre, de principio a fin, el libro: una emoci¨®n lograda con un lenguaje transparente que utiliza con comedimiento lo imaginario, que mezcla la descripci¨®n con la introspecci¨®n, que medita y conmueve.