El taxista metaf¨®rico
Me subo al taxi n¨²mero 5.739 y pregunto al conductor si me puede llevar fuera de la ciudad. Me contesta: "Adonde sea. Yo soy un cirujano de la circulaci¨®n: corto las calles". Hombre, qu¨¦ alegr¨ªa. Un taxista hablador, con lo que a m¨ª me gustan. Sobre todo para los trayectos largos. No hay nada como un taxista ameno que te impida concentrarte en tus problemas. Qu¨¦ pena que haya personas cerradas, estrechas de miras, que cuando van en taxi se ponen a leer el peri¨®dico. Qu¨¦ pena que haya personas avinagradas que est¨¢n en contra de los taxistas que no les dejan dormir. Yo no. Cuando subo a un taxi estoy deseando que el hombre no pare de hablar. Que me taladre. Y si para contarme una an¨¦cdota tiene que reducir la velocidad, que la reduzca.
El taxista ret¨®rico: no quiere hablar del tiempo ni del tr¨¢fico, sino de las cualidades f¨ªsicas y morales de la clienta
Claro que cuando s¨®lo llevamos tres minutos de trayecto, comprendo que Manuel Llanes -ese es su nombre- no s¨®lo es hablador. Es el taxista metaf¨®rico. Lo compruebo cuando me declama esta frase: "Su persona es muy aterciopelada. ?Qu¨¦ hace aqu¨ª abajo si es un ¨¢ngel?". Tambi¨¦n compruebo que el taxista metaf¨®rico encamina cada una de sus frases al piropo y que, por largo que sea el recorrido, no desfallece en su piropear. "No me canso nunca", explica, "me bajo del taxi por la noche igual de fresco que he subido por la ma?ana". Mas no, lectores, no crean que son las cualidades de la cronista las que inspiran el verbo del taxista metaf¨®rico. El taxista metaf¨®rico vive para el piropo, y cualquier usuaria del taxi es su pretexto, su Beatriz del transporte p¨²blico. As¨ª que le pregunto si no le importa que saque un rendimiento econ¨®mico del momento y me ponga a apuntar sus palabras en la libreta. No le importa, a pesar de su gran modestia. (Una vez le invitaron a la radio y dijo que no, porque ¨¦l piropea espont¨¢neamente, est¨¢ en contra del piropo prefabricado que no sale del alma). Pero sigamos. El taxista metaf¨®rico le revela a su clienta que es la encarnaci¨®n de la belleza y que no puede dejar de dec¨ªrselo, "porque no dec¨ªrselo ser¨ªa un acto denunciable, de querella criminal" (hip¨¦rbole). La usuaria se emociona. Cu¨¢ntos kil¨®metros de alegr¨ªa le esperan. Y el festival po¨¦tico no ha hecho m¨¢s que empezar. "Su persona es como un electrocardiograma, como estar al borde de un precipicio, como ir a robar fruta" (multis¨ªmil).
Por probar, la clienta trata de despistar al taxista metaf¨®rico. No porque no desee los piropos (que los desea), sino porque s¨®lo llevan 12 kil¨®metros y el repertorio tiene que durar muchos m¨¢s. As¨ª que le pregunta de d¨®nde es. Es una pregunta inocente que dif¨ªcilmente conduce a la glorificaci¨®n de la hermosura de la mujer. El poeta contesta que es de un valle de Lugo rodeado de monta?as y r¨ªos. Pero a?ade: "Claro que aqu¨ª hay m¨¢s belleza, porque es usted como un copo de nieve. Y hablo porque estar callado contigo ser¨ªa denunciable". Y de este modo pasamos al tuteo y a la segunda fase del despliegue, que se caracteriza por el piropo de corte costumbrista. "Tu persona es El libro gordo de Petete, porque El libro gordo de Petete tiene muchas cosas a las que agarrarse y t¨² tambi¨¦n. Tu persona es lo diametralmente opuesto a una tendinitis, porque una tendinitis te duele y t¨² provocas el efecto contrario" (met¨¢foras acompa?adas de explicaci¨®n). "Y perd¨®n si soy repetitivo. T¨² tienes la culpa. Te hablo con la tranquilidad que me da saber que tienes espejo y cada ma?ana ves lo que es tu persona. Te hablo porque estar callado con tu persona es un crimen" (an¨¢fora e hip¨¦rbole). "Yo no soy as¨ª. Tu persona me ha emborrachado" (?met¨¢fora o sinestesia?).
Pero el taxista metaf¨®rico tambi¨¦n me ofrece algunas teor¨ªas sobre su arte, aunque para ello se vea obligado a interrumpir las loas durante unos segundos. "Un d¨ªa comprend¨ª que dando vueltas a la clientela no ganas nada, ni social ni econ¨®micamente. Quiero que mi clienta tenga la sensaci¨®n de que lo que se ha gastado est¨¢ bien gastado. Que no sea un recorrido est¨¦ril, in¨²til...". Y proclama: "Porque antes, cuando te he dicho que llegar¨ªamos a la una y media, no pod¨ªa estar seguro. A lo mejor no llegamos, pero yo no soy pesimista. La botella la veo media llena. Una vez me vino una se?ora que acababa de sufrir una operaci¨®n. Pues le dije que yo acababa de sufrir otra, pero en la cabeza, y m¨¢s grave que la suya. No era verdad, pero le di alegr¨ªa porque pens¨® que yo estaba peor. Otro taxista te dir¨ªa que hace buen tiempo. ?Dios m¨ªo! El tiempo que hace ya se ve. S¨¢cale otros temas a tu clienta. ?Para qu¨¦ hablar del tiempo si no soy hombre del tiempo? ?Para qu¨¦ debatir del tr¨¢fico si no soy urbano?" (elipsis y an¨¢fora). "Si te hablo, este largo recorrido -que t¨² haces corto- ser¨¢ m¨¢s agradable" (ep¨ªteto y paradoja). "Y soy repetitivo por culpa de tu persona, que es aterciopelada como los copos de la nieve pos¨¢ndose en la copa de mis dedos" (multimet¨¢fora). En este punto me hace una pregunta t¨¦cnica, pero sin renunciar a la poes¨ªa: "?Vamos por la autopista o por el aire? Estoy capacitado para volar". Le suplico que me lleve al diario EL PA?S, donde el compa?ero y amigo Joan S¨¢nchez le har¨¢ una foto. "Pues vamos. Que estar con tu persona es como ir a robar fruta. Y hablo desde la tranquilidad de que tienes espejo en casa. ?Bajamos por Rambla de Catalunya? Porque tu persona es aterciopelada como un copo de nieve".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.