"Un directorio franco-alem¨¢n es inviable"
Jean-Fran?ois Revel es, a sus 80 a?os, todo un s¨ªmbolo del pensamiento liberal. Periodista, autor de m¨¢s de veinte libros, es un cr¨ªtico mordaz y vehemente del intervencionismo estatal de derecha e izquierda. El mi¨¦rcoles recibi¨®, de manos del presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, la Gran Cruz de Isabel la Cat¨®lica y particip¨® en un homenaje a otro gran pensador liberal franc¨¦s, Raymond Aron. Horas antes de acudir a La Moncloa hablaba con EL PA?S.
Pregunta. Se?or Revel, ha sido usted durante ya d¨¦cadas una referencia para el pensamiento pol¨ªtico liberal desde un pa¨ªs, Francia, donde cualquiera que lo profese p¨²blicamente suele caer r¨¢pidamente bajo sospecha de ser un reaccionario o un ultraderechista. Eso le pas¨® a Aron, por su firme postura frente al sistema sovi¨¦tico y a quienes desde Occidente eran tan condescendientes con el comunismo. ?Por qu¨¦ tiene tantos enemigos el liberalismo en Europa?
Sigue habiendo muchos creyentes en que el socialismo, la nacionalizaci¨®n y el proteccionismo son buenas recetas. Sin el comunismo, ahora se llaman antiglobalizadores
Los pa¨ªses con mayor protecci¨®n social, como pueden ser Suecia y Dinamarca, tienen hoy Estados que han dado la primac¨ªa a la empresa privada
Demagogos como el famoso agricultor Jos¨¦ Bov¨¦, que tanto agitan supuestamente a favor de los pa¨ªses pobres, lo que hacen realmente es impedirles a ¨¦stos el desarrollo
Respuesta. Hay dos razones. La primera es que hay una fuerte tradici¨®n estatista y socialista desde el siglo XIX, seg¨²n la cual la abolici¨®n de la propiedad privada, de los medios de producci¨®n y distribuci¨®n, es la llave para lograr la felicidad y la justicia social. Hoy, tras la terrible cat¨¢strofe del sistema sovi¨¦tico, incluso el ¨²ltimo gran pa¨ªs comunista, China, camina r¨¢pidamente por la senda del capitalismo. S¨®lo quedan ah¨ª anclados pa¨ªses como Cuba o Corea del Norte. Pese a ello sigue habiendo muchos creyentes en que el socialismo, la nacionalizaci¨®n y el proteccionismo son buenas recetas. Como el comunismo ha dejado de tener cr¨¦dito alguno, ahora se llaman antiglobalizadores. Despu¨¦s est¨¢ la segunda tradici¨®n, que es esa fe en el dirigismo, en la intervenci¨®n del Estado en la econom¨ªa, como la hab¨ªa en la Espa?a anterior o la sigue habiendo en la Francia actual.
P. Por qu¨¦ es tan fuerte la resistencia a la liberalizaci¨®n o desregulaci¨®n en los pa¨ªses del n¨²cleo europeo como Francia y Alemania. ?Por qu¨¦ les cuesta a aquellas sociedades tanto aceptar reformas que en otros pa¨ªses, digamos perif¨¦ricos, son asumidas m¨¢s f¨¢cilmente?
R. Menos en Alemania que en Francia. All¨ª tienen mucha m¨¢s econom¨ªa de mercado que en Francia. En Alemania tienen empresas privadas importantes de verdad desde mucho antes que en Francia. En todo caso, es un hecho que a los dirigentes pol¨ªticos les gusta siempre ostentar tambi¨¦n el poder econ¨®mico, y ah¨ª izquierda y derecha coinciden muchas veces en su antiliberalismo. Por ejemplo, el presidente Chirac pronunci¨® un discurso en Durban que era perfectamente socialista en su ret¨®rica contra el "liberalismo salvaje". Existe una convicci¨®n en todos ellos de que pueden dirigir la econom¨ªa, y adem¨¢s con pretextos sociales, con afanes de justicia social. Y sin embargo, los pa¨ªses con mayor protecci¨®n social, como pueden ser Suecia o Dinamarca, tienen hoy Estados que han dado toda la primac¨ªa a la empresa privada. Con toda su tradici¨®n socialdem¨®crata, nunca han nacionalizado. Han sabido siempre que la empresa privada ha de ser lucrativa para pagar impuestos, y que son esos impuestos los que permiten una pol¨ªtica social. Para distribuir riqueza hay que generarla. Las empresas p¨²blicas no s¨®lo no hacen beneficios, por lo general, sino que exigen adem¨¢s subvenciones del Estado. Durante m¨¢s de cuarenta a?os, la compa?¨ªa Renault ha cubierto su d¨¦ficit con subvenciones del Estado, es decir, de los contribuyentes.
P. Uno de los ejemplos claros de proteccionismo son las barreras europeas a las importaciones agr¨ªcolas de los productos del Tercer Mundo.
R. Cierto. Es una contradicci¨®n absoluta. Tambi¨¦n es el caso de Estados Unidos. Por un lado, todos dicen ser firmes partidarios del libre mercado, y al mismo tiempo se dedican a la protecci¨®n de sus agricultores con subvenciones, con primas a la exportaci¨®n, con lo cual impiden a los productores de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo su venta en los mercados de Europa y EE UU. Los grupos de presi¨®n de los agricultores, y un ejemplo especial es Francia, son tan potentes que a los pol¨ªticos les es muy dif¨ªcil luchar contra ellos.
P. ?C¨®mo hacerlo?
R. Abriendo las fronteras. Eso supondr¨ªa favorecer al consumidor. Yo calculo que cuando voy a comprar una verdura la pago cuatro veces. Una vez por las subvenciones que el Estado da a los agricultores, y que salen de mi bolsillo como contribuyente. La segunda, cuando paso por la caja para pagar el producto. La tercera porque las subvenciones generan una sobreproducci¨®n intencionada, que se tira por las carreteras, mientras se exigen compensaciones, que se logran. Y despu¨¦s est¨¢n las primas a la exportaci¨®n, con las que se hace una competencia absolutamente desleal a los pa¨ªses del Tercer Mundo. Demagogos como el famoso agricultor Jos¨¦ Bov¨¦, que tanto agitan en el movimiento de antiglobalizaci¨®n supuestamente en favor de los pa¨ªses pobres, lo que hacen realmente es impedirles a ¨¦stos el desarrollo. Es todo de una hipocres¨ªa fant¨¢stica.
P. Antiglobalizaci¨®n y globalizaci¨®n. ?Hay realmente l¨®gica en tal debate?
R. La globalizaci¨®n es el camino. Los pa¨ªses del Tercer Mundo no tienen otra posibilidad para su desarrollo que esa globalizaci¨®n que los integre en el comercio mundial. El movimiento antiglobalizaci¨®n est¨¢ compuesto por los herederos de un marxismo desaparecido. Para ellos es una f¨®rmula para recuperar el anticapitalismo. Es pura ideolog¨ªa antiliberal. Pero no proponen nada, y adem¨¢s son el perfecto ejemplo de c¨®mo aprovechar la globalizaci¨®n porque viajan de un sitio al otro del mundo sin visados y con billetes de avi¨®n baratos gracias precisamente al fen¨®meno que combaten. Y adem¨¢s impiden el desarrollo del Tercer Mundo. Costa de Marfil no necesita proteccionismo para competir en el mercado norteamericano con el algod¨®n subvencionado de los Estados sure?os. Lo que necesita es lo contrario, su abolici¨®n.
P. Hablemos de Europa. ?Qu¨¦ alcance cree que tiene la actual crisis?
R. En todo caso, la ampliaci¨®n es la consecuencia l¨®gica y necesaria tras la liberaci¨®n de los pa¨ªses que sufrieron la dictadura comunista. Creo, por supuesto, que no debe imponerse esa idea de la Europa de dos velocidades, cuyo principal instigador es menos Alemania que Francia. Aqu¨ª vuelve a salir la visi¨®n gaullista de Europa; es decir, unida, pero bajo la direcci¨®n de Francia. Acu¨¦rdese de la gran oposici¨®n que hubo en Francia al ingreso de Espa?a en la CEE. Yo escrib¨ª entonces muchos art¨ªculos en favor de la entrada de Espa?a, convencido de que nos enriquecer¨ªa a todos. As¨ª fue. Ahora, con esta ampliaci¨®n, algunos quieren cambios respecto al Tratado de Niza, pero es un hecho que ese tratado fue firmado por todos. Que Alemania y Francia hoy piensen que fue un error puede ser comprensible, pero en todo caso lo hicieron. Lo mismo se puede decir del pacto de estabilidad. Hay que respetar lo firmado.
P. Hay miedo en algunos pa¨ªses, v¨¦ase Polonia, a la creaci¨®n de una especie de directorio franco-alem¨¢n que imponga su voluntad a los Veinticinco.
R. Existe, pero no suceder¨¢. Es un sue?o franc¨¦s y en menor medida alem¨¢n. Pero inviable en mi opini¨®n.
P. En su libro La obsesi¨®n antiamericana describe esa fobia tan presente en Europa, pero quiz¨¢ en Espa?a y Francia m¨¢s que en cualquier otro pa¨ªs. ?Tiene cura?
R. Los europeos no quieren ver que el hecho de que Estados Unidos asuma hoy el papel de ¨²nica superpotencia es el resultado de sus propios errores. En dos guerras civiles, los europeos se destruyeron entre ellos, y en ambas ocasiones tuvo que venir EE UU para restaurar la libertad y ayudar en la reconstrucci¨®n. Y hoy nuestra seguridad sigue dependiendo de Estados Unidos, como se vio en Kosovo. Eso es un hecho. No hay que estar de acuerdo con todo lo que pasa en EE UU, pero quien busca el enfrentamiento transatl¨¢ntico est¨¢ ciego.
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