Jacques Delors, el gran timonel de Europa
Presidi¨® durante 10 a?os la Comisi¨®n Europea. Y cuando pod¨ªa haber prolongado esa carrera pol¨ªtica present¨¢ndose a las elecciones presidenciales en Francia, prefiri¨® irse a su casa y continuar reflexionando sobre el futuro del continente dentro de una peque?a fundaci¨®n. Jacques Delors ha pasado as¨ª a la historia de Europa sin haber entrado plenamente en la de su pa¨ªs, donde acaba de publicar unas extensas memorias en las que explica el porqu¨¦ de sus decisiones y las relaciones mantenidas con Fran?ois Mitterrand, Helmut Kohl, Margaret Thatcher y Felipe Gonz¨¢lez, entre otros politicos de la ¨¦poca.
Le¨ªdas con los ojos del presente, cuando Espa?a acaba de dar un giro significativo en su pol¨ªtica exterior y la Uni¨®n Europea sufre una divisi¨®n interna inquietante, las memorias de Delors traen a un primer plano la ¨¦poca en que Europa contaba con un verdadero piloto al tim¨®n de una Comunidad que pas¨® sucesivamente por los traumas de la ampliaci¨®n a nuevos paises (Espa?a, entre ellos), el derrumbamiento del muro de Berl¨ªn, la ca¨ªda de los reg¨ªmenes comunistas, el Tratado de Maastricht, el alumbramiento de la moneda ¨²nica o el estallido de las tensiones en los Balcanes, sin olvidar la primera guerra de Irak.
"Mitterrand siempre fue favorable a la entrada de Espa?a, pero el Partido Socialista, en su mayor¨ªa, era contrario, lo mismo que una gran parte de la derecha"
Delors fue nombrado presidente de la Comisi¨®n en julio de 1984. Lo primero que hizo fue visitar las capitales europeas, con la cabeza llena de ideas que resumi¨® en el t¨¦rmino "Objetivo 92": ?Por qu¨¦ no llegar a una moneda com¨²n, complemento del mercado ¨²nico? ?Por qu¨¦ no hacer un esfuerzo en materia de defensa, para llegar un d¨ªa a la pol¨ªtica com¨²n de defensa? ?Por qu¨¦ no pensar en "una buena reforma institucional", para mejorar el proceso de decisiones y democratizarlo?
El ingreso de Espa?a
A estas ideas se un¨ªan asuntos que "dividen y fastidian", en su propia expresi¨®n, entre ellos las negociaciones para la ampliaci¨®n de la Comunidad Europea a Espa?a y Portugal.
El inter¨¦s por impulsar una soluci¨®n le llev¨® a Madrid, donde conoci¨® a Felipe Gonz¨¢lez. No cuenta nada de ese primer encuentro, que Delors cita s¨®lo como pretexto para ofrecer de Felipe Gonz¨¢lez un juicio de conjunto: "Jug¨® un gran papel en Europa a causa de su carisma y de su comprensi¨®n inteligente de los problemas, lo cual hizo de ¨¦l un elemento fuerte del Consejo Europeo".
Cuenta con detalle la primera reuni¨®n que tuvo con ella y sus principales colaboradores. "Yo le llamaba 'primer ministro' y ella me dec¨ªa: 'se?or Delors', porque no le gustaba el t¨ªtulo de presidente de la Comisi¨®n. Ella consideraba que la Comisi¨®n deb¨ªa permanecer como un ¨®rgano de altos funcionarios". Desde el primer momento aparecieron las quejas de Thatcher por el gasto p¨²blico. "Sobre la moneda europea se mostr¨® esc¨¦ptica en nuestra conversaci¨®n cara a cara, pero en la cena fue cortante: cuando abordamos ese punto, Nigel Lawson (colaborador de Thatcher) se levant¨® y dijo: '?Nunca! Jam¨¢s cambiaremos la libra esterlina por una moneda europea'. En ese momento, la se?ora Thatcher golpe¨® la mesa y dijo: 'Right!'.
Oposici¨®n francesa
En el tiempo en que Espa?a y Portugal aspiraban a ser miembros de pleno derecho de la Comunidad Europea, los dos pa¨ªses aspirantes tem¨ªan tener que liquidar su agricultura y su pesca, y, sobre todo, comprometer su adaptaci¨®n industrial; las aprensiones tambi¨¦n ven¨ªan de los pa¨ªses miembros de la Uni¨®n. "El paroxismo era en Francia, sobre todo a causa de la agricultura y de la pesca, pero tambi¨¦n porque se tem¨ªa que los territorios cercanos al Mediterr¨¢neo sufrieran, de manera general, la competencia de dos pa¨ªses con salarios bajos", escribe Delors. Unas semanas despu¨¦s de que Delors se instalara como presidente de la Comisi¨®n, Francia continuaba pidiendo la suspensi¨®n de las negociaciones con Espa?a, "para manifestar sus inquietudes, que iban a concentrarse en la merluza espa?ola y en la sardina portuguesa", escribe Delors con una punta de iron¨ªa. La situaci¨®n se desbloque¨® cuando Delors consigui¨® un mandato para negociar "globalmente ", en vez de detenerse en cada detalle.
El ex presidente de la Comisi¨®n asegura: "En Francia, Mitterrand siempre fue favorable a la entrada de Espa?a y de Portugal, pero el Partido Socialista, en su mayor¨ªa, era contrario, lo mismo que una gran parte de la derecha". Jacques Chirac estaba en contra: despu¨¦s de la entrada de Espa?a en la Comunidad, Chirac prometi¨® que, si la oposici¨®n ganaba las siguientes elecciones en Francia, pedir¨ªa una renegociaci¨®n de lo pactado con los dos pa¨ªses ib¨¦ricos. "La adhesi¨®n de Espa?a y de Portugal va a crear grandes preocupaciones a los agricultores franceses, de las que ¨¦stos no ten¨ªan necesidad", afirma Delors que dijo Chirac.
Delors retiene de toda aquella negociaci¨®n reflexiones que considera ¨²tiles en la actualidad. Por ejemplo, no hay que escandalizarse tanto cuando se habla de una Europa de dos velocidades, porque ese principio ya se aplic¨® cuando Espa?a obtuvo un periodo transitorio de 10 a?os, y Portugal, de siete. Adem¨¢s se prepararon programas de apoyo para ayudar a Francia, Italia y Grecia a soportar el choque eventual de la competencia ib¨¦rica, sobre todo en los productos agr¨ªcolas.
Una vez integrado en el club de los l¨ªderes europeos, la actuaci¨®n de Felipe Gonz¨¢lez sobre la que Delors se detiene es la defensa de los fondos de cohesi¨®n para los pa¨ªses con menor desarrollo. Llama a Gonz¨¢lez el "gran abogado" de esa tesis, y explica que hubo "una dif¨ªcil discusi¨®n con un Felipe Gonz¨¢lez pugnaz. Se decidi¨® la creaci¨®n de un fondo de cohesi¨®n consagrado ¨²nicamente a la financiaci¨®n de redes de infraestructura y a inversiones para la protecci¨®n del medio ambiente. Pero para obtener esos fondos, los candidatos deber¨ªan presentar un programa de convergencia econ¨®mica demostrando la voluntad de unirse al grueso de la tropa. ?En total, un gran ¨¦xito pol¨ªtico para Felipe Gonz¨¢lez... y para m¨ª tambi¨¦n!", escribe el ex presidente de la Comisi¨®n.
Solana, el hombre que salva los muebles en Europa
DELORS NO SE MUESTRA optimista sobre el proyecto actual de Constituci¨®n europea. Su experiencia le hace dudar de los mecanismos institucionales previstos en el texto emanado de la Convenci¨®n presidida por Val¨¦ry Giscard d'Estaing. Por ejemplo, la figura del presidente estable del Consejo Europeo ha sido concebida sin funciones ejecutivas, como una persona que se limita a facilitar las deliberaciones del Consejo y ejercer la representaci¨®n exterior de la Uni¨®n Europea. Pero Delors recela de que un futuro presidente de la UE se limite estrictamente a desempe?ar ese papel, y si no lo hace as¨ª "entrar¨¢ en competencia casi diaria con la Comisi¨®n y su presidente".
Se pregunta tambi¨¦n qu¨¦ "plusval¨ªa" aportar¨¢ el ministro de Asuntos Exteriores de la UE tal como esta previsto en el proyecto. "A lo largo de estos ¨²ltimos 20 a?os", escribe, "hemos visto que los pa¨ªses no ten¨ªan las mismas posiciones sobre los problemas de pol¨ªtica exterior, ni las mismas tradiciones, ni los mismos usos diplom¨¢ticos. Por consiguiente, no se puede progresar m¨¢s que por acciones comunes claramente definidas, para las cuales se pueda lograr un consenso. ?Designar un ministro de Asuntos Exteriores no es ir demasiado r¨¢pido? ?Cu¨¢l ser¨¢ su peso real en relaci¨®n con los ministros de los pa¨ªses concernidos? Me parece que Javier Solana, que era simplemente Mister PESC (Politica Exterior y de Seguridad), ha hecho un buen trabajo. Ha sabido eclipsarse cuando notaba que las divisiones entre pa¨ªses convert¨ªan su intervenci¨®n en in¨²til, pero ha manifestado una gran presencia, ha sido un buen apoyo para el Consejo de Asuntos Exteriores, y a menudo ha salvado los muebles".
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