Del abrazo nacionalista a la exclusi¨®n

El 3 de marzo de 1996, el PP gan¨® las elecciones generales y consigui¨® 156 esca?os de los 350 que integran el Congreso de los Diputados. Faltaban 20 para conseguir, primero, la investidura del candidato popular, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y, despu¨¦s, poder gobernar sin sobresaltos. El PSOE habl¨® de "dulce derrota" -hab¨ªa conseguido141 esca?os y s¨®lo 340.000 votos menos que los vencedores- despu¨¦s de soportar tres a?os de acoso y derribo de una ferocidad pol¨ªtica desconocida.

Pero la dulzura s¨®lo se saborea, de verdad, en la taza del poder y el PP empez¨® a servirse az¨²car el 27 de marzo de aquel a?o, cuando Federico Trillo, uno de los diputados que m¨¢s se hab¨ªan distinguido por sus ataques al ¨²ltimo Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, fue elegido presidente del Congreso con 179 votos, los de su grupo m¨¢s los de CiU, PNV, Coalici¨®n Canaria y Uni¨® Valenciana.

El diputado agresivo e intransigente con sus adversarios se transmut¨® en guardi¨¢n de la "tolerancia", pero los 23 votos que tuvo que pedir prestados le obligaron a recordar que el Congreso no era "un Parlamento de mayor¨ªas cerradas".

Tan abiertas estaban las mayor¨ªas que el Congreso tard¨® mes y medio en reunirse para que el candidato del PP, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, pudiese ser investido presidente del Gobierno, con los votos de nacionalistas catalanes, vascos, canarios y valencianos.

En ese intervalo se escucharon voces que, o¨ªdas hoy, provocan mitad asombro, mitad sonrojo. Xabier Arzalluz, por ejemplo, entonces presidente del PNV, ensalzaba ante la prensa las virtudes del dirigente popular y las contrapon¨ªa a los graves defectos que achacaba a Gonz¨¢lez.

Dentro del hemiciclo, el d¨ªa en que Aznar fue investido, I?aki Anasagasti, portavoz del PNV, le dijo al candidato del PP: "A nadie se le oculta que ven¨ªamos de un largo y profundo desencuentro hist¨®rico", pero "usted, se?or Aznar, ha demostrado saber remar contra corriente y remontar con tenacidad obst¨¢culos importantes". y Joaquim Molins, en nombre de CiU, le regal¨®, entre otras, esta frase: "Ha demostrado visi¨®n de Estado y valor pol¨ªtico".

De modo que la primera legislatura popular se inici¨® en aut¨¦ntico clima de luna de miel entre populares y nacionalistas. Las tensiones fueron escasas, salvo las provocadas por el propio Grupo Popular cuando pidi¨® que se investigase un supuesto fraude de 200.000 millones de pesetas consentido por la Agencia Tributaria en la ¨¦poca socialista. Quiz¨¢s este fue el primer atisbo serio de una conducta -los intentos constantes de subvertir la l¨®gica democr¨¢tica e intentar controlar al adversario- que la oposici¨®n ha venido reprochando al Gobierno y al PP a lo largo de las dos ¨²ltimas legislaturas.

Pero el idilio con los nacionalistas vascos dur¨® menos de dos a?os. En setiembre de 1998, el PNV firm¨® el Pacto de Lizarrra con HB, despu¨¦s de negociar con ETA, y el 27 de octubre, durante el debate de los Presupuestos Generales del Estado, y tras las elecciones auton¨®micas del Pa¨ªs Vasco, Jon Zabal¨ªa, en nombre de los nacionalistas vascos en el Congreso, oficializ¨® la ruptura: "La campa?a vasca ha demostrado que ya no somos socios". Faltaba decir que con el Pacto de Lizarra el Gobierno se hab¨ªa cargado de razones para poner el grito en el cielo.

Pero el apoyo de CiU y de CC se mantuvo, y la legislatura transcurri¨® sin el menor sobresalto desde el punto de vista del apoyo parlamentario. Tanto, que Aznar pudo presumir, lo mismo que ahora, de haberla agotado.

Para los socialistas no fue tan tranquila. Joaqu¨ªn Almunia la hab¨ªa iniciado como portavoz socialista, pero la dimisi¨®n de Felipe Gonz¨¢lez y el salto del primero a la secretar¨ªa general oblig¨® a un cambio. Juan Manuel Eguiagaray ocup¨® la portavoc¨ªa, hasta que las primarias en el PSOE para designar candidato a la presidencia del Gobierno llevasen a Josep Borrell a la c¨²spide. Borrell decidi¨® nombrar portavoz a Luis Mart¨ªnez Noval, ex ministro de Trabajo. Tres portavoces socialistas en el Congreso en una legislatura, mientras los populares mantuvieron de principio a fin a Luis de Grandes.

Cuatro a?os despu¨¦s, casi con exactitud de calendario, el 12 de marzo de 2000, la derrota socialista no fue tan dulce como la anterior. El PP consigui¨® una mayor¨ªa absoluta muy holgada, con 183 diputados; el PSOE perdi¨® 16 respecto a la anterior legislatura y ha tenido que capear el temporal, los ¨²ltimos cuatro a?os, con 125. Era el preludio de distintos reveses que, m¨¢s tarde, llevaron a ironizar con amargura a un dirigente socialista: "De dulce en dulce derrota, podemos llegar hasta la diabetes".

El panorama hab¨ªa cambiado de tal manera que el 2 de abril de 2000, por primera vez en la historia parlamentaria espa?ola, una mujer, Luisa Fernanda Rudi (PP) lleg¨® a la presidencia del Congreso. Quiz¨¢ porque el poder abruma s¨®lo con contemplarlo, estuvo a punto de lograr la unanimidad. Consigui¨® 329 votos, del PP, PSOE, CiU y CC. S¨®lo se abstuvieron los diputados de IU y del Grupo Mixto. En diciembre pasado, cuando la legislatura agonizaba, todos los grupos de oposici¨®n firmaron una propuesta en la que reprobaban su actuaci¨®n.

El panorama parlamentario cambi¨® hace cuatro a?os, no s¨®lo por por la visible redistribuci¨®n de esca?os, sino, sobre todo, por el comportamiento de la mayor¨ªa, que ya no precisaba ning¨²n apoyo para sacar adelante todo cuanto quisiera.

Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, secretario de Estado para las Relaciones con las Cortes, afirma, con tono de convencimiento, que, pese a la mayor¨ªa de su partido, "el 85% de los proyectos legislativos ha tenido el apoyo de uno o m¨¢s grupos de la C¨¢mara, distintos del PP".

Fern¨¢ndez D¨ªaz enuncia, tambi¨¦n, una ley parlamentaria que suena parad¨®jica: "Las legislaturas de mayor¨ªa absoluta presentan mayor conflictividad, porque cuando esa mayor¨ªa absoluta no existe es necesario pactar con otras fuerzas y, por tanto, el n¨²mero de adversarios disminuye y, adem¨¢s, su posici¨®n es distinta porque saben que el partido mayoritario tendr¨¢ que acudir en su busca para conseguir algo".

Al acabar las dos legislaturas de Aznar se ha ha hecho una aut¨¦ntica demostraci¨®n de fuerza. El ministro de la Presidencia, Javier Arenas, y la presidencia de la C¨¢mara han difundido cuadros estad¨ªsticos sobre la actividad del Congreso que qued¨® disuelto -lo mismo que el Senado- el 19 de enero.

Las cifras son abrumadoras, como puede verse en el gr¨¢fico de la p¨¢gina anterior, y sirven al PP para asegurar que demuestran el cumplimiento de la promesa de Aznar en su investidura: "Hacer del Parlamento el centro de la vida pol¨ªtica".

El principal partido de la oposici¨®n piensa todo lo contrario. Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, secretaria general del Grupo Socialista en el Congreso, asegura que el PP "ha colocado al Parlamento en los arrabales de la democracia" y que "la VII legislatura ha sido la m¨¢s perniciosa, porque el Gobierno ha sometido al Congreso a todos sus antojos y la presidenta ha patrocinado todos los desmanes de estos cuatro a?os".

Para justificar estas afirmaciones tan gruesas, Fern¨¢ndez de la Vega propone ejemplos: "En 2001, con la Ley de Reforma Universitaria y la Ley de Calidad de la Educaci¨®n se despacharon 1.200 enmiendas en una noche y ahora, en los ¨²ltimos cuatro meses, se han enviado nada menos que 15 proyectos de ley por el procedimiento de urgencia, con asuntos tan importantes como arrendamientos r¨²sticos, la Ley General Presupuestaria, la Ley de Subvenciones o las reformas del C¨®digo Penal y de la Ley Org¨¢nica del Poder Judicial, y se han utilizado procedimientos tan ins¨®litos como introducir enmiendas en el Senado a leyes distintas para incluir reformas nada menos que en el C¨®digo Penal. Todo eso indica que no ha habido debate legislativo".

Lo cierto, al margen de las opiniones, es que el 18 de diciembre pasado se produjo un hecho sin precedentes en los ¨²ltimos 25 a?os de vida democr¨¢tica. La oposici¨®n en pleno rehus¨® votar la reforma del C¨®digo Penal que permite condenar a quien convoque un refer¨¦ndum ilegal, la conocida como ley anti Ibarretxe. En las sesiones de control, el PSOE entiende que el PP ha abusado del cupo de preguntas al Gobierno, hasta convertir esta actividad fundamental del Congreso en sesiones de "alabanza y justificaciones".

Tambi¨¦n recuerda Fern¨¢ndez de la Vega que en la legislatura anterior hubo 18 peticiones de comisiones de investigaci¨®n y se formaron dos, y en la que ahora ha concluido la oposici¨®n ha pedido investigar 35 asuntos -guerra de Irak, accidente del Yakovlev 42 en el que murieron 62 militares espa?oles, la cat¨¢strofe del Prestige, entre otras- y s¨®lo se acept¨® investigar el esc¨¢ndalo Gescartera.

Precisamente, la participaci¨®n espa?ola en la guerra de Irak marc¨® los momentos de m¨¢xima tensi¨®n de la legislatura. En el PP se hace hincapi¨¦ en que las tribunas del Congreso fueron ocupadas por invitados de los grupos de oposici¨®n, que abuchearon e insultaron a los diputados del PP, mientras en los esca?os del hemiciclo, diputados de IU han exhibido pancartas en varias ocasiones y, en los pasillos y en el bar privado de los diputados se lleg¨® al insulto personal y varios parlamentarios populares tuvieron que soportar el calificativo de "asesinos".

Los socialistas explican que Aznar nunca ha comparecido en el Congreso de los Diputados a petici¨®n de la oposici¨®n, sino siempre por decisi¨®n propia y eligiendo f¨®rmulas que ha impedido un aut¨¦ntico debate, ya que la oposici¨®n no ha podido replicar.

El 17 de diciembre del a?o pasado, Aznar compareci¨® por ¨²ltima vez en el pleno para responder preguntas de la oposici¨®n. Esa tarde puede sintetizar el clima de deterioro progresivo y de crispaci¨®n que comenz¨® a acentuarse desde noviembre de 2002, con el hundimiento del petrolero Prestige y la tensi¨®n parlamentaria que suscit¨®, hasta llegar a la cumbre del enfrentamiento, entre febrero y julio de 2003, con la guerra de Irak como tel¨®n de fondo.

Aznar se desped¨ªa del Congreso ya que no se presenta como candidato para la pr¨®xima legislatura. Hab¨ªa expectaci¨®n. Pudo optar por ocupar 20 segundos con talante de hombre de Estado, aunque hubiese sido s¨®lo con una f¨®rmula protocolaria dirigida a todos los presentes. S¨®lo se oyeron palabras de agradecimiento para los suyos. Exclusivo y excluyente.