Endiosados
A estas alturas del a?o, en algunos colegios p¨²blicos de Sevilla los ni?os ensayan para llevar un paso procesional a sus hombros. Poco podemos decir del velo, me dec¨ªa la consejera de Educaci¨®n, cuando nosotros no predicamos con el ejemplo. Ante tal argumento, los melanc¨®licos laicos nos tenemos que callar, igual que nos callamos cuando asistimos alucinados al renacimiento de los ritos semanasanteros, que en los setenta eran el ¨²ltimo consuelo para se?ores beatos y abuelas y en los a?os democr¨¢ticos cobraron esplendor, hasta tal punto que concejales socialistas y populares se disputaban el primer puesto en las procesiones igual que se disputaban el poder. ?Qui¨¦n se iba a quedar atr¨¢s a la hora de venerar a la Virgen de la Regla o a la de las Angustias si formaban parte de nuestra cultura, si hasta Belloch ha dicho que la Pilarica era una se?a de identidad de los ma?os? La semana pasada alguien se preguntaba en este peri¨®dico, al hilo del famoso decreto franc¨¦s, que por qu¨¦ no pod¨ªan pasearse las mulsulmanas con el velo si les daba la gana. Es sorprendente c¨®mo la informaci¨®n se entiende torcidamente. Nadie ha prohibido a nadie vestirse como su Dios le d¨¦ a entender, lo que se intenta es igualar a las ni?as (sobre todo) desde la escuela p¨²blica. Porque detr¨¢s del velo hay problemas mucho m¨¢s graves, como los conflictos que est¨¢n produci¨¦ndose en las maternidades por la actitud de maridos musulmanes que se niegan, por ejemplo, a que su mujer sea tocada por un ginec¨®logo, como cuentan trabajadores de la sanidad francesa. Hay sobrediosis. Demasiados hombres (casi siempre hombres) calibrando c¨®mo unos libros, la Biblia, el Cor¨¢n, la Torah, que se escribieron hace tantos siglos, deben marcar las normas del comportamiento actual. Escudado en Dios puedes sentirte inocente y se?alar al otro como culpable. El Vaticano acusa estos d¨ªas a las multinacionales farmac¨¦uticas de la muerte de millones de personas en los pa¨ªses pobres por el sida. Una acusaci¨®n justa por parte de la Iglesia si no fuera porque comparte culpabilidad: su reiterada condena del uso del preservativo ha ayudado considerablemente a extender el virus. El cond¨®n es lo primero, lo m¨¢s urgente, lo m¨¢s barato. Y en cuanto a la promiscuidad, ?no dec¨ªa el Se?or aquello de amaos los unos a los otros?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
