Meti¨® a su mam¨¢, una 'madame', en cal viva y, borracho, la lloraba por las noches
El presunto parricida convivi¨® con el cad¨¢ver m¨¢s de un a?o
Alfred Hitchcock hubiera encontrado material suficiente para llevar a las pantallas el drama descubierto por la polic¨ªa en Esplugues de Llobregat. Fue un remedo, real, de Psicosis, uno de sus cl¨¢sicos cinematogr¨¤ficos. En esta ocasi¨®n la t¨¦trica mansi¨®n del atormentado personaje de la pel¨ªcula, Norman Bates, se transforma en un piso de ciudad perif¨¦rica entre cuyas paredes se escond¨ªa un drama m¨¢s profundo del que los vecinos imaginaban.
En esta ciudad de 47.000 habitantes, el 1 de noviembre de 2002, Enrique Rus, de 46 a?os, tras una discusi¨®n por dinero mat¨® a su madre, Carmen Rus, de 70, en el piso que compart¨ªan. Desde entonces, mantuvo el cad¨¢ver, cubierto de cal viva, en una habitaci¨®n de la vivienda e intent¨® seguir su vida.
El crimen de Esplugues esconde un presunto caso de obligaci¨®n de prostituirse
Enrique Rus era hijo de madre soltera con negocios en el mundo de la prostituci¨®n. El hombre se cri¨® en un ambiente familiar enrarecido. Tuvo que batallar desde muy peque?o con una realidad destructiva. Su madre, Carmen Rus, una mujer, al parecer, de fuerte car¨¢cter, regentaba desde hac¨ªa m¨¢s de 30 a?os un prost¨ªbulo en Barcelona y utilizaba su propio piso, el segundo primera del n¨²mero 30 de la carretera de Cornell¨¤, en Esplugues de Llobregat, como casa de citas. Enrique no s¨®lo no pudo esquivar esta dura realidad, sino que se vio forzado a participar de ella despu¨¦s de que su propia madre lo obligara a prostituirse desde peque?o con los clientes del prost¨ªbulo que ella regentaba. El fuerte trauma mental que tuvo que soportar durante a?os desemboc¨® en tragedia.
El 1 de noviembre de 2002 acab¨® con la vida de su madre. Le asest¨® una cuchillada mortal en la nuca, la envolvi¨® en un trozo de pl¨¢stico y la dej¨® tirada en el piso. El cabo de unas horas, el hedor que desprend¨ªa el cad¨¢ver le condujo a enterrarla en cal viva en el suelo de una de las habitaciones del piso y a inventar una rocambolesca historia para justificar y borrar las huellas de su desaparici¨®n ante sus vecinos.
El cuerpo lo ha conservado as¨ª durante m¨¢s de un a?o hasta que una de las hermanas de la v¨ªctima denunci¨® su desaparici¨®n a la polic¨ªa en las pasadas navidadesFinalmente, Enrique Rus fue detenido por la polic¨ªa en la madrugada del pasado mi¨¦rcoles despu¨¦s de que lo localizara en un bar del vecino municipio de Cornell¨¤.
La tensi¨®n que Enrique experiment¨® encerrado durante tanto tiempo con el cad¨¢ver de su madre fue tal que, al ser arrestado, se derrumb¨® mentalmente, dio rienda suelta a sus miedos y confes¨® a los agentes que lo arrestaron todos los detalles del escabroso suceso. Dijo a los polic¨ªas que hab¨ªa cometido el parricidio por "el trato vejatorio y humillante al que le somet¨ªa su madre", seg¨²n informaron fuentes policiales, y por no disponer del dinero que reclamaba a su progenitora para cubrir sus necesidades b¨¢sicas.
En los ¨²ltimos tiempos a Enrique no se le conoc¨ªa trabajo fijo, sostienen algunos vecinos, y depend¨ªa econ¨®micamente de su madre.
Medios policiales aseguran que tras el supuesto -pero confeso- asesinato de su madre, Enrique abandon¨® su profesi¨®n de taxista y se dedic¨® a gastar el dinero que hab¨ªa ahorrado su progenitora con el negocio de la prostituci¨®n: m¨¢s de 246.000 euros que ten¨ªa guardados en casa y en cuentas corrientes.
La vida de lujo y fiestas que llev¨® el presunto parricida durante el ¨²ltimo a?o fue uno de los motivos que originaron las primeras sospechas entre los vecinos: "Se compr¨® un Rolex de oro, un Mercedes y se iba a cenar a restaurantes de lujo", aseguraba ayer Isabel Polo, vecina del inmueble en el que viv¨ªan los Rus.
El cambio radical de vida de Enrique as¨ª como las mentiras en las que incurr¨ªa para explicar la s¨²bita desaparici¨®n de la madre aumentaron las sospechas de los vecinos: "Unas veces dec¨ªa que su madre se hab¨ªa ido a Tarragona para cuidar a una hermana y otras que la hab¨ªa ingresado en una residencia porque padec¨ªa de Alzheimer". Los vecinos fueron testigos de los cambios de personalidad que estaba viviendo Enrique, de su afici¨®n a la bebida y su comportamiento cada vez m¨¢s extra?o: "A veces se quedaba dormido en su taxi porque dec¨ªa que no quer¨ªa volver a casa". Por las noches, los vecinos o¨ªan voces en el interior del piso, llantos, risas y di¨¢logos. "Una vez o¨ª como si pidiera a su madre que no lo abandonara", aseguraba ayer otra vecina.
Tras su detenci¨®n el pasado mi¨¦rcoles, Enrique fue trasladado a las dependencias policiales, donde tras comprobar que la informaci¨®n que daba de que su madre se hallaba ingresada en una residencia geri¨¢trica era falsa, confes¨® su crimen.
Agentes de la polic¨ªa hallaron el cuerpo de la madre; en realidad, encontraron lo que quedaba de ¨¦l: el esqueleto y el vestido que llevaba la v¨ªctima en el momento de su muerte. Los restos estaban en el suelo de una de las habitaciones cuya puerta estaba tapada por toallas para evitar olores.
La polic¨ªa investiga en el mundo de la prostituci¨®n la veracidad de algunas confesiones de Enrique Rus. El objetivo de las pesquisas es llegar a averiguar si el detenido fue obligado a participar en pr¨¢cticas sexuales desde su infancia. En medios policiales se cree que el entorno del mundo de la prostituci¨®n en el que se ha criado y crecido el presunto matricida "podr¨ªan explicar las causas del caso" y, por ello, han iniciado la investigaci¨®n entre personas que se mueven en este mundo en Barcelona y ¨¢rea metropolitana.
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