S¨®lo para industriales y pol¨ªticos
Es bien sabido que quand le b?timent va, tout va. Y un buen ejemplo de ello es la pujanza del sector cementero, en especial su entra?a familiar catalana, que ha dado dinast¨ªas de enjundia indiscutible, como los Fradera, los Del¨¤s y los Molins. Estos ¨²ltimos celebraron el mi¨¦rcoles pasado el 75? aniversario de la compa?¨ªa Cementos Molins, SA, fundada en 1928 por Joan Molins i Parera, su hijo Joaquim y el banquero Josep Romagosa. Aunque el evento se convoc¨® a estricta puerta cerrada, sin la presencia de periodistas, tuvo una inevitable reverberaci¨®n ciudadana: reuni¨® a 300 empresarios y financieros -Javier Valls Taberner, Llu¨ªs Carulla, ??igo de Oriol, Josep Oliu, Miquel Valls, Enric Mas¨®, Juan Antonio Rumeu de Del¨¤s, Santiago Fradera, Joan Corominas, Enric Corominas, Pedro Fontana, entre otros muchos-, y a un selecto grupo de pol¨ªticos en activo, como el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall; el ex presidente catal¨¢n Jordi Pujol; el alcalde de Barcelona, Joan Clos; el l¨ªder del PSC Jos¨¦ Montilla, y el jefe de la oposici¨®n, Artur Mas.
La cena de los Molins se convoc¨® en el Sal¨® G¨°tic de la Llotja de Mar, el 'sanedr¨ªn' de la antigua Junta de Comercio
No se habl¨® de pol¨ªtica, pero entre plato y plato se col¨® de rond¨®n alg¨²n comentario acerca del Gobierno de izquierdas, salpimentado con delicados paralelismos entre la f¨®rmula tripartita y el frentepopulismo de otros tiempos. Es el estilo catal¨¢n: juego raso por debajo de la mesa y amables moh¨ªnes a cielo abierto. S¨®lo se habl¨® de industria, cuentan discretamente algunos de los asistentes. El tejido productivo puro y duro llen¨® todo el espacio y su estigma atmosf¨¦rico empa?¨® incluso el breve parlamento con el que Pasqual Maragall se dirigi¨® a los asistentes al finalizar el ¨¢gape.
La cena de los Molins, celebrada en el Sal¨® G¨°tic de la Llotja de Mar -el sanedr¨ªn de la antigua Junta de Comercio-, fue una cita de industriales y pol¨ªticos. Estuvo marcada por el sendero endog¨¢mico de parientes y contraparientes que recorren la transversalidad de la Catalu?a civil, pero al mismo tiempo fue el escenario de un estilo tolerante. No se registraron estridencias ni crispaciones; apenas asom¨® alguna lagrimita, destinada al inventario de la nostalgia. Se supone que a los empresarios, como al resto de los catalanes, tambi¨¦n les puede la est¨¦tica -nadie deja de sentirse concernido ante la cita unamuniana-, pero antenoche se impusieron los aburridos ternos oscuros y las complicidades sobre el futuro de la naci¨®n.
El anfitri¨®n de la cena en la Llotja, Casimiro Molins Ribot, nieto del fundador y actual presidente de Cementos Molins, SA, sintetiza en s¨ª mismo la historia de la compa?¨ªa. Vivi¨® los a?os dif¨ªciles del negocio durante la posguerra y super¨® la crisis del petr¨®leo -especialmente dif¨ªcil para las cementeras, puesto que son industrias intensivas en energ¨ªa- a base de abrir la compa?¨ªa a los mercados internacionales.
El padre de Casimiro, Joaquim Molins i Figueras, desarroll¨® una gran actividad en los foros civiles y deportivos de Barcelona. Fue el presidente de la Pe?a Rhin en la d¨¦cada de 1940, cuando los Bugatti y Maserati de Pierre de Vizcaya y los Mercedes de Juan Manuel Fangio ganaban trofeos en el circuito de Terramar, en Sitges. Pero el gran circuito de aquella entidad deportiva, que tuvo entre sus patrocinadores al Real Autom¨®vil Club, el C¨ªrculo del Liceo, el C¨ªrculo Ecuestre, la Real Asociaci¨®n de Cazadores, el Club N¨¢utico y el FC Barcelona, fue el que trazaban en las matinales de domingo la carretera de Esplugues, la calle de Manuel Girona y la Diagonal: el "tri¨¢ngulo de la muerte", donde en 1951 Fangio result¨® vencedor en una carrera en la que un b¨®lido caus¨® la muerte a dos espectadores.
Al margen del cemento, Casimiro Molins vivi¨® una etapa como financiero cuando Espa?a dejaba atr¨¢s la autarqu¨ªa econ¨®mica. Junto con un grupo de socios -entre los que se contaban Jos¨¦ Ferrer Bonsoms y Guillermo Ba?ares- entr¨® en la aventura de la banca industrial al adquirir el Banco Atl¨¢ntico, una ficha en poder de los herederos de Juan Claudio G¨¹ell y Churruca, conde de Ruise?ada, y lo convirti¨® en una entidad con 172 oficinas, extendidas por todo el pa¨ªs, y con sucursales en Estados Unidos, Panam¨¢ y varios pa¨ªses europeos.
Aparte de producir materia prima para la construcci¨®n, las f¨¢bricas de cemento tienen su cruz medioambiental en la tierra bald¨ªa de sus alrededores y en los ¨¢rboles de los bosques circundantes, convertidos en estatuas de barro. A pesar de ser un buen bar¨®metro de la actividad econ¨®mica, las cementeras, vistas a distancia, son anillos y chimeneas en medio del smog. El interrogante siempre es el mismo: ?qu¨¦ ¨¦s mejor, seguir produciendo en Espa?a o deslocalizar e importar el cemento? Espoleados por este dilema, los Molins se introdujeron en el Cono Sur, donde poseen Cementos Avellaneda, y en M¨¦xico, donde est¨¢n asociados con el Grupo Moctezuma. Pero salir quiere decir crecer y por ello aceptaron nuevos socios, como Ciments Fran?ais, que se sumaron a sus partenaires tradicionales de Uniland. Muy recientemente, los Molins han recomprado las acciones de sus socios -Ciments Fran?ais fue adquirida por Italcementi y la multinacional estuvo a punto de lanzar una OPA hostil sobre la cementera catalana- para recuperar el control absoluto del grupo.
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