Eul¨¤lia Valldosera, el yo biodegradable
Durante a?os, la obra de Eul¨¤lia Valldosera (Villafranca del Pened¨¦s, 1967) fue m¨¢s conocida en el extranjero que en Espa?a. En parte porque en 1990 se march¨® a Holanda, de donde volvi¨® convertida en uno de los artistas espa?oles m¨¢s internacionales. "Ello no significa", comenta, "que me sienta mejor comprendida fuera, pues parte de mis presupuestos est¨¦ticos hunden sus ra¨ªces en nuestra tradici¨®n visual; por decirlo de una forma muy simplista, no soy lo suficientemente conceptual para los centroeuropeos, y en cambio mi sustrato conceptual no se recoge en las visiones que se hacen aqu¨ª de mi trabajo". Ese trabajo, que ha sido acogido por las bienales de Venecia, Sidney y Estambul y al que la Fundaci¨®n T¨¤pies de Barcelona dedic¨® una retrospectiva en 2001, podr¨¢ verse en Arco, adem¨¢s de en el stand de Babelia, en los de las galer¨ªas Joan Prats, Helga de Alvear y Visor.
Parad¨®jicamente, las obras de Valldosera -que con frecuencia combinan objetos cotidianos con proyecciones y juegos de sombras- presentan cierta sofisticaci¨®n a la vez que dejan a la vista sus trucos t¨¦cnicos. Su intenci¨®n, afirma, es "desvelar los mecanismos constructivos de la obra, que tradicionalmente han sido guardados por el artista en tanto que secreto constitutivo de su poder, generando el fen¨®meno del genio, que desgraciadamente a¨²n funciona a nivel colectivo". Pese a que algunos cr¨ªticos han se?alado la ambig¨¹edad de su trabajo respecto a los objetos que integran sus instalaciones (?iconoclasta?, ?fetichista?), la artista no se siente inc¨®moda en ese terreno: "Si organiz¨¢ramos los objetos producidos por el ser humano en categor¨ªas jerarquizables, en el ¨²ltimo puesto encontrar¨ªamos los objetos de producci¨®n masiva, no perdurables. Precisamente esos son los que me ha interesado elevar a la categor¨ªa de ¨²nicos, capaces de establecer una corriente de complicidad para con el gran p¨²blico de mayor intensidad que si utilizara el objeto fetiche, cuyo s¨²mmum es el objeto art¨ªstico". Por otro lado, aunque la identidad femenina se ha conectado tradicionalmente a la casa y a los productos de limpieza -muy presentes en su obra-, Valldosera apunta que esa conexi¨®n se ha debilitado, "aunque sigue poderosamente de forma arquet¨ªpica. La identidad femenina se ha venido construyendo de forma mucho m¨¢s transversal que la masculina. Uno puede adquirir poder vital a base de renuncias y a base de conquistas, y bajo esta ¨®ptica, la mujer ha elaborado mucho m¨¢s su identidad puesto que ha tenido que trabajar en ambas direcciones". Sostiene Valldosera que son precisamente sus pasadas investigaciones sobre el sujeto las que le permite ahora plantear el car¨¢cter social de su obra. En ¨¦sas est¨¢, trabajando en torno a lo que algunos llaman "mundo como supermercado" y ella prefiere denominar "desestructuraci¨®n del concepto de espacio p¨²blico". Espacio urbano y espacio p¨²blico han dejado de coincidir merced al control que ejerce sobre el primero el poder econ¨®mico: "Ese espacio fuera de control se ha desplazado a ¨¢mbitos como el de la red". No es, pues, extra?o que la artista trabaje ahora en una intervenci¨®n p¨²blica en Barcelona con el F¨®rum como detonante, "una obra que refleje mi desconfianza hacia la reconversi¨®n del valor social del territorio que se ejerce desde la Administraci¨®n y las grandes corporaciones y el modo en que los ciudadanos ofrecen alternativas".
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