Agitada convenci¨®n jacobea
Una masiva intoxicaci¨®n por ostras empa?a la reuni¨®n anual de ejecutivos del banco en Santiago de Compostela
Como cada a?o a comienzos del ejercicio, el Banco Santander convoc¨® hace d¨ªas su convenci¨®n anual de directivos. Esta vez la ciudad elegida no fue Madrid, sino Santiago de Compostela. La celebraci¨®n del A?o Jacobeo decidi¨® a Emilio Bot¨ªn a congregar a casi mil directivos y apoderados en la capital gallega para compartir dos jornadas de convivencia fraternal. Pero la cita acab¨® con una intoxicaci¨®n masiva por el estado de las ostras.
Como las celebraciones no est¨¢n re?idas con la econom¨ªa, la c¨²pula del Santander organiz¨® vuelos ch¨¢rter con la compa?¨ªa Ola, agrupando personal de diferentes autonom¨ªas para rentabilizar los aparatos fletados. No faltaron entre ellos algunos de la extinta Uni¨®n Sovi¨¦tica. Al menos es lo que se temieron algunos cuando observaron que las instrucciones ven¨ªan primero en ruso, despu¨¦s en un idioma que parec¨ªa eslavo, posteriormente en griego y s¨®lo en cuarto lugar en ingl¨¦s. Durante el vuelo, en la cabeza de m¨¢s de uno estuvo el pensamiento del malogrado Yakovlev-42 ucranio.
Como es costumbre en las convenciones bancarias de los santanderinos, se premia los mejores resultados en calidad al cliente, organizaci¨®n, zona en gesti¨®n de Espa?a y oficina de toda Espa?a. Para la entrega de galardones se encontraba parte de la plana mayor del grupo encabezada por Alfredo S¨¢enz, vicepresidente y consejero delegado. La presencia de Bot¨ªn se reserv¨® para el d¨ªa siguiente. La recepci¨®n a los comensales a la "Cena Romer¨ªa Gallega", que as¨ª rezaba en el exterior del pabell¨®n de actos en la primera jornada, fue amenizada por un entusiasta grupo de gaiteiros.
El esperado men¨² de celebraci¨®n contaba con bandejas de abundantes ostras de las R¨ªas Baixas y un t¨ªpico, aunque no espl¨¦ndido, lac¨®n con grelos. Para pasar el trago, vino de Ribeiro. Una carta muy de la tierra y nada glamurosa, que las rebajas tambi¨¦n llegan a las grandes entidades bancarias.
En la visita de la segunda jornada a la catedral de Santiago, previo paso de la comitiva por la puerta santa, la que se abre s¨®lo en el a?o jubilar, m¨¢s de uno se encomend¨® al santo, pues ya sent¨ªan los primeros estragos del banquete. En el viaje de vuelta no faltaron los sudores y las primeras fiebres; y al tocar tierra abundaron ya las carreras urgentes al excusado. Las ostras sin duda lo eran, pero tal vez no de las R¨ªas Baixas, puesto que su legado t¨®xico dej¨® a casi la mitad de los comensales de baja y en cama por intoxicaci¨®n a su retorno al hogar.
La experiencia pudo salir cara, pues con los bivalvos en mal estado no se juega. Visto lo visto con la incursi¨®n gallega, lo m¨¢s probable es que el presidente del Santander prescinda de vuelos y de ostras y convoque la pr¨®xima convenci¨®n de directivos en Madrid o al menos escoja un men¨² menos arriesgado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.