Pescados y mariscos, del mostrador a la mesa

Puede que al entrar uno piense que est¨¢ en una pescader¨ªa. Pero es un restaurante que sigue una f¨®rmula importada desde Tailandia, donde se lleva mucho el self service de pescado. Y funciona de la siguiente manera: como si se tratara de una parada del mercado, se escoge el pescado y marisco en crudo que m¨¢s apetezca; lo pesan y se paga a precio casi de pescader¨ªa. Despu¨¦s se piden las bebidas... y a esperar sentado con la bandeja en la mesa, donde no hay servicio, cada uno se organiza a su manera hasta que llaman por megafon¨ªa para que el cliente recoja su comida en la ventanilla. El g¨¦nero, tan fresco que algunos ejemplares a¨²n colean, var¨ªa seg¨²n la temporada y se cocina a la plancha, al vapor o frito. Si se prefiere, tambi¨¦n se puede llevar a casa cocinado. Shell Fish, en el barrio de Sants de Barcelona, y La Paradeta, en el Born, son dos ejemplos de este tipo de restaurantes, y pertenecen a los mismos due?os.

El primero, Shell Fish, ya lleva 10 a?os funcionando; el segundo, dos. Tras el ¨¦xito, los promotores est¨¢n pensando en abrir otro, aunque a¨²n no est¨¢ decidido en qu¨¦ barrio de Barcelona. Y es que la gente hace cola antes de que abran para llevarse el mejor g¨¦nero, y si se llega un poco tarde suele estar lleno. El gasto aproximado por persona es entre 18 y 24 euros, y los mi¨¦rcoles y domingos hay precios especiales, aunque todo depende de lo que se coma y del vino que se escoja. A modo orientativo: las ostras est¨¢n a 1,30 euros la unidad; el calamar, a 14,40 euros el kilo, y el bogavante, a 18 euros la pieza.

Otro lugar donde comer buen pescado, aunque la f¨®rmula difiere un poco, es en la pescader¨ªa La Mar de Gr¨¤cia, situada en este barrio de Barcelona. Adem¨¢s de vender al p¨²blico, y de suministrar a algunos de los restaurantes de m¨¢s categor¨ªa de la ciudad, como el Drolma o Jean Luc Figueras, su due?o, Toni Hern¨¢ndez, ha montado un comedor. Al principio, hace ahora siete a?os, organizaba almuerzos para sus amigos en la trastienda, donde se encuentran una cocina y un par de mesas. La idea empez¨® a cuajar, y, primero con amigos, y luego con amigos de amigos, empez¨® a preparar comidas y cenas. De esto hace ya cuatro a?os. "El secreto est¨¢ en quedar conmigo", dice Hern¨¢ndez, quien decide el men¨² por un m¨ªnimo de 50 euros. "Aqu¨ª se cocina para los que est¨¢n apuntados al turno, no se puede venir a comer sin llamar por tel¨¦fono antes", insiste. Un men¨² constar¨ªa, por ejemplo, de gambas de Palam¨®s, cigalas, ca?a¨ªllas, arroz con chipir¨®n, tallarinas, pimiento de Padr¨®n, vieiras, un pescado y postre. Todo depende del mercado, aunque es posible encargar una caldereta o alg¨²n otro plato que se le antoje al cliente. "Aqu¨ª todo se pacta", comenta Hern¨¢ndez. El comensal ve c¨®mo le cocinan su comida a escasos metros y hay un par de mesas donde uno se siente como en el comedor de su casa. La buena selecci¨®n de pescados atrae a aquellos clientes que buscan calidad en un ambiente de lo m¨¢s casero, y el gran surtido de vinos y whiskys es otro de los pluses.