Los toboganes de los Grizzlies
El equipo de Gasol, en la mejor temporada de su historia, encadena indistintamente rachas de victorias y derrotas sin motivo que lo explique
Los Grizzlies de Memphis est¨¢n como nunca. Acreditan de momento la mejor temporada de la historia de esta franquicia gracias al balance actual de 28 victorias y 21 derrotas, en directa proyecci¨®n de alcanzar 44 victorias al final de la temporada regular. Este equipo, que nunca pas¨® de los 28 triunfos en una campa?a, se mantiene por ahora en la s¨¦ptima plaza de la Conferencia Oeste, la pen¨²ltima que da derecho a la disputa de los playoffs.
El rasgo m¨¢s llamativo de la temporada de los Grizzlies es, sin embargo, lo extremista y parad¨®jico de sus rachas, la violencia de los picos de la gr¨¢fica que simboliza su trayectoria de esta temporada. O ayunan o se empachan. En octubre, en pretemporada, lograron cinco triunfos seguidos. Las seis victorias consecutivas de principios de Diciembre se diluyeron con las siete derrotas con las que los Grizzlies cerraron el 2003. En el mes de enero la euforia se apoder¨® del conjunto de Tennessee tras ganar otros ocho partidos uno detr¨¢s de otro, algunos ante rivales de cierto empaque como los Lakers, los Kings o los Rockets. Pero en los tres ¨²ltimos encuentros de ese mes el equipo que dirige Hubie Brown inici¨® un nuevo descenso al encadenar tres derrotas. Pero a¨²n hay m¨¢s: lleg¨® febrero y, como se de pasar p¨¢gina en el libro se tratara, Gasol y compa?¨ªa se pusieron las pilas y sellaron sus tres comparecencias con victoria. La comparativa entre las mejores y las peores actuaciones de los Grizzlies es extravagante y exagerada. En las diez victorias acumuladas en enero el equipo de Memphis promedi¨® 104 puntos anotados por partido, mientras que en sus tres ¨²ltimas derrotas de ese mismo mes su media de anotaci¨®n no alcanz¨® los 78 puntos.
Este a?o, Memphis gan¨® sus ocho primeros partidos, perdi¨® los tres siguientes y venci¨® en los tres ¨²ltimos
Los toboganes de la temporada de los Grizzlies no son f¨¢cilmente vinculables con los usos y costumbres impuestos por el veterano t¨¦cnico, Hubie Brown. Te¨®ricamente, cuantos m¨¢s participan en una misi¨®n menos decisivo es el fallo de un solo individuo. La distribuci¨®n de los minutos en esta plantilla es la m¨¢s solidaria y desprendida en el reparto. Resulta complicado encontrar en la NBA un ejemplo de un equipo que otorgue 24 minutos de juego de media por partido a siete jugadores, o que los minutos le alcancen al entrenador para proporcionarle 18 de media a su d¨¦cimo jugador en importancia. Este ¨²ltimo caso es el de Charles Outlaw, el sustituto natural de Pau Gasol en su puesto.
El cuadro de Memphis ha mejorado este curso en pr¨¢cticamente todos los aspectos del juego. Su tradicional escaso rendimiento defensivo se ha paliado gracias a los robos de bal¨®n. Es el segundo mejor de la NBA en este apartado estad¨ªstico, aunque no parece una virtud directamente relacionada con los grandes del torneo. Dos de los peores de la temporada, Washington Wizards y Phoenix Suns, son respectivamente primero y cuarto en la clasificaci¨®n de balones recuperados.
En las rachas negativas, en los peores momentos de la temporada, las cr¨ªticas se centran en la debilidad del equipo en labores de rebote. Brown dijo en octubre que los Grizzlies llegar¨ªan tan lejos como les llevara su capacidad para el rebote defensivo. En la NBA s¨®lo los Mavericks le concede m¨¢s rebotes a sus rivales que Memphis Grizzlies. Y Pau Gasol tiene que cargar con parte de esas cr¨ªticas al actuar en la posici¨®n de ala-p¨ªvot. En un estado de las cosas donde aspectos como la intensidad u otros de los llamados intangibles determinan de manera considerable la valoraci¨®n de los jugadores partido a partido, Gasol pierde ventajas con respecto a la competencia.
El espa?ol luce menos esta temporada porque se ha ampliado el campo distributivo de derechos y obligaciones. Con la rotaci¨®n de este a?o juega menos, anota menos y captura menos rebotes. Siempre que el resultado colectivo prospere estar¨¢ justificado el sacrificio, aunque queda por demostrar el grado de variaci¨®n de los resultados de este equipo, de esta plantilla, en la hip¨®tesis de que el catal¨¢n gozara de cinco o seis minutos m¨¢s de juego por partido.
La falta de conexi¨®n entre las causas y los efectos parece instalada en los Grizzlies. O, si no es as¨ª, alguien deber¨ªa explicar por qu¨¦ en la mejor temporada de su historia este equipo sigue sin alcanzar la asistencia media de 15.000 espectadores en su pabell¨®n The Pyramid, que puede albergar casi 20.000. A mediados del pasado mes de diciembre la ocupaci¨®n acumulada en la temporada del recinto donde juegan los Grizzlies era un nueve por ciento m¨¢s baja que la pasada temporada. Y menos mal que el equipo va bien.
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