Sevilla muere de ¨¦xito en el Aljarafe
En las ¨²ltimas semanas, mientras, por un lado, la prensa anunciaba el fracaso de Celebration, la ciudad posmoderna ubicada en Florida, propiedad de la Inmobiliaria Disney (EL PA?S, 17.01.03); por otro, los peri¨®dicos locales difund¨ªan algunas obras que afectan a Sevilla ciudad moderna en pleno proceso hacia la posmodernidad, aunque se realizan en El Aljarafe: Metro, hospital general, ciudad universitaria privada, campos de golf, planta log¨ªstica Mercadona, Ikea, galer¨ªa Airesur; la inmediata transformaci¨®n de 25 hect¨¢reas de suelo r¨²stico en urbano para Merkamuebles que se sumar¨¢ a un FIBES privado con capacidad para 7.000 personas; las 25 hect¨¢reas, ampliables a 100 para un parque tecnol¨®gico, etc¨¦tera.
Simult¨¢neamente, los empresarios, para no morir de ¨¦xito, demandaban la construcci¨®n de infraestructuras en el Aljarafe con el fin de satisfacer las necesidades de los 400.000 habitantes y 19.412 compa?¨ªas residentes en 28 municipios. Por su parte, los vecinos ya han comenzado a sufrir kilom¨¦tricos y desconocidos atascos.
Sevilla, con m¨¢s de dos mil a?os de historia y Celebration, con apenas nueve a?os de vida, desde luego, no tendr¨ªan absolutamente nada que ver si no fuera porque en las dos, como extremos de una realidad, con diferentes grados de intensidad, de precisi¨®n y de claridad, emergen similares manifestaciones del proceso de construcci¨®n de la ciudad en la era de la sociedad red que ponen en peligro la civilidad.
El centro urbano ¨²nico se est¨¢ multiplicando en los bordes. El espacio de los flujos est¨¢ substituyendo al espacio de los lugares. Lo urbano ha llegado a la periferia porque el campo ya no existe. "Todo es urbanizable". Al interior de dicho proceso, la ciudad moderna europea continua, compacta, ordenada a partir de lo p¨²blico, aparece en crisis mientras que la ciudad posmoderna dispersa, estructurada a partir de lo privado, autorregulada por el mercado, est¨¢ en auge, se difunde en todo el mundo a velocidad de v¨¦rtigo y disfruta de una aceptaci¨®n similar a la que tiene la comida de McDonald (?con lo buena que est¨¢ la comida nacional!).
Basta observar las transformaciones en la que antes pod¨ªa caracterizarse como zona metropolitana de Sevilla. Igual que en todas partes, la construcci¨®n de la ciudad en el Aljarafe desde hace quince a?os, a vista y paciencia del gobierno auton¨®mico, se encuentra f¨¦rreamente sometida a un proceso de construcci¨®n bajo el protagonismo de la nueva econom¨ªa global ligada al mercado inmobiliario no controlado, es decir, a la voraz especulaci¨®n que en Sevilla se hace patente en las 70.000 viviendas vac¨ªas y se explica en la desorbitada concentraci¨®n de la propiedad del suelo urbano. En estas condiciones, la vivienda ya no es considerada una necesidad b¨¢sica sino un servicio m¨¢s al que se puede acceder seg¨²n el tipo de tarjeta de cr¨¦dito que se disponga. Bien lo explica Rifkin.
Sin un marco legal adecuado, el mercado inmobiliario liberado de toda responsabilidad social, de manera eficaz pero en su estricto beneficio, condiciona el crecimiento urbano, reclasifica suelo con facilidad y construye donde le apetece. Aproximadamente desde hace cinco a?os, despu¨¦s de haber agotado el suelo en Castilleja, en Tomares y en Gines, las inmobiliarias han comprado suelo r¨²stico para reclasificarlo y convertir poco a poco los quince kil¨®metros de la autopista A-49 entre Sanl¨²car la Mayor y Camas en una v¨ªa urbana. Basta ver las numerosas vallas publicitarias.
Es as¨ª c¨®mo se est¨¢ fragmentando Sevilla en el territorio y c¨®mo se ha iniciado el proceso del traspaso de los problemas generados por la ciudad construida a partir de lo privado -vigente de hecho aunque no de derecho-, a la ciudad ordenada desde lo p¨²blico: infraestructuras, equipamientos, transporte, seguridad, contaminaci¨®n, de sostenibilidad (el suelo es un recurso natural no renovable, el modelo de ciudad dispersa necesita m¨¢s recursos energ¨¦ticos que la ciudad compacta).
Pero, ?qu¨¦ hacer frente a esta situaci¨®n?
Ante todo, adaptarse a los tiempos sin ignorar que la ciudad es uno de los productos culturales m¨¢s complejos, manteniendo a lo p¨²blico como ¨¢mbito indispensable de cohesi¨®n social y de pr¨¢ctica c¨ªvica.
Tanto los gobiernos locales como el auton¨®mico, que tiene asumidas todas las competencias en cultura, educaci¨®n y la ordenaci¨®n del suelo, deber¨¢n reconocer oficialmente la existencia de un descontrolado y perjudicial proceso de construcci¨®n de la ciudad fragmentada y asumir una clara voluntad pol¨ªtica para enfrentarlo. De acuerdo con lo anterior, urge: dise?ar una estrategia para encarar de manera integral el nuevo problema al menos con los siguientes prop¨®sitos: reajustar el marco legal, adoptar nuevos criterios en el Planeamiento, preparar un plan de formaci¨®n para nueva Gesti¨®n Urban¨ªstica; generar un proceso de sana y transparente competitividad entre los municipios; establecer convenios con la Universidad para desarrollar programas de investigaci¨®n aplicada sobre los procesos urban¨ªsticos actuales y la transferencia de sus resultados a los Ayuntamientos.
Sobre todo el gobierno auton¨®mico, deber¨ªa abrir un foro interactivo de participaci¨®n ciudadana para conocer y dar respuesta concreta a todas y cada una de las demandas e inquietudes cuyas primeras manifestaciones ya han comenzado a darse a conocer en la prensa; a ¨¦stas habr¨ªa que sumar las l¨®gicas, aunque todav¨ªa no expresadas, preocupaciones acerca de la protecci¨®n del paisaje, del patrimonio natural y del patrimonio cultural del Aljarafe, territorio que en el siglo X fue la zona de producci¨®n y de exportaci¨®n de aceite de oliva m¨¢s grande e importante del mundo. Sus numerosas, antiguas e importantes huellas se est¨¢n "machacando" sin merecer mayor atenci¨®n.
En esta situaci¨®n, ser¨ªa falso no reconocer que la administraci¨®n algo est¨¢ haciendo (?faltaba m¨¢s!), sin embargo es oportuno e indispensable que proporcione un m¨ªnimo sustento coherente a la serie de iniciativas sueltas que lleva adelante
?Y el problema de la vivienda? Merece comentarios aparte, porque en campa?a electoral los pol¨ªticos se atribuyen en exclusiva la capacidad para resolverlo.
El tr¨¢nsito de Sevilla a la posmodernidad podr¨ªa ser traum¨¢tico y con grav¨ªsimas consecuencias si no reconocemos y asumimos lo que se nos est¨¢ viendo encima.
JORGE BENAVIDES SOL?S
Jorge Benavides Sol¨ªs es profesor titular de la Escuela T¨¦cnica Superior de Arquitectos de Sevilla
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