"Las armas de destrucci¨®n masiva son el sida y la pobreza"
Un metro y 97 cent¨ªmetros de estatura, una seductora mirada azul y una sonrisa que encandila. El actor brit¨¢nico Rupert Everett (Norfolk, Inglaterra, 1959, protagonista de La boda de mi mejor amigo, Bon
voyage...) lleva un a?o sin residencia fija, tiene tres estrenos en cartera, y sin embargo ha venido a Madrid para hablar de la ONG Global Fund.
Comprende que "puede resultar irritante que la gente famosa hable de caridad", pero quiere dar a conocer el trabajo de esta organizaci¨®n que recibe fondos privados y p¨²blicos de pa¨ªses de todo el mundo para combatir el sida, la malaria y la turberculosis en el Tercer Mundo. "Es una organizaci¨®n ¨²nica porque funciona como un socio empresarial para cualquier persona en el Tercer Mundo que tenga un proyecto relacionado con estas enfermedades y necesite fondos. El Gobierno espa?ol ha retirado su donaci¨®n, y creo que los espa?oles deber¨ªan saberlo y conocer el trabajo que con sus impuestos esta organizaci¨®n ha desarrollado", asegura.
Pregunta. ?Tiene sentido este combate contra el sida mientras se mantienen las patentes de las medicinas?
Respuesta. Es una cuesti¨®n muy problem¨¢tica. Estoy en desacuerdo con muchos aspectos del G-8, que fueron quienes crearon Global Fund. Es muy f¨¢cil tomar una postura negativa, todo tiene un lado oscuro, pero creo que la existencia de Global Fund y su funcionamiento es muy importante y merece la pena.
P. ?Y las medicinas?
R. El tema de las medicinas cambia, aunque lentamente. Ocho personas murieron el a?o pasado en Estados Unidos por causa del ¨¢ntrax y el presidente Bush anul¨® la patente del antibi¨®tico. Un total de 45 millones de personas han muerto por culpa del sida y otros 45 millones morir¨¢n, y parece que no valen lo mismo que esos ocho americanos blancos.
P. Fue parte de la guerra contra el terrorismo.
R. Estamos obsesionados con la seguridad, se destinan partidas millonarias a defensa. Las armas de destrucci¨®n masiva son sin duda el sida, el agua contaminada y la pobreza. No est¨¢n en Irak, donde queremos que est¨¦n. Habr¨ªa mucha m¨¢s seguridad si se invirtiera un cuarto de lo que nos gastamos en espejismos como Al-Qaeda en luchar contra la pobreza. Cuanto m¨¢s se invierta habr¨¢ menos terror. En ?frica hay un bill¨®n de terroristas o adeptos potenciales, depende de c¨®mo lo hagamos.
P. ?Cu¨¢ndo visit¨® ?frica por primera vez?
R. Hace cuatro a?os. Me mand¨® mi agente para hacer un documental sobre el hambre en Etiop¨ªa, me dijo que era tan ego¨ªsta y estaba tan obsesionado conmigo mismo que deb¨ªa hacer algo antes de que fuese demasiado tarde para cambiar. Estaba en lo cierto.
P. ?Todo cambi¨®?
R. No, en Etiop¨ªa me port¨¦ mal, estaba a la defensiva. Oxfam dijo que era el segundo famoso m¨¢s complicado que hab¨ªan tenido. Sin embargo, en Nairobi conoc¨ª a una mujer f¨ªsicamente del tipo de Aretha Franklin, un ama de casa que hab¨ªa creado un orfanato en una zona deprimida de la ciudad, extremadamente pobre. Me pidi¨® que consiguiese fondos para su orfanato. Durante un a?o no pude hacer frente a su petici¨®n, me bloque¨¦.
P. ?Por qu¨¦?
R. Me sent¨ªa, creo que como todos nos sentimos en Occidente, un poco estrangulado. Este sistema que hemos creado nos ahoga con hipotecas, colegios... Siempre estamos a una semana de la bancarrota. Mi situaci¨®n es un poco distinta por el exotismo de ser una estrella de cine, pero funciona casi igual. Al cabo de un a?o escrib¨ª unas cartas a unos amigos ricos y le mand¨¦ el dinero. Ella me envi¨® fotograf¨ªas de lo que se estaba haciendo con ese dinero. Poco a poco empec¨¦ a implicarme m¨¢s, aunque confieso que sigo un poco obsesionado conmigo mismo.
P. ?Qu¨¦ planes tiene para este a?o?
R. Fijar mi residencia en alg¨²n sitio y promocionar las pel¨ªculas que he hecho este a?o. Una junto a Emily Watson, otra con Sharon Stone y la tercera, una producci¨®n francesa con Rossy de Palma que hemos rodado en Ibiza.
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