No a la guerra
Es sorprendente o¨ªr admitir a Eduardo Zaplana que quiz¨¢ s¨ª el Gobierno espa?ol se equivoc¨® al apoyar la guerra contra un pa¨ªs que, parece ser, no ten¨ªa armas de destrucci¨®n masiva. Gratificante, pero sorprendente, y curiosamente, irritante. Que la guerra es un desastre lo reconoce hasta el PP, a pesar de que alguno de sus miembros pueda obtener alg¨²n beneficio. Pero hacerla y luego admitir que es un error es de un cinismo brutal. La guerra de Irak ha causado m¨¢s de 15.000 muertos, la mayor¨ªa civiles inocentes. Un r¨ªo de sangre no puede ser atribuible a un error, y si de verdad es un error, tendr¨ªa que haber dimisiones de alto nivel.
Por otra parte, simult¨¢neamente, se da a conocer el caso Carod, que ha hecho correr r¨ªos de tinta. El se?or Carod quer¨ªa hablar de paz, y se ve que este error debe pagarse con la dimisi¨®n. Pues bien, Carod ha hecho correr un r¨ªo de tinta por la paz y ya ha dimitido. ?Cu¨¢ndo dimitir¨¢n los que han hecho correr sangre por la guerra?
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