200 cartas de Gerardo Diego revelan sus gustos y aficiones
Elena Diego disfrut¨® una vez la experiencia de ser hija ¨²nica de familia numerosa. Se puso enferma, no fue al colegio y su padre la nombr¨® su secretaria ocasional. "Ese d¨ªa descubr¨ª que mi padre, del que sospech¨¢bamos que era una persona importante, realmente lo era". Ese d¨ªa Elena descubri¨® la talla y el prestigio del poeta Gerardo Diego (Santander, 1896-Madrid, 1987), alentador constante de las vanguardias, miembro crucial de la generaci¨®n del 27, de quien el fil¨®logo Julio Neira ha reunido y editado en un volumen unas 200 cartas en Epistolario santanderino, editado por la Fundaci¨®n Gerardo Diego, que revelan, seg¨²n este estudioso, "una autobiograf¨ªa involuntaria", del autor de Versos humanos y Manual de espumas.
"Son cartas familiares, cotidianas, puros instrumentos de comunicaci¨®n sin voluntad de estilo, ni alardes, que solas no representan nada pero que en conjunto ofrecen una curiosa obra polifac¨¦tica en la que se dan muchas pistas sobre el panorama literario, la vida de una familia y el retrato de una ciudad en una ¨¦poca", afirma Neira. "Es una autobiograf¨ªa involuntaria, pero aut¨¦ntica y no diacr¨®nica, sincr¨®nica, es decir, escrita a tiempo real, sin distancia, de toda su vida", contin¨²a el estudioso, profesor de Literatura Moderna y Contempor¨¢nea de la UNED, y director del Centro Cultural de la Generaci¨®n del 27 de M¨¢laga, que present¨® el libro en la Residencia de Estudiantes de Madrid.
Retrato de s¨ª mismo
La correspondencia reunida por Neira la mantuvo Diego entre 1932 y 1985 con unas veinte personas, desde amigos, compa?eros de generaci¨®n, editores y su familia. Como prueba de este autorretrato del autor a lo largo de 50 a?os, Elena Diego, que acudi¨® a la presentaci¨®n, ley¨® una carta del poeta escrita desde el monasterio de Silos, en Burgos, a su entonces novia, Germain, en 1933: "En ella, mi padre hace un aut¨¦ntico retrato de s¨ª mismo, de sus aficiones y sus gustos", asegura la hija del poeta, que se revela como amante del campo y el mar, desconfiado de las grandes ciudades y sus bocinas y atascos, aficionado a los toros -relata con terror una corrida con triple cogida, una de ellas a Antonio Bienvenida-, a la m¨²sica, viajero y partidario de crear una orden de casados que habiten en los conventos.
Tambi¨¦n hay personajes claves en la vida de Diego, como Ignacio Aguilera, director de la Biblioteca Men¨¦ndez Pelayo de Santander. "Cuando le¨ªmos estas cartas entre Aguilera y Gerardo Diego, tuve que cambiar la orientaci¨®n del epistolario y hacerlo girar alrededor de ¨¦l", asegur¨® Neira. "Es un personaje clave en la vida cultural santanderina, poco reivindicado hasta el momento", afirma. Juntos abrieron las ventanas hacia el mundo y las vanguardias de una ciudad demasiado encerrada en s¨ª misma, "demasiado pe?as arribista, enemigos del casticismo c¨¢ntabro, ¨¦se que cree que todo lo que viene de fuera es malo", dijo el experto en literatura, algo en lo que coincidi¨® con su colega Jos¨¦ Luis Bernal, que particip¨® tambi¨¦n en la presentaci¨®n.
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