El misterio rodea la muerte de Pantani
A la espera de la autopsia, que se har¨¢ hoy, el fiscal que investiga el fallecimiento del corredor italiano excluye el suicidio
Ni suicidio, ni sobredosis, ni muerte violenta. El fallecimiento de Marco Pantani, el s¨¢bado, a las 16.00, en un hotel de mala muerte en R¨ªmini, en la costa adri¨¢tica italiana, es un misterio que quiz¨¢s aclarar¨¢ hoy la autopsia. "?Suicidio? Lo excluyo", dijo ayer a los periodistas el fiscal del caso, Paolo Gengarelli; "pero no excluyo un desarrollo de las investigaciones despu¨¦s de la autopsia". El cuerpo de Pantani, de 34 a?os, fue encontrado a las 21.30 del mismo s¨¢bado por los empleados del hotel Le Rose tirado en su habitaci¨®n del quinto piso, vestido s¨®lo con unos vaqueros. A su alrededor, varias cajas de ansiol¨ªticos y antidepresivos y unos papeles con el membrete del hotel escritos a bol¨ªgrafo por Pantani. "No era una nota de suicidio", precis¨® el fiscal.
Marco Pantani se hab¨ªa registrado en el hotel, al que lleg¨® solo, hac¨ªa cinco d¨ªas. Era, seg¨²n los camareros, "una persona extra?a y silenciosa" que ¨²nicamente sal¨ªa de su habitaci¨®n para desayunar. Despu¨¦s se sub¨ªa a ella y cerraba la puerta por dentro. ?sa era su vida en una ciudad de veraneo en pleno invierno, en la ciudad de Fellini y de Amarcord, Gradisca; en un hotel del paseo mar¨ªtimo con olor a moho en el que en los meses bajos se concentran los equipos locales de baloncesto y voleibol.
S¨®lo a la hermana de Pantani, Manola, le permiti¨® la polic¨ªa entrar en la peque?a salita del hospital de R¨ªmini donde est¨¢ encerrado el f¨¦retro con el cuerpo del ciclista. En la puerta del hospital, centenares de aficionados intentaban ayer enterarse de algo, sentirse cerca de su ¨ªdolo, que muri¨® solo junto a una caja de Orfidal, otra de Dormodor, otra de Surmontil. Medicinas para el insomnio y la tristeza. Contra la soledad. "Sabemos que Pantani, que estaba enfermo, tomaba esos medicamentos", dijo el fiscal; "y que los llevaba consigo cuando fue al hotel. Y tambi¨¦n llevaba recetas m¨¦dicas para comprarlos". Pero tambi¨¦n el fiscal excluy¨® inicialmente la hip¨®tesis de una sobredosis. "No me cuadra", dijo; "no hemos encontrado nada sospechoso en el registro de la habitaci¨®n".
En R¨ªmini, en toda Italia, en todos los ambientes ciclistas se respira un ambiente de remordimiento de conciencia colectiva. "La ¨²ltima vez que habl¨¦ con ¨¦l fue en su cumplea?os, el 13 de enero", dice Andrea Agostini, un amigo suyo de toda la vida; "ya entonces vi que no estaba muy bien". Y, as¨ª, todos los que le conoc¨ªan, los pocos que se enteraban de sus ¨²ltimas andanzas, su amigo Michel, con el que le gustaba ir de discotecas. Nadie estaba con ¨¦l. "?l quer¨ªa estar solo. No quer¨ªa que nadie le ayudase. ?C¨®mo se puede ayudar a alguien que rechaza a todos?", contin¨²a Agostini, que actualmente es el jefe de prensa del equipo Fassa Bortolo; "y, la verdad, yo estaba ya un poco lejos de ¨¦l. S¨®lo le llamaba de vez en cuando. En un momento dado, tuve que elegir y la vida me llev¨® a otra parte". Como Agostini, los periodistas italianos se lamentan. "Todos aquellos que como yo", escrib¨ªa Gianni Mura en La Repubblica, "se hab¨ªan abonado a una f¨®rmula c¨®moda -yo lo consideraba desaparecido en Rusia- para no admitir hasta el fondo la inquietud, el desasosiego".
Nadie preguntaba por ¨¦l. Nadie quer¨ªa saber nada. Tampoco sus padres, que hab¨ªan comenzado los tr¨¢mites para inhabilitarle legalmente, para que no pudiera tomar decisiones sobre sus bienes. Tampoco Kristine, su novia danesa de siempre, con la que rompi¨® hace varios meses. Cuentan que ¨¦l quer¨ªa tener un hijo y que ella, embarazada, hab¨ªa preferido abortar.
El fiscal y la polic¨ªa empezaron el domingo a interrogar a amigos y conocidos de Pantani. Hablaron tambi¨¦n con Manuela Ronchi, la m¨¢nager y amiga de Pantani, quiz¨¢s la ¨²nica persona que intent¨® ayudarle hasta el final. El Pirata acud¨ªa a pasar algunos d¨ªas a la casa de Ronchi en Mil¨¢n y ¨¦sta, que sent¨ªa hac¨ªa ¨¦l una atracci¨®n protectora irrompible, se multiplicaba, se afanaba en buscarle proyectos de futuro, en abrirle puertas, en enviar noticias a la prensa, esquelas as¨ª: "Pantani est¨¢ gordo, pero dispuesto a volver a la bicicleta, a concentrarse. Quiere volver a ser un campe¨®n".
Si Pantani hubiera querido, Ronchi le habr¨ªa organizado un equipo en un santiam¨¦n, que para eso estaban sus irreductibles, los corredores que siempre ir¨ªan tra ¨¦l, y estaba el patrocinio de Mercatone Uno, que siempre estar¨ªa dispuesta a poner el dinero necesario, o le habr¨ªa colocado de m¨¢nager de un proyecto imposible, aquel equipo Stayer que nunca naci¨®.
Otro amigo de Pantani, el periodista Enzo Vicennari, dijo por televisi¨®n que ¨¦l y Mario Cipollini le estaban ayudando, que Pantani quer¨ªa recuperarse, que el 27 de este mes se ir¨ªan a Bolivia para entrar en una comunidad de desintoxicaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.