Equilibrio ejemplar
La alternancia y el contraste de enfoques forman parte prioritaria de su filosof¨ªa: "Puedo variar mi m¨²sica dr¨¢sticamente de una semana para otra. Una semana puede apetecerme hacer algo m¨¢s estructurado y ac¨²stico, y la siguiente, algo mucho m¨¢s libre y electr¨®nico". David Binney llama a estos cambios "equilibrio" y los controla con envidiable pulso est¨¦tico, en buena parte porque ha compartido saberes con m¨²sicos de diferentes culturas y tiene talento para la composici¨®n y el arreglo. Como, adem¨¢s, es un espl¨¦ndido saxofonista alto, no tiene nada de extra?o que se lleve todas las bazas sin necesidad de hacer trampas.
El pianista Jacob Sacks no pronunci¨® una tecla m¨¢s alta que otra y su discreci¨®n s¨®lo dej¨® entrever ciertos problemas expresivos en las m¨¦tricas libres. Tampoco recurrieron al alarde Thomas Morgan, contrabajista, ni Dan Weiss, vig¨ªa atent¨ªsimo, que anunci¨® con suficiente antelaci¨®n desde la bater¨ªa todos los escollos de una m¨²sica tirando a procelosa.
As¨ª la concibi¨® Binney: cambiante y compleja, pero siempre melodiosa. El ejemplo perfecto de este ¨²ltimo punto pudo escucharse en la pieza This could be home, balada con breve inicio de sampler misterioso y exposici¨®n delicad¨ªsima y repleta de matices. Con ese sonido atenorizado que ahora prevalece entre los saxofonistas altos, Binney tambi¨¦n plane¨® con suavidad sobre ritmos intrincados y contundentes m¨¢s propios del movimiento M-Base. Ni en ese caso renunci¨® al terciopelo y a la seda como materias primas.
La m¨²sica que present¨® en Calle 54 tuvo una variedad trabada con firmeza gracias a una inteligente asimilaci¨®n de influencias. De su intensa colaboraci¨®n con el pianista venezolano Edward Simon, lleg¨® alg¨²n tenue eco latino, y de su conocimiento del jazz el¨¦ctrico -tanto del hist¨®rico de Stanley Clarke como del muy actual de Medeski, Mart¨ªn & Wood-, adopt¨® una vitalidad contagiosa a la hora de sentar bases r¨ªtmicas de neta vocaci¨®n urbana. En cualquier caso, su propuesta tuvo un car¨¢cter amable, no re?ido con la intensidad, que podr¨ªa haber encajado igual de bien en la pl¨¢cida atm¨®sfera de un sal¨®n dieciochesco.
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