Deslealtad
Hace ya alg¨²n tiempo, casi cinco a?os, almorzaba en un restaurante de Sevilla con algunos periodistas. Uno de ellos me pregunt¨® qu¨¦ pensaba yo de Rojas-Marcos. Contest¨¦ que "si el Rojas-Marcos de aqu¨ª estuviera all¨ª, y el de all¨ª (Luis) estuviera aqu¨ª, all¨ª habr¨ªa m¨¢s locos y aqu¨ª m¨¢s andalucistas". Al d¨ªa siguiente esta frase apareci¨® publicada en la informaci¨®n pol¨ªtica de un diario de Sevilla.
Hoy he vuelto a recordarla. Un recuerdo que no viene por casualidad. Viene porque el Rojas-Marcos de aqu¨ª ha actuado como el Carod de all¨ª. No se puede ser m¨¢s desleal con su partido; con los compromisos adquiridos por su partido y lo que es peor, con Andaluc¨ªa. El se?or Rojas-Marcos subordina el pacto de gobierno andaluz entre PSOE y su partido, que ha permitido la gobernabilidad en Andaluc¨ªa, a la ruptura del PSOE con ERC en Catalu?a. Mayor deslealtad se puede encontrar, pero es dif¨ªcil. Y deslealtad, en primer lugar, porque el se?or de Catalu?a no es con qui¨¦n se ha hecho el pacto que est¨¢ permitiendo que en Catalu?a gobierne la izquierda, sino con el partido de Carod, Esquerra Republicana de Catalunya. En segundo lugar porque con sus manifestaciones sabe que puede dar lugar a la ruptura de un compromiso de gobierno con el PA en un futuro pr¨®ximo. En tercer lugar, y esto es peor, se suma con su voz a los posicionamientos de ETA.
ETA, y esto no se debe de olvidar, es el enemigo del Estado. ETA est¨¢ moviendo hilos para el enfrentamiento entre partidos democr¨¢ticos. Hay un partido, el PP, y me llamo a enga?os, que est¨¢ siguiendo el juego de ETA para hacer da?o electoral al PSOE. Como si el PSOE no hubiera firmado el pacto antiterrorista y no estuiviera comprometido en esta lucha.
Pues, bien, en Andaluc¨ªa por lo le¨ªdo hay un Rojas que sigue el juego a uno (el PP) con el que no gobierna y a otro (ETA), porque sigue su estela. Esto se llama en mi pueblo deslealtad con su partido y con sus compromisos. Ha actuado como si de Carod se tratara. Pero, en fin, Rojas, veremos cuando pase el tiempo y no precisamente para ponerle un marco.
En cualquier caso la cordura se ha impuesto: la coalici¨®n sigue funcionando y la ruptura no se ha producido. Claro que pienso, hoy m¨¢s que ayer, que aquel comentario ya a?ejo sigue siendo v¨¢lido.
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