Puente de plata para las 'mulas'
La tolerancia con que Holanda aborda el consumo particular de hach¨ªs, que no est¨¢ penalizado por debajo de los 30 gramos, ha enturbiado la percepci¨®n que se tiene a escala internacional de su postura acerca de la lucha contra las drogas. Todas las drogas. El Gobierno y los mandos policiales lo saben bien y no se cansan de repetir que una cosa es el cannabis y otra el tr¨¢fico de coca¨ªna o la producci¨®n de ¨¦xtasis. Delitos ambos perseguidos y castigados con penas de hasta 12 a?os de c¨¢rcel. Con todo, las ¨²ltimas medidas temporales adoptadas para reducir la llegada de coca¨ªna al pa¨ªs por su ruta principal, el aeropuerto de Schiphol, han originado una nueva pol¨¦mica. Y esta vez s¨ª que la cantidad de droga dura que puede introducirse sin ser perseguido, alrededor de los tres kilos, ha sorprendido desagradablemente a sus socios europeos.
El ministro Donner propuso estos controles al Parlamento despu¨¦s de comprobar que la mayor¨ªa de los vuelos procedentes de las Antillas y desde Surinam ven¨ªan cargados de 'mulas'
De no ponerse coto, por Schiphol entrar¨ªan en Holanda unos 20.000 traficantes anuales de coca¨ªna, seg¨²n c¨¢lculos oficiales. Un 20% lleva la droga encima; el 80% restante, en el equipaje
De no ponerse coto, por Schiphol entrar¨ªan en los Pa¨ªses Bajos unos 20.000 traficantes anuales de coca¨ªna, seg¨²n c¨¢lculos oficiales. Un 20% lleva el narc¨®tico encima, ya sea en el est¨®mago como las mulas, o bien sujeto al cuerpo. El 80% restante la esconde en el equipaje. Semejante avalancha colapsar¨ªa los servicios policiales del aeropuerto -cercano a Amsterdam- y el sistema judicial mismo. No hay celdas suficientes para todos por muchas ampliaciones que se hicieran. As¨ª que el titular de Justicia, el democristiano Piet Hein Donner, ha puesto en pr¨¢ctica un control selectivo de los traficantes que es evaluado de forma constante. Y sobre cuyos resultados es informado con puntualidad el Parlamento.
El procedimiento es simple. Los pasajeros que pretenden entrar en el pa¨ªs con los tres kilos de coca¨ªna que el Gobierno "ni confirma ni desmiente", primero son detenidos y fichados por la polic¨ªa. Una vez requisada la droga en cuesti¨®n, se remiten sus datos personales a todas las compa?¨ªas a¨¦reas con permiso de aterrizaje y despegue desde el aeropuerto holand¨¦s. Es una forma r¨¢pida de convertirles en persona no grata para cuando intenten abordar otro avi¨®n. A continuaci¨®n se les invita a abandonar el pa¨ªs con el billete de vuelta que suelen llevar. No van a la c¨¢rcel, pero sus posibilidades de regresar por v¨ªa a¨¦rea quedan muy mermadas. Si se trata de correos con pasaporte holand¨¦s, en su mayor¨ªa originarios de las Antillas y Curazao, las antiguas colonias en el Caribe, no se les puede impedir que penetren en el pa¨ªs. Sin embargo, una vez incluidos en los archivos policiales su margen de maniobra es reducido. Si no tienen un domicilio en regla en Holanda, la mayor¨ªa opta por regresar.
"Con las nuevas medidas tratamos de impedir que los traficantes sigan escogiendo Schiphol como su puente europeo para meter droga en el continente. El peso exacto de la sustancia es lo de menos. Los que llevan poco siguen teniendo problemas, aunque no sean juzgados. Piense en las organizaciones criminales que les han hecho el encargo. El correo detenido no cobra el dinero pactado por el viaje, y, al volver a su pa¨ªs de origen, est¨¢ marcado", afirman fuentes del departamento de Justicia. Cuando la cantidad de droga requisada supera los tres kilos, s¨ª acaban en una celda durante cuatro o cinco meses.
El ministro Donner propuso estos nuevos controles al Parlamento despu¨¦s de comprobar que la mayor¨ªa de los vuelos procedentes de las Antillas, y ahora tambi¨¦n desde Surinam, el otro viejo territorio de ultramar, ven¨ªan cargados de mulas. "Antes de que empez¨¢ramos a revisar a todos los pasajeros, llegaban unas treinta o cuarenta mulas por avi¨®n. En estos momentos no son m¨¢s de tres o cuatro", aseguran en Justicia. Adem¨¢s de la apertura de los equipajes y cacheo de los viajeros, y la tripulaci¨®n, de los aviones con destino o procedentes de ambos lugares, se revisa a fondo el resto de la carga. La colaboraci¨®n con las Antillas resulta asimismo indispensable para mantener la integridad de un aeropuerto por el que pasan 41 millones de pasajeros anuales y 1,2 millones de toneladas de carga.
Los expertos oficiales calculan que la demanda del mercado interno holand¨¦s de coca¨ªna no supera las ocho toneladas anuales. Teniendo en cuenta que a Schiphol podr¨ªan llegar hasta 50 toneladas al a?o, "est¨¢ claro que el aeropuerto se hab¨ªa convertido en la abertura por la que se introduc¨ªa estupefaciente destinado al consumo europeo". Los datos recopilados por Justicia se?alan que, hasta septiembre de 2002, fueron detenidos en Schiphol 1.311 correos de droga, de los cuales 503 eran mulas. Entre el 1 de enero y el 31 de julio del mismo a?o se confiscaron 3.600 kilos de drogas.
La lucha contra el tr¨¢fico de coca¨ªna en Schiphol est¨¢ sujeta a escrutinio permanente y puede ser objeto de modificaciones en los pr¨®ximos meses. Con el hach¨ªs el enfoque es distinto. Fieles a la divisi¨®n entre drogas blandas (cannabis) y duras (¨¦xtasis, hero¨ªna y coca¨ªna) sancionada por las leyes, la posesi¨®n particular de hach¨ªs no suele perseguirse. Por debajo de los 30 gramos nadie va a la c¨¢rcel. Adem¨¢s, seg¨²n los ¨²ltimos estudios encargados por el propio Gobierno, "el consumo personal de dichas cantidades m¨ªnimas no ha incrementado el uso de hach¨ªs en Holanda m¨¢s que en otros pa¨ªses". Para los cr¨ªticos, sobre todo en la vecina Alemania, una actitud tan laxa anima la drogodependencia y sus males.
1.500 locales de marihuana
Otra cosa son los caf¨¦s donde est¨¢ permitida la venta y consumo de marihuana. Aunque las autoridades subrayan aqu¨ª la importancia de la rehabilitaci¨®n del toxic¨®mano, la prohibici¨®n est¨¢ ganando terreno a la tolerancia. Los caf¨¦s del hach¨ªs est¨¢n pensados para que los consumidores no tengan que recurrir a una organizaci¨®n criminal para comprar la droga. Pero son tambi¨¦n una atracci¨®n tur¨ªstica poco apetecible y un entorpecimiento para el desarrollo arm¨®nico de los barrios donde se ubican. Su presencia baja el precio de las viviendas y ahuyenta a nuevos residentes que renovar¨ªan la zona. Hoy quedan unos 1.500 locales peque?os e independientes, sobre todo en las grandes ciudades, y ya no se pueden vender 30 gramos por persona en su interior. La cantidad permitida no supera los cinco gramos por cliente, y siempre a mayores de edad. Los ayuntamientos pueden cerrarlo o imponer multas si hay disturbios, y la mayor¨ªa los aparta de los colegios cuando concede un permiso de apertura. Por encima de los 30 gramos, la posesi¨®n de cannabis est¨¢ penada hasta con dos a?os de c¨¢rcel. Lo mismo ocurre con la producci¨®n. Para el tr¨¢fico se estipula un m¨¢ximo de cuatro a?os.
?xtasis de fin de semana
A PESAR DE QUE LOS INFORMES de Naciones Unidas se?alan que la producci¨®n de ¨¦xtasis se ha trasladado a los pa¨ªses de la Europa central y del este, se sigue relacionando a Holanda con el tr¨¢fico de la droga de dise?o por excelencia. Las autoridades lo saben y por eso han reforzado su lucha contra las denominadas "p¨ªldoras de fin de semana". En estos momentos el pa¨ªs cuenta con una Unidad Especial de Investigaci¨®n y Aprehensi¨®n de la polic¨ªa, con 312 agentes dedicados a la b¨²squeda y desmantelamiento de laboratorios para impedir la exportaci¨®n de la droga. Existe asimismo, desde 1996, un Departamento para las Drogas Sint¨¦ticas que investiga y coordina la lucha contra el ¨¦xtasis y es un punto internacional de contacto en este campo.
Seg¨²n el informe anual sobre el ¨¦xtasis publicado en 2002 por el Ministerio de Justicia, dicho equipo tiene un abultado horario laboral. Ese a?o fueron confiscados seis millones de pastillas y desmantelados 43 laboratorios, ocho m¨¢s que en 2001. El hallazgo de estas f¨¢bricas es esencial, puesto que Holanda es un centro importante de manufactura e importaci¨®n y exportaci¨®n de las sustancias necesarias para fabricar ¨¦xtasis.
Mientras la polic¨ªa y los fiscales colaboran de forma estrecha en "conspirar contra el ¨¦xtasis", la Universidad Erasmus de Rotterdam ha tratado de elaborar el perfil de los traficantes. De un estudio sobre los 268 holandeses detenidos en otros pa¨ªses en 2002 por transportar la droga, se desprende que la mayor¨ªa son hombres entre 31 y 35 a?os. M¨¢s de un 70% ten¨ªa antecedentes penales y un tercio hab¨ªa cometido cinco o m¨¢s delitos anteriores no relacionados con las drogas. Para las autoridades nacionales, esto demuestra que el principal problema del ¨¦xtasis es de percepci¨®n. Las leyes lo consideran una droga dura, y, como tal, castigan la exportaci¨®n hasta con 12 a?os de prisi¨®n; la venta, con seis; la producci¨®n, con seis, y la posesi¨®n, con cuatro a?os. A los usuarios, principalmente j¨®venes y durante sus horas de ocio, les parece, por el contrario, una droga blanda que pueden adquirir en grupo y sin notar el contexto delictivo que acompa?a a la propia fabricaci¨®n.
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