Dibujos muy animados
La negativa de Disney a aceptar la OPA de Comcast dispara las incertidumbres sobre el futuro de la compa?¨ªa
Nadie se pregunta por qu¨¦ Michael Eisner, el presidente de Disney, no quiso aceptar la oferta de Comcast. Nadie se pregunta tampoco si Disney est¨¢ o no realmente en venta. La pregunta es qui¨¦n lo va a comprar. La oferta p¨²blica de adquisici¨®n (OPA) de Comcast, rechazada d¨ªas despu¨¦s por el Consejo de Administraci¨®n de Disney, pod¨ªa haber llegado a sumar m¨¢s de 60.000 millones de d¨®lares entre intercambios accionariales y deuda asumida. La operaci¨®n hostil nunca fragu¨®, pero la ambici¨®n de Brian Roberts, el presidente de Comcast, ha permitido descubrir a unos at¨®nitos espectadores que en el mundo del entretenimiento de Estados Unidos todo tiene un precio.
Los accionistas de Walt Disney Co. decidir¨¢n el pr¨®ximo 3 de marzo la renovaci¨®n de Eisner en el cargo de presidente o su despido inmediato
Comcast lidera la televisi¨®n por cable en EE UU, con m¨¢s de 21 millones de abonados. A su lado, Disney parece una empresa rancia
Quiz¨¢ Brian Roberts ponga m¨¢s dinero encima de la mesa. Quiz¨¢ General Motors quiera agrandar su imperio, aunque eso presente ciertas dudas reguladoras porque ya posee una cadena de televisi¨®n, la NBC, y Disney aportar¨ªa la suya, la ABC. Viacom no necesita los contenidos porque ya tiene suficientes canales, como la MTV. Time Warner tiene bastante con el da?o que le ha hecho la uni¨®n con America On Line, y Rupert Murdoch no parece tener inter¨¦s en la empresa de dibujos animados. Quiz¨¢ haya un gran magnate interesado en la marca del rat¨®n, como John Malone y su Liberty Media o Bill Gates y su Microsoft, que, al fin y al cabo, ya posee m¨¢s de un 7% de Comcast.
Esta empresa no ser¨ªa nada sin operaciones hostiles como el golpe de mano que ha intentado en el Consejo de Administraci¨®n de Disney. La compa?¨ªa naci¨® como min¨²scula distribuidora de cable en Tupelo (Mississip¨ª). Durante un tiempo, su nivel m¨¢ximo de abonados parec¨ªa estancado en la rid¨ªcula cifra de 1.200. A golpe de talonario, el empresario local que presid¨ªa la compa?¨ªa, Ralph Roberts, empez¨® a agrandar el negocio en otros mercados poco relevantes y, por tanto, baratos. Poco a poco, decenas de operaciones que eran poco importantes por separado llegaron a crear una compa?¨ªa de un tama?o nada desde?able. Roberts, ahora octogenario pero todav¨ªa activo en la compa?¨ªa, ense?¨® a su hijo Brian la esencia de su filosof¨ªa empresarial: "Piensa siempre a lo grande", sol¨ªa decirle.
La 'comcastizaci¨®n'
Hace dos a?os, Comcast hizo con AT&T Broadband lo mismo que pretend¨ªa hacer con Disney. Aquella operaci¨®n hostil funcion¨® porque el Consejo de Administraci¨®n de esa compa?¨ªa se rebel¨® contra la negativa de la direcci¨®n a ser absorbida por Comcast. Una vez en manos de esta compa?¨ªa, se cambiaron las redes de cable para adaptarlas a los nuevos servicios digitales y se crearon centros regionales para distribuir el negocio en funci¨®n de las necesidades de cada mercado. Ese proceso de distribuci¨®n regional que se conoce ya como comcastizaci¨®n permiti¨® recuperar los n¨²meros negros que AT&T hab¨ªa perdido y, por encima de todo, entregar a Comcast el liderazgo del cable en 22 de las 25 grandes ciudades de Estados Unidos.
En la pr¨¢ctica, la mezcla de distribuidores de contenidos con las empresas que los crean s¨®lo ha funcionado en ocasiones contadas. El ¨²nico ¨¦xito reciente parece apunt¨¢rselo Rupert Murdoch, que uni¨® su imperio medi¨¢tico de News Corp al gigante de la distribuci¨®n por sat¨¦lite DirecTV en una alianza que todav¨ªa es demasiado joven como para ser criticada.
Pero el arc¨¦n est¨¢ lleno de intentos fallidos. Time Warner so?aba con una avalancha de beneficios cuando se hac¨ªa con operadoras de cable e imaginaba la formaci¨®n de un imperio inalcanzable cuando un¨ªa su emblema al de America On Line. Corr¨ªan otros tiempos: muchos analistas tecnol¨®gicos que ahora no tienen empleo pensaban entonces que Internet era el medio ideal para la distribuci¨®n de los contenidos de Time Warner. Pensaban que sus dibujos animados, sus pel¨ªculas y sus publicaciones disparar¨ªan sus cifras de distribuci¨®n gracias a Internet.
La realidad fue bien distinta. Las acciones perdieron decenas de miles de d¨®lares del valor que ten¨ªan en el momento de la firma del pacto. America On Line apenas ha logrado introducirse en los hogares abonados al servicio de cable de Time Warner. Y el tiempo ha demostrado que la distribuci¨®n de contenidos por Internet no es la quimera del oro, salvo para los piratas inform¨¢ticos.
Sony tambi¨¦n intent¨® una combinaci¨®n similar cuando compr¨® los estudios de Columbia y TriStar para comprobar poco despu¨¦s que el ¨²nico efecto inmediato no era la sinergia, sino la p¨¦rdida de miles de millones de d¨®lares. ?sa es la palabra de moda en el mundo del entretenimiento, sinergia, el supuesto intercambio positivo que genera la uni¨®n de dos compa?¨ªas complementarias. Comcast basa su imperio en la tecnolog¨ªa y en las buenas relaciones con el Gobierno regulador; Disney sustenta el suyo en la creatividad. Mezclarlos deber¨ªa ser rentable.
Pero que a Murdoch le funcionara la consolidaci¨®n medi¨¢tica no garantizaba un resultado similar a la absorci¨®n de Disney por parte de Comcast. Para empezar, la empresa de Roberts es m¨¢s que una simple distribuidora de cable en un pa¨ªs en el que la televisi¨®n por sat¨¦lite est¨¢ en una posici¨®n casi marginal.
DirecTV extiende su huella de sat¨¦lite por todo el pa¨ªs, pero s¨®lo dispone de un 10% de los abonados a la televisi¨®n de pago. Comcast s¨®lo ofrece sus servicios en un 40% del territorio de Estados Unidos, pero posee el 80% del mercado en esas zonas a las que da cobertura.
Comcast lidera el mercado de cable en Estados Unidos con m¨¢s de 21 millones de suscriptores, a los que suma cinco millones m¨¢s de abonados a los servicios de Internet en alta velocidad. Adem¨¢s, en los dos o tres ¨²ltimos a?os, Comcast se ha ganado una imagen profundamente innovadora. Proporciona una de las conexiones a Internet m¨¢s estables, r¨¢pidas y baratas de un pa¨ªs que ha saltado de la parsimonia cibern¨¦tica de America On Line a la velocidad futurista de la conexi¨®n por cable. Y en televisi¨®n, Comcast ha sido la primera en ofrecer servicios de contenidos a la carta que prometen alterar la manera en la que los espectadores se sientan ante la pantalla; algunas cadenas de pago, como HBO, permiten a su audiencia ver cualquier programa de su parrilla a cualquier hora del d¨ªa. Comcast tambi¨¦n ofrece grabadores digitales y emisiones en alta definici¨®n de una calidad tan espectacular que las tiendas de electr¨®nica no pueden hacer frente a la demanda de televisores de pantalla plana capaces de reproducir esa fidelidad en la imagen.
Una compa?¨ªa rancia
Enfrente, Disney parece una empresa rancia. Alguien dijo que el aspecto de sus ¨²ltimas pel¨ªculas es como el de un viejo actor de Hollywood sometido a la esclavitud del botox para negar su propio envejecimiento. S¨®lo Pixar le ha dado ¨¦xitos en la ¨²ltima d¨¦cada, con los Toy Story, Monsters o Finding
Nemo, y s¨®lo Michael Eisner tiene suficiente arrogancia empresarial como para romper ese acuerdo de distribuci¨®n por una disconformidad en los porcentajes, y suficiente credibilidad entre amigos y enemigos como para lograr luego el apoyo de un Consejo de Administraci¨®n en el que algunos piden continuamente su cabeza.
En ¨²ltimo t¨¦rmino, la operaci¨®n fallida deja una inc¨®gnita sin resolver: ?qu¨¦ habr¨ªa sido de Disney bajo la direcci¨®n de Roberts? Algunos piensan que simplemente habr¨ªa echado el cierre a la secci¨®n de animaci¨®n y habr¨ªa aprovechado el valor de mercado del cat¨¢logo hist¨®rico de la compa?¨ªa. Otros creen que s¨®lo alguien como ¨¦l, innovador y arriesgado, podr¨ªa haber devuelto a la compa?¨ªa del rat¨®n al lugar privilegiado que una vez ocup¨®.
Eisner, en todo caso, no lo tiene f¨¢cil. La consultora Institutional Shareholders Services ha recomendado el voto en contra de la gesti¨®n del presidente de Disney en la junta general de accionistas que se celebrar¨¢ el 3 de marzo. Una propuesta que viene a sumarse a la de Roy Disney, sobrino del legendario Walt, quien lleva tiempo intentando poner a Eisner de patitas en la calle.
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