"No existe una verdad incuestionable"
Gianni Vattimo (Tur¨ªn, 1936) reconoce haber pasado por todas las militancias a las que generacionalmente estuvo obligado durante la segunda mitad del siglo pasado. Se meti¨® en el mundo de la pol¨ªtica desde sus convicciones cat¨®licas y luego fue derivando hacia posturas cada vez m¨¢s de izquierda, cada vez m¨¢s contestatarias. Luego le toc¨® hacer el viaje de regreso, que incluy¨® un nuevo acercamiento y una nueva lectura del cristianismo.
Uno de sus trabajos actuales es el de europarlamentario por Izquierda Republicana de Italia, pero sobre todo sigue con sus libros y sus conferencias y con el oficio de filosofar. Un oficio complicado en estos tiempos en que los grandes sistemas se han ido al garete, pero su punto de partida ha sido precisamente ¨¦se: el de reivindicar el pensamiento d¨¦bil, una actitud filos¨®fica atenta a los distintos intereses que est¨¢n en juego y a las variad¨ªsimas interpretaciones que se hacen sobre las cosas, para escapar as¨ª de los un¨ªvocos conceptos que pretenden abarcarlo todo.
"Hay que recuperar la comunicaci¨®n directa porque los medios est¨¢n corrompidos"
"La verdad tiene que ver con el lugar que se ocupa en el entramado social"
"No hay una ¨²nica manera de describir objetivamente los hechos", comenta Vattimo, que tambi¨¦n dice que "la verdad de las cosas depende del lugar que se ocupe para interpretar lo que ocurre".
Considera que, al rebajar las pretensiones de los discursos que creen en una verdad absoluta, lo que se hace es subrayar la importancia de la democracia, un sistema pol¨ªtico que se funda en la discusi¨®n de alternativas distintas, cada una de ellas con su verdad correspondiente.
Autor de t¨ªtulos como Las aventuras de la diferencia, M¨¢s all¨¢ del sujeto, El fin de la modernidad, ?tica de la interpretaci¨®n o El sujeto y la m¨¢scara, Vattimo visit¨® Barcelona para participar en un ciclo de Caixaforum con una conferencia que titul¨® Filosof¨ªa contempor¨¢nea: adi¨®s a la verdad, y particip¨® tambi¨¦n en uno de los foros organizados en torno a Arco, el que se ocupaba gen¨¦ricamente del tema Nuevas tecnolog¨ªas, ?nuevas formas de arte?
Pregunta. Las mentiras de los pol¨ªticos y la verdad de la filosof¨ªa. Los unos mienten sobre las armas de destrucci¨®n masiva, que deber¨ªan haberse encontrado en Irak, mientras el pensamiento filos¨®fico dice "adi¨®s a la verdad", tal como titul¨® su conferencia. No es un panorama muy alentador...
Respuesta. Me han escandalizado todas esas mentiras que hemos o¨ªdo sobre las armas de destrucci¨®n masiva, pero tambi¨¦n me han hecho reflexionar sobre el problema de la verdad. En un momento dado me di cuenta de que pod¨ªa estar siendo hip¨®crita, y que si mi esc¨¢ndalo era tan grande se deb¨ªa a que compart¨ªa con una gran mayor¨ªa el rechazo a la guerra. Quiz¨¢ mi actitud hubiera sido diferente si esas mentiras hubieran ayudado a una buena causa. La de repartir, de forma gratuita, medicamentos contra el sida en ?frica, por ejemplo.
P. Quiere decir entonces que, seg¨²n sean los fines, unas mentiras son peores que otras.
R. Lo que quiero decir es que no hay una ¨²nica manera de describir objetivamente los hechos y que para acercarse a lo que ocurre pueden servir muchos puntos de vista.
P. Da la impresi¨®n de que usted quiere tirar la toalla.
R. Al contrario. Lo ¨²nico que pretendo explicar es que no hay una verdad objetiva que refleje la realidad en su totalidad. Bush y Blair no nos han dicho toda la verdad; la que nos han contado es la suya. Su interpretaci¨®n. La verdad tiene m¨¢s que ver con el lugar que se ocupa en el entramado social que con una descripci¨®n precisa de lo que pasa.
P. Entonces, la verdad que al final se impone es la del m¨¢s fuerte.
R. En los sistemas totalitarios, sin ninguna duda. Pero no ocurre lo mismo en las democracias y, en ese sentido, merece la pena decir que no existe una verdad incuestionable, definitiva, objetiva. Ya no sirve el argumento que afirma, por ejemplo, que la econom¨ªa de mercado es la mejor, la ¨²nica, porque es verdadera. Es simplemente una opci¨®n m¨¢s y, como todas, discutible. Decimos que algo es verdadero porque partimos de unos datos previos que nos conducen a defender que eso es as¨ª. Es lo que Heidegger llamaba la "apertura" al mundo, el lugar desde donde se ven las cosas y que condiciona las distintas interpretaciones.
P. Si la verdad no existe de manera objetiva, depender¨¢ del que sea m¨¢s convincente. Y en estos tiempos, seguramente el que tiene m¨¢s capacidad de convencer sea el que tiene m¨¢s medios de comunicaci¨®n a su disposici¨®n. Es el caso de Berlusconi.
R. Dec¨ªa Churchill que la democracia es el menos malo de los sistemas pol¨ªticos. As¨ª que no hay m¨¢s remedio que luchar democr¨¢ticamente para mejorar la democracia. Y en ese sentido hubo en Italia batallas por limitar la propiedad de los medios a trav¨¦s de la ley de conflictos de intereses. Pero no prosper¨®. Ahora bien, ?ha conseguido Berlusconi su mayor¨ªa por su capacidad de controlar los medios? No lo creo. Estamos en un momento en que ya nadie es proletario, todos somos de clase media. Y no existe capacidad de movilizaci¨®n. Lo que hay es conformismo.
P. ?C¨®mo se puede trabajar pol¨ªticamente con ese tel¨®n de fondo? Es una pregunta al parlamentario europeo, no al fil¨®sofo.
R. Mi ¨²nico objetivo en el Parlamento europeo es llegar al final de mi mandato sin haber perdido la fe en la democracia. No es nada f¨¢cil, uno tiene en todo momento la vieja tentaci¨®n del leninismo, el af¨¢n de resolver las cosas de un plumazo.
P. ?C¨®mo ve la situaci¨®n actual, con el mundo enfangado en la posguerra de Irak?
R. La idea de imponer la democracia con el lenguaje de las bombas es un sue?o autoritario que s¨®lo ha podido producirse en un mundo en el que no hay equilibrios de poder y en el que impera una ¨²nica superpotencia. Puede sonar parad¨®jico, pero durante la guerra fr¨ªa viv¨ªamos en un escenario mucho m¨¢s seguro. Ten¨ªa un coste muy grande, el de la falta de libertad en las sociedades comunistas. La llegada de la democracia a esos pa¨ªses, sin embargo, no ha significado gran cosa. Han pasado de ser gobernados por un r¨¦gimen autoritario a depender de un mont¨®n de mafias. No hay tantas c¨¢rceles, pero hay m¨¢s hambre. Con una ¨²nica superpotencia, s¨®lo hace falta disponer de una polic¨ªa poderosa para arreglar los problemas.
P. ?Qu¨¦ retos son entonces los m¨¢s relevantes en un futuro inmediato?
R. El ¨²nico camino sensato es el de desarrollar un mundo multipolar, con poderes fuertes que se equilibren mutuamente. Que no s¨®lo exista el dominio total de Estados Unidos, sino que ¨¦ste se mida con el de otras potencias. Europa y China, por ejemplo. Hay, adem¨¢s, otro elemento que altera la paz internacional, el del terrorismo. Cuando s¨®lo existe un centro de poder, la ¨²nica manera que queda de enfrentarse a sus excesos es el de la lucha nihilista de los kamikazes. Para enfrentarse a esa lacra es imprescindible que existan focos distintos de poder en el escenario internacional. Si s¨®lo hay una superpotencia, el orden que se impone es un orden policial.
P. Usted ha firmado hace poco un manifiesto contra la violencia de ETA...
R. Fue una invitaci¨®n de Fernando Savater que acept¨¦, aunque no conozco el problema vasco con todo detalle. Es muy dif¨ªcil generalizar, pues los conflictos de las distintas autonom¨ªas con los poderes centrales son muy diferentes en cada lugar. En Catalu?a, por ejemplo, da la impresi¨®n de que el estatuto de autonom¨ªa ha funcionado bien y que no son enemigos del poder central. Lo que no entiendo es el terrorismo vasco. La espiral de violencia apoyada en el terror s¨®lo puede ayudar a fortalecer al poder central. Combatir esas formas de violencia con m¨¢s violencia tampoco tiene sentido. En el caso italiano, la lucha contra las Brigadas Rojas se llev¨® a cabo gracias a una legislaci¨®n muy fuerte, que supuso una merma de libertades para el resto de los italianos, pero que al final fue eficaz.
P. ?C¨®mo combatir a un r¨¦gimen demasiado fuerte si se renuncia a la violencia?
R. Hay que buscar nuevas f¨®rmulas para enfrentarse a los poderes actuales. La sociedad est¨¢, adem¨¢s, desmovilizada. El mismo instrumento de la huelga es ya un anacronismo. Volvemos a lo de antes, al conformismo de un amplia clase media que no va m¨¢s all¨¢ de sus intereses m¨¢s inmediatos. Y al dominio de la televisi¨®n. Tenemos que tener m¨¢s imaginaci¨®n.
P. Imaginaci¨®n y recursos. Si la gente no sabe lo que pasa, no interviene.
R. Antes, la pol¨ªtica se hac¨ªa de casa en casa repartiendo octavillas, y no desde los espacios privilegiados de la televisi¨®n. Hay una an¨¦cdota de un relato de ciencia- ficci¨®n, creo que de La guerra de los mundos, que es muy pertinente en este sentido. El que finalmente ganaba era el que todav¨ªa sab¨ªa calcular con los dedos. El que no necesitaba de ning¨²n artilugio mec¨¢nico. En estos momentos es imprescindible en pol¨ªtica recuperar la comunicaci¨®n directa porque los medios est¨¢n corrompidos. Es necesario ir de casa en casa y, a ser posible, con la imaginaci¨®n, el entusiasmo y la libertad de los viejos anarquistas.
Babelia
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