"Pap¨¢, toma la Copa"
Nafti, hijo de tunecino y marroqu¨ª, narra sus peripecias en el campeonato de ?frica
"Pap¨¢, toma la Copa". Estas fueron las palabras de Mehdi Nafti (Toulouse, 1978) cuando la pasada semana regres¨® a la casa paterna en el humilde barrio Las Pradettes, en la capital del Alto Garona. En 1996, Sadok, su padre, y Mehdi, segu¨ªan la final de la Copa de ?frica por televisi¨®n cuando al progenitor, desde el sof¨¢, se le escap¨® este deseo: "Ojal¨¢ alg¨²n d¨ªa juegues t¨² la final". Ocho a?os m¨¢s tarde Nafti llamaba a la puerta con una reproducci¨®n del m¨¢ximo trofeo futbol¨ªstico del continente negro en las manos.
Tuvo suerte. "Cuando volvimos al vestuario con el trofeo no hab¨ªa m¨¢s que gritos impidiendo que entrasen los aficionados. Pero aquello se abarrot¨® de gente y se llevaron de todo, botas, ch¨¢ndals y hasta un mont¨®n de medallas de la Copa. Mis compa?eros no paraban de llorar, en medio del entusiasmo, por el robo".
"Tras ganar nos robaron y mis compa?eros no paraban de llorar en medio del entusiasmo"
Nafti, ¨²nico jugador tunecino de Primera, cuenta y no para sobre lo que acaba de vivir en la final que enfrent¨® al pa¨ªs de su padre (T¨²nez) con el de su madre (Marruecos). Antes de llamar a la puerta de su casa de Toulouse se encontr¨® con la sorpresa de cientos de emigrantes tunecinos que le recibieron en el aeropuerto e improvisaron una comitiva festiva.
La Copa exigi¨® una concentraci¨®n de un mes en la isla de Djerba y otra posterior en Hammamet, a tres cuartos de hora de T¨²nez, "est¨¢bamos totalmente aislados en el hotel, con seis guardaespaldas que imped¨ªan el acceso de todos los visitantes, aunque fueran familiares". El contacto con la poblaci¨®n tunecina no exist¨ªa m¨¢s que en el estadio a la hora del partido. "A los entrenamientos, siempre a puerta cerrada, viaj¨¢bamos en un autob¨²s con los cristales tintados para que nadie nos viera; en el hotel est¨¢bamos tan solos que nos dedic¨¢bamos a competir con la play station". Al jugador le fue tan bien con la consola que gan¨® cerca de 500 euros a sus compa?eros de T¨²nez. Bastante menos que el dinero que recibir¨¢ hoy cuando asista a la recepci¨®n del Presidente Zine el-Abidine Ben Ali. Tambi¨¦n recoger¨¢ las llaves de una casa con vistas al mar, que le regalar¨¢ el Gobierno como premio.
Pero hasta ese momento, Nafti, del Racing de Santander desde 2000, ha vivido una existencia dura. Lleg¨® a Francia con cinco a?os. Y, desde entonces, confiesa haber sufrido algunos ataques racistas: "Siempre hay alg¨²n tonto que te molesta". Hijo de un emigrante tunecino, t¨¦cnico del ayuntamiento de Toulouse, y de Lara, una marroqu¨ª que era secretaria hasta que en 2001 se produjo la explosi¨®n de la planta petroqu¨ªmica AZF. A tan s¨®lo 200 metros viv¨ªan los Nafti y su vivienda qued¨® destrozada. Lara sufri¨® las consecuencias de la deflagraci¨®n y por las secuelas del accidente, se ve obligada a estar en casa.
Nafti fue buen estudiante. Obtuvo el t¨ªtulo de bachiller en Econom¨ªa Social. Jug¨® como portero en el Lardeme y como delantero goleador en el Fontainees, hasta que con 9 a?os entr¨® en las categor¨ªas inferiores del Toulouse donde permaneci¨® 11 temporadas y actu¨® de medio, interior y hasta de lateral.
Rapero consumado, dominador de cuatro idiomas (¨¢rabe, ingl¨¦s, franc¨¦s y espa?ol) vive en Santander con su novia Sandrina y su perra Stick. "Los futbolistas nos quejamos de vicio. Somos unos privilegiados y nos creemos alguien, cuando tenemos mucho que aprender de la gente". Nafti no acab¨® de triunfar en el Toulouse, aunque con el gran ex internacional franc¨¦s Alain Giresse, en Segunda, jug¨® 13 partidos, pero le quer¨ªan ceder hasta que se interes¨® el Racing para incorporarle al filial. "Andoni Goicoetxea me dijo un d¨ªa que si sab¨ªa jugar de central, respond¨ª que no; 'pues aprendes', me dijo y debut¨¦ en el Camp Nou ante el Bar?a". Crey¨® que iba a retornar al Racing B pero sigui¨® en el primer equipo ante Madrid y Mallorca hasta que d¨ªas despu¨¦s volvi¨® al filial. "Lo pas¨¦ mal, era demasiado contraste y tem¨ªa que se repitiera la historia de Toulouse". Pens¨® dejar el f¨²tbol y surgi¨® el apoyo de su padre. Le reclam¨® paciencia y "esp¨ªritu indomable" para llegar al Racing y a las ?guilas de Cartago, apodo de la selecci¨®n de T¨²nez.
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