La dinamita del Arsenal revienta al Celta
Los de Antic caen con orgullo ante la mayor pegada y clase del equipo ingl¨¦s, que se adelant¨® siempre en el marcador
De forma insultante, con las piernas en Vigo y la cabeza en la Liga inglesa, el autosuficiente Arsenal revent¨® a un Celta orgulloso, que encaj¨® con entereza cada uno de los golpes que le asestaron los gunners, y que una vez tras otra comprob¨® qu¨¦ poco necesitan los grandes equipos para dominar los partidos. Frente al tremendo desgaste de los de Vigo, el Arsenal puso fe en su dinamita, de forma que fue contando por goles sus escasas oportunidades. Lleg¨® cuatro veces y marc¨® tres goles, sin necesidad de echar mano de los delanteros. Marc¨® Edu dos goles y Pires el tercero, lo que ech¨® por tierra la voluntad y a ratos el buen juego de un Celta que se resiste a morir.
Permiti¨® el Arsenal que el Celta llegase a creer que su rival no estaba en el partido. As¨ª lo parec¨ªa, porque pas¨® apuros sin el bal¨®n y no se deshizo en alardes cuando lo administr¨®. Per¨® lleg¨® y marc¨®. Y cuando el Celta amenazaba con darle la vuelta al partido se volvi¨® a adelantar. Y m¨¢s tarde, tras el empate de Jos¨¦ Ignacio, busc¨® un lugar en el ¨¢rea para que Pires se acomodara el bal¨®n y lo enviara adonde Cavallero no podr¨ªa llegar. Se apoy¨® en Henry, que se iba del partido sin dar se?ales de vida. La facilidad con que devolvi¨® la pared a su compatriota Pires caracteriza a los grandes futbolistas.
CELTA 2 - ARSENAL 3
Celta: Cavallero; Velasco, Sergio, Berizzo, Silvinho; ?ngel (Wagner, m. 63), Luccin, Jos¨¦ Ignacio, Edu (Pinilla,, m. 75); Mostovoi; y Milosevic.
Arsenal: Lehmann; Lauren, Tour¨¦, Campbell, Clichy (Cygan, m, 89); Ljungberg (Bentley, m. 89), Edu, Vieira, Pires; Henry y Reyes (Kanu, m. 76).
Goles: 0-1. M. 18. Falta que saca Pires, cabecea mal Edu, pero recoge el rebote en Berizzo y su nuevo remate, adem¨¢s de herir en la cara con su pierna a Cavallero, que sale a taparle, vuelve a pegar en Berizzo y entra.
1-1. M. 26. Edu cabecea ajustado al poste y bombeado un saque de falta de Silvinho.
1-2. M. 58. Gran recorte de Edu al borde del ¨¢rea a Berizzo y enorme disparo a la escuadra.
2-2. M. 64. C¨®rner que saca Mostovoi y Sergio cabecea hacia Jos¨¦ Ignacio, que fusila.
2-3. M. 80. Doble pared entre Henry y Pires, que culmina el segundo con un tiro cruzado.
?rbitro: Anders Frisk (Suecia.). Amonest¨® a Silvinho, Edu y Henry.
Bala¨ªdos, 30.000 espectadores. Asisti¨® al encuentro el seleccionador ingl¨¦s, Sven Goran Eriksson.
Los nueve minutos que separaron los goles de los dos primeros goles de dos brasile?os llamados Edu, el primero el del Arsenal y al rato el del Celta, sostuvieron en pie al equipo de Vigo. Con la depresi¨®n que ten¨ªa encima este equipo hace nada, reponerse a un golpe como el del primer gol ingl¨¦s era ciencia-ficci¨®n. Por c¨®mo lleg¨®: entre un barullo de empujones en el coraz¨®n del ¨¢rea; por el momento en que sucedi¨®, cuando el grupo de Antic le hab¨ªa perdido el miedo al choque, y por el reguero de sangre que dej¨® en Cavallero, que se parti¨® la cara contra el centrocampista de los gunners.
Bala¨ªdos vivi¨® los casi cinco minutos en los que el juego permaneci¨® detenido tras el gol con el coraz¨®n encogido, como temiendo que el Arsenal se dispusiera a pasarle por encima. Pero el Celta est¨¢ agarrado a la Liga de Campeones con una fuerza indefinible, que le permite sobreponerse a un parte de bajas del tama?o de una convocatoria. Y se hizo con la pelota, lo que oblig¨® al rival a perseguirla y asumir un papel que le es inc¨®modo. Por ah¨ª funcion¨® la apuesta de Antic, que reforz¨® el centro del campo con Jos¨¦ Ignacio en detrimento de un hombre de ataque.
No es que el Celta no se acordara de las bajas. Estaba el partido para Gustavo L¨®pez y Jesuli, porque el poder¨ªo defensivo del tr¨ªo formado por Campbell, Tour¨¦ y Vieira hac¨ªa agua por los costados. Y si Edu se pudo asociar con Sylvinho por la izquierda, los de Vigo extra?aron durante toda la primera parte alguien que explotase la inexperiencia de Clichy en su lateral. Por all¨ª, ?ngel se perdi¨® en una t¨¦cnica inversamente proporcional a su entusiasmo. Y ahora que el Celta parece volver a apostar por la calidad, gente como ¨¦l pasa problemas.
Uno de los m¨¦ritos del Celta consisti¨® en impedir los contraataques. Sin encerrarse en su campo, evit¨® que el Arsenal le cogiera en despistes, y tard¨® 55 minutos en lanzar su primera contra, en la que Reyes y Henry ense?aron las u?as. Para entonces, los de Bala¨ªdos ya hab¨ªan igualado, en una falta que sac¨® un ex jugador del Arsenal, el brasile?o Sylvinho, y que cabece¨® con elegancia Edu. Y a partir de ah¨ª sigui¨® jug¨¢ndole sin complejos ante la aparente indolencia del equipo de Wenger.
La segunda parte tuvo la ¨¦pica que merece una competici¨®n as¨ª, con dos equipos a tumba abierta que imprimieron un ritmo fren¨¦tico al bal¨®n. Antic observ¨® los problemas de Clichy y le puso encima a Edu, que cambi¨® la banda con ?ngel. Y el Celta encontr¨® un nuevo recurso, con la asociaci¨®n de Mostovoi, y con m¨¢s espacio por la izquierda para Sylvinho. S¨®lo tard¨® un minuto Mostovoi tras el descanso en estrellar un bal¨®n en el larguero, y su peligro se multiplic¨®. Pero el gigante ingl¨¦s se desperez¨®. Primero con un gol impresionante de Edu, que plant¨® a Berizzo con un recorte y teledirigi¨® la pelota a la escuadra. Y cuando Jos¨¦ Ignacio volvi¨® a poner el empate, respondi¨® a la porf¨ªa celeste con una suave pared entre Henry y Pires, que cay¨® como una enorme losa sobre un Celta autorizado a lamentar su suerte.
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